Ya he tenido la suerte de participar antes en otros trabajos similares. La primera vez hablamos de Deontología, la segunda de Redes Sociales y en esta tercera de Psicología y oposiciones.
1.= ¿Qué es lo que más demanda un opositor?
La demanda de ayuda psicológica en el ámbito de las oposiciones tendría que normalizarse. Los psicólogos tienen un nicho de trabajo muy importante con este colectivo. Yo creo que el opositor medio suele tener muchas necesidades psicológicas, pero no las manifiesta más allá de su círculo familiar más próximo (padres, pareja y, tal vez, hermanos). Los amigos no suelen comprenderte, los preparadores generalmente no se ocupan del aspecto psicológico y los compañeros no son una vía de desahogo apropiada puesto que al fin y al cabo son nuestros rivales y no deben conocer en profundidad nuestros puntos débiles, nuestras neuras o nuestras miserias (al menos, a mi modo de ver).
Es habitual en el opositor tener miedo a manifestar sus problemas psicológicos o psiquiátricos y, por tanto, a recurrir a la ayuda profesional que es indispensable cuando los problemas adquieren una cierta importancia. En mi caso, en tan solo un par de meses de oposición ya manifesté algunos síntomas que deberían haber tenido una canalización adecuada.
Mis problemas iniciales fueron asumir la dificultad de la tarea y la escasez de tiempo libre, la lejanía de la meta o de un resultado final positivo, el inconsciente (e injusto) resquemor (leve resquemor, quede claro) hacia mis padres que de alguna manera me habían abocado a aquel monumental lío de la oposición o la imposibilidad de continuar haciendo una vida normal con los que me rodeaban especialmente en el ámbito familiar que, pensaba yo, no se adaptaba lo suficiente a la situación tan complicada en la que yo me había situado y en la que estaría inmerso durante unos años (muchos más de los que en principio pude pensar).
Por supuesto, no todos los opositores tienen demandas psicológicas. A algunos su fortaleza les permite abordar el encierro y el esfuerzo con absoluta normalidad y no porque estén acostumbrados, que en parte lo están, sino porque tienen unas capacidades personales inusuales que les hace innecesario el refuerzo psicológico. Cualquiera de nosotros volveríamos al campamento base en la escalada del Everest que representa una oposición de las “de élite” a las primeras dificultades, pero otros tienen unas capacidades innatas que les permiten afrontar el reto sin casi despeinarse. No sé si a priori es posible saber quien es un opositor ochomilista que no sufrirá el mal de altura y quien tendrá dificultades a las primeras de cambio y necesitará oxígeno para hollar la cumbre. Supongo que un profesional será capaz de vislumbrarlo fácilmente. En el ámbito de la preparación suele decirse que son fácilmente reconocibles los opositores que “tienen madera” para aprobar, desconociendo que los problemas psicológicos nos acechan a todos, incluso a los que teóricamente son los mejores candidatos al aprobado. Esa “prueba de la madera” que para su fuero interno nos practica el preparador tiene un alto nivel de error y, lo que es peor, ese error elimina del sistema a opositores que bien tallados en el ámbito del estudio y asistidos psicológicamente podrían llegar también a la meta. Al igual que hay candidatos con todas las condiciones para conseguirlo y no lo hacen, también hay muchos otros que a priori no resultan tan válidos y que luego se descubren a si mismos y a los demás como grandes opositores y hasta puede que en el futuro como los mejores profesionales.
Sentadas estas premisas, yo diría que lo primero que un opositor va a necesitar es ayuda para afrontar su nueva vida. Asumir un encierro que tiene una duración media de seis o siete años no es tarea sencilla, aunque al principio no seas consciente de lo dura y larga que será esa condena – probablemente ayudaría mucho pensar que no es una condena sino un periodo de formación y de inversión en nuestra futura vida – y que vas a estar estudiando no menos de ocho horas diarias, seis días a la semana. El segundo reto es encajar la dificultad de la materia y el nivel con que se te exigirá por los preparadores tanto en la cantidad de temas semanales, como en la calidad con que se les recitan. El nuevo estudio en nada se parece a lo que has hecho hasta ese momento.
Encerrarse y estudiar a un nivel inusitados son los dos primeros retos con los que muchos ya comenzamos a estresarnos y a estrellarnos. En poco tiempo eres bastante consciente de que tu situación no es fácilmente comprensible para nadie, tiendes a no compartirla y empiezas a encontrarte muy solo.
Encierro, dificultad y soledad. La cosa no ha hecho nada más que empezar. Con los años aflorarán muchos más sentimientos negativos y dificultades.
2.= ¿Qué necesidades psicológicas hay que atender?
Yo diría que hay que proporcionar al opositor las armas interiores para luchar contra esos tres monstruos que espiritual o anímicamente nos acechan: el encierro, la dificultad de la empresa y la soledad en el camino. Convencer al opositor y que este se auto convenza de sus posibilidades y de que los frutos irán llegando, resulta fundamental. Tan fundamental como saberse y verse acompañado y comprendido en el camino por preparadores y familiares, aunque haya preparadores carentes de toda psicología y familias no preparadas para encajar a un opositor de larga duración en sus esquemas. Veo difícil hacer algo en el ámbito familiar, pero sí creo posible emparejar a los opositores más débiles psicológicamente con los preparadores más fuertes en este campo, aunque el preparador con escasa psicología y que solo valora el rendimiento, también puede necesitar ayuda para afrontar que, psicológicamente, les resta fuerzas a sus alumnos y les hace daño, un daño permanente y, a veces, irreparable.
Algunos no tienen necesidades, otros no son conscientes de las que tienen hasta que se estrellan y un tercer grupo necesitaría un refuerzo mental desde casi el principio de la oposición.
La preparación no debería ceñirse a los temas, al cante o a la clase práctica; el preparador debería todas las semanas interesarse por el estado de ánimo del opositor, por las circunstancias de su entorno, ¿cómo estás?, ¿cómo te ha ido? Quizá aquello del guante de seda y el puño de hierro sea efectivo con más dosis de hierro que de seda para algunos y de todo lo contrario para otros.
3.= ¿Qué mantiene a los opositores activos, disciplinados y concentrados en el estudio?
Yo diría que los resultados. En algo que tiene una larga duración media, hay que ir dando la talla semana a semana y consiguiendo metas y resultados. Alcanzar el número de temas que el preparador te exige y conseguir cantarlos en tiempo y con calidad suficiente. Confrontar tus cualidades personales viendo que lo haces bien, que tu memoria es buena, que mantienes el ánimo y disfrutas del escaso tiempo libre, que tu entorno te apoya, que te gusta lo que haces o que haya buena sintonía con el preparador, son las motivaciones que te hacen no decaer, mantener el ritmo y el mejor grado de concentración sabiendo que la oposición es larga, que la tuya puede serlo más de lo habitual y que casi todos tendremos algún altibajo en los años que durará el esfuerzo.
4.= ¿Qué nos contestaría un opositor si le plantearas que, igual que necesita un preparador, le vendría bien un psicólogo?
He recordado montones de veces el momento en que mi preparador me dijo un día que ya no sabía como ayudarme. Ahora pienso que probablemente debió decírmelo mucho antes de lo que me lo dijo porque cuando aquello sucedió yo ya estaba completamente hundido, ya había pasado por el psicólogo y solo quedaba abierta la vía de la medicación.
A mi juicio, la mayoría de los opositores lo entenderían y hasta creo que harían caso al preparador y recurrirían al tratamiento. En mi experiencia adquirida a través de tantas consultas recibidas en mi blog, cuando se lo planteo a los que me parece que lo necesitan, suele aceptarse como una opción, aunque también hay quienes se rebelan y no son conscientes de que es lo que verdaderamente necesitan y de que hasta podría ser su último cartucho para continuar y conseguirlo. A estos cuando se lo dices es fácil escucharles cosas como, “bueno, tampoco estoy tan mal”. Entonces yo releo lo que me han contado y me ratifico en lo que les he dicho y hasta les contesto, ¿pero tú has visto las cosas que me has escrito?
5.= ¿Te atreverías a plantearles la psicología como una necesidad o un complemento a su preparación?
Desde luego que sí. De hecho, ya lo hago porque, aunque yo no preparo en sentido estricto (sí que hago algunos pinitos con el tercer ejercicio) me han consultado docenas de opositores que me han convertido en una especie de “gurú” habiéndome parecido oportuno decírselo a muchos de ellos.
6.= Y, por último, ¿por qué crees que nadie se ha planteado una intervención con esta población, que es muy joven, que está necesitada y a la que podría ser de gran ayuda?
Bueno no sé si es correcto decir que nadie se lo haya planteado. Mas bien diría creo que casi nadie lo ha contado (bueno yo sí, en mí “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”).
Es común escuchar que si necesitas ayuda psicológica o psiquiátrica lo que demuestras es que no tienes capacidad suficiente y que lo que te corresponde es dejar la oposición y hacer otra cosa. Estoy convencido de que esto es un gran y error y a la prueba de mi propia experiencia me remito. Quizá lo que hay que conseguir transmitir es que necesitar ayuda psicológica con la oposición y hasta tratamiento, no es nada extraordinario o no debe considerarse así, aunque haya ciertos límites o excepciones. Una cosa es necesitar ayuda digamos que de manera inesperada y otra es saber de antemano que sin esa ayuda y sin tratamiento no lo conseguirás nunca porque ya lo recibes o estás a punto de ello desde un principio. Eso para mí sería como poner a un asmático a subir el Everest sin oxígeno. Hay que ser consciente y realista con las propias capacidades y si bien no está mal ponerse a prueba, tampoco uno debe decepcionarse en exceso cuando la tozuda realidad le sitúa en un escenario de falta de capacidad para conseguir un reto de enorme envergadura. También es especial y distinta la situación de aquellos que ya han recurrido a todo tipo de soluciones que no les funcionan y acumulan un número escandaloso de años opositando con escasas perspectivas de conseguir el ansiado aprobado. Para estos siempre he pensado lo mismo: todos hemos de caer del guindo solos, aunque es muy posible que les acaben dando con la puerta en las narices y continúen en solitario sin recibir ninguna clase de ayuda ni en la preparación, ni en lo psicológico. ¿Podríamos llamarles algo así como opositores zombis …?
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Buenas tardes Justito.
En mi época era un tema tabú. Nadie tuvo la valiente decisión de acudir a un profesional. Y más de uno lo necesitábamos. Yo el primero. Pero detrás mío recuerdo a varios más, cuyo único apoyo y consuelo era el que podíamos obtener entre nosotros. Ningún preparador -y fueron muchos- se preocupó jamás por este asunto.
Me viene a la cabeza Pilar, con una vocación notarial innata y una extraordinaria opositora. Mucho mejor que yo. Dominaba los dos primeros ejercicios con soltura. Todos pensábamos que aprobaría sin excesiva dificultad. Ahora bien, tan pronto salía la convocatoria se convertía en otra persona. Empezaba a titubear y a cantar con desconfianza. Cuando quedaban un par de semanas se autoinmolaba. Y así durante tres convocatorias. Acabó perdiendo más de 30 kilos y lo tuvo que dejar. Éramos muy amigos y la estoy intentando localizar (después de tantos años de silencio mutuo) para que que lea este post.
El miedo irracional e insuperable, la responsabilidad exacerbada para con los demás y el sentimiento de culpa y fracaso es un cóctel que nos ha dejado en la cuneta a muchos. No teníamos un Justito que te guiara y te hiciera ver que esos trastornos eran lógicos y tratables.
Es verdad que no cabíamos todos en la misma nube. Sin embargo, no sé, tengo la sensación de que aquí abajo has creado un hilo invisible entre vidas que en su día se quebraron por la oposición y que ahora nos une al descubrir lo que en realidad nos sucedió.
Sigue tejiendo, por favor.
Un amigo.
Hola Dandanovic:
Perdona que haya tardado en contestarte.
Se debe a dos razones. La primera que experimento un aumento de trabajo en estos días debido a lo propio del final de año y a la jubilación inminente de mi oficiala que cumple los 65 y 43 de servicio a la notaría de Pinoso (ayer estuvimos de celebración). La segunda que tus comentarios hay que saborearlos y me gusta contestarlos con calma.
Tal vez yo pueda ayudarte a localizarla. Conservo todos mis cuadernillos de oposiciones (entre 1991 y 2002) y con cierta dosis de paciencia (y ya sabes que tengo mucha) tal vez pudiera localizarla. No sé si sabes su apellido (imagino que no). Con solo