Me escribe un candidato a opositor que me “ofende” un poco cuando me llama “inestable” por mi recurso a la química y me veo en la necesidad de defenderme. Siempre lo he dicho: soy un tío bastante susceptible…
Firmum: El problema es que mi personalidad es “inestable”, por lo que me has transmitido en tu blog, muy en la línea de la tuya.
Justito: Yo no soy una persona inestable. Lo fui durante un periodo concreto de mi vida y como consecuencia de la incorrecta asimilación de un suspenso y de un sobresfuerzo muy considerable. Francamente, empezar una oposición de esta categoría pensando en medicarse – me consultaba sobre esa posibilidad en el mismo e-mail – no me parece lo más sensato. Cuando yo empecé a medicarme “en serio” llevaba en torno a seis años de oposición y había aguantado el segundo ejercicio en mi primera convocatoria suspendiendo de forma “rigurosa” (lo dijo mi preparador, no yo) aquel ejercicio. Has visto semejanzas entre tu y yo, pero yo no creo que las haya. Yo cai enfermo a medio camino. No tenía esas debilidades (por llamarlas de algún modo) al comenzar y, a pesar de ello, tu te metes en una oposición aún peor que la mía y ya te planteas comenzarla con medicación. Lo que yo tomaba era paroxetina. Fue un comprimido diario durante los tres o cuatro últimos años, más o menos, de casi once de oposición aunque la tomé junto con otras cuantas cosas más (prefiero casi que no recordarlo pero lo tengo contando aquí) aunque solo (insisto) en la etapa media-alta-final de mi largo periplo como opositor. Si yo hubiera caído enfermo enseguida o tuviera tu carácter inestable probablemente ni hubiera empezado. Si, en ocasiones, he contado que lloraba a los quince días de empezar, creo que era más bien por haberme hecho consciente del enorme lío en el que me había metido, y si llevo contando todo esto desde hace unos años (en el blog y ahora en mi libro) es porque pienso que puede ayudar a los demás a sobrellevarlo y a salir adelante. Si quieres intentarlo inténtalo a pelo primero y pruebas a ver qué pasa y cómo te encuentras. No te puedo aconsejar otra cosa. Iniciar un camino tan complicado bajo tratamiento me parece erróneo. Imagínate cuando empiece la presión. Si te dijera otra cosa te mentiría. Por cierto, ¿te has hecho con mi libro?
Firmum: La propuesta de medicarme desde el principio, dado que conozco mi forma de ser, la he formulado basándome en las reflexiones de tu blog sobre la influencia de la química. Literalmente escribes:
“Así que cometí dos errores. El primero fue tardar en medicarme. Me dirán que si necesitaba medicarme lo mejor hubiera sido dejar la oposición. No estoy de acuerdo. Cualquier otro episodio de mi vida (de la vida) me hubiera podido colocar en similar situación y yo siempre supe que mi único problema era la puñetera oposición y que llegado el final, todo acabaría. Volvería a estar bien y a ser yo mismo. Esa era mi apuesta: salir por la puerta grande. Además tengo absolutamente claro que no hubiera aprobado la oposición sin la química, así que me doy por satisfecho “con la experiencia”. Ojalá hubiera empezado con ella en 1995 y no en 1999. Tal vez me hubiera ahorrado cuatro años de sufrimiento y hubiera aprobado en la media nacional de esos seis o siete años, que ya son bastantes.”
Justito: Sí, vale, está escrito, pero yo no me planteé medicarme antes de empezar a estudiar. La diferencia entre lo que a mi me sucedió y tu planteamiento es muy considerable.
Firmum: Fue al leer sobre tu experiencia cuando me planteé cambiar de táctica y coadyuvar el ya de por sí tortuoso camino de la oposición con ayuda química, porque el hecho de empeorar mi estado de ánimo con el paso del tiempo y el incremento de presión por los exámenes es algo que ya de por sí estoy destinado a sufrir, con medicación o sin ella. Y si la paroxetina se puede tomar durante cinco años sin problema, pues son esos mismos años los que me propongo opositar, ya apruebe o ya suspenda. La estrategia que planteaba era la de tener de constante compañera a la paroxetina en esos cinco años. En cualquier caso, disculpa la osadía de decir que eras inestable, simplemente me sentí identificado al leerte y sobre todo al leer que te lamentabas de no haberte medicado mucho antes. Adquiriré tu libro para saber un poco más de tu experiencia.
Justito: En 1995 yo ya llevaba cuatro años opositando. Empecé en 1991. Si hubiera tenido que empezar con la paroxetina en 1991, hubiera sido inviable. Además, ¡no me hacía falta¡, me hizo falta años después. Si en 1995 me hubiera medicado tal vez podría haber aprobado en el 97 con mi hermana. Mi miedo, mi idea de que podía superarlo sin ayuda química, mi temor a engancharme, me hicieron demorar la decisión unos tres años, pero insisto que no es lo mismo plantearlo desde el día 1 de la oposición o desde casi el principio. Con tu interpretación de mi experiencia me vi en la “necesidad” de “defenderme” de esa calificación de inestable. Creo que soy una persona muchísimo más equilibrada que la “media nacional”, con una inmensa capacidad de trabajo y a la que le gusta mucho lo que hace, empleando mucho tiempo en cosas que no dan beneficio económico pero que sí producen realización personal y me dan algunas otras satisfacciones, aunque también tengo mis ambiciones: que mi notaría funcione, que mis artículos se lean o que mi libro se venda, por poner algunos ejemplos. Insisto, pruébate un poco “sin” y ya veremos que pasa. Ya me contarás que te parece el libro y cualquier cosa, la hablamos. Imagino que sabes que me gusta utilizar las historias que me cuentan para mis posts, pero no te preocupes que no serás reconocible en absoluto.
Firmum: “Entiendo perfectamente lo que dices, es lo más lógico. Plantearse una oposición en un pretexto de agobio y medicarme no es en absoluto ni conveniente ni ideal. Tu opinión reside en la más irrebatible coherencia. La realidad es que, aunque no nos conozcamos personalmente, como me he tomado la libertad de “sincerarme”, y dado lo bien que me has atendido careciendo de necesidad alguna y de manera desinteresada, te contaré que aunque soy muy apretado y perfeccionista para los estudios, también debo romper una lanza en mi favor y contarte que también tengo una gran capacidad de trabajo y que soy ambicioso. En cualquier caso, lo ideal es efectivamente no tomar nada, pero si a mi el tomarlo me puede ayudar a intentarlo, estoy dispuesto a asumir ese riesgo, aunque no sea ni ideal ni conveniente. Lo consultaré y realmente teniendo mi vida solucionada (dato importante a la hora de enfocar unas oposiciones) si puedo intentarlo, como me decía un amigo, ¿por qué no? Quizá no tengo el mejor temperamento para opositar pero también tengo alguna ventaja comparativa que debo poner en valor”.
¿Ayuda psicológica desde el minuto 2?
La consulta de Firmum me ha recordado a la de Relinquo.
Relinquo: Llevo solo dos meses preparando y ya me he planteado seriamente dejarlo (a pesar de tener claro lo que quiero y que no me gusta otra cosa). Estoy muy desanimado y he pensado que tal vez podría ayudarme un psicólogo. Creo que tu acudiste al psicólogo cuando ya llevabas muchos años opositando y lo que me gustaría preguntarte es si crees que es normal mi situación o si está claro que debería dejarlo. Me preocupa estar tan mal llevando solo dos meses y temo enfermarme.
Justito: Si te soy sincero, yo me preocuparía si a los dos meses de empezar estuviera ya pensando en ir al psicólogo. Yo no llevaba “muchos años” cuando fui al psicólogo. Lo hice a los tres o cuatro años (que no me parecen muchos teniendo en cuenta que tardé casi once). Pero, insisto, a los dos meses, parece que estamos ante un mal comienzo. No obstante, a mi a los quince días se me hizo un nudo en todo el cuerpo viendo lo que me tenía que meter entre pecho y espalda en los años siguientes, así que pienso que al igual que vamos al nutricionista o al personal trainer, ¿por qué no ir a un terapeuta, psicoanalista o psicólogo que te ayude a canalizar tus emociones? Si tienes vocación e ilusión y no se te está dando mal, puedes probar a ver si te ayuda, aunque volviendo al principio, quizá la cosa no pinte demasiado bien para ti. En cualquier caso, mucho ánimo.
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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Que miedo me han dado siempre “los estables”. La paroxetina- como otros antidepresivos- es practicámente un placebo, que ayuda al opositor y no tiene prácticamente efectos secundarios. Estos puristas me recuerdan a los “vampiros” que van por las habitaciones de los corredores del Tour de Francia a las 0.3 ó 0.4 de la mañana haciendo extracciones de sangre. Cada uno se “dopa” como quiera. Es su libérrima decisión.
Recibe un cordial saludo.
José Manuel Antón de la Calle.
Buenas tardes José Manuel:
Entiendo que consideras a la paroxetina y a otros antidepresivos como un placebo sin que ello implique que todos lo sean.
No estoy de acuerdo con ninguna de las dos opciones.
Tengo la sensación de que has podido sacar una conclusión equivocada de la conversación objeto de este post de hoy.
En cualquier caso, gracias por la participación, saludos, Justito El Notario.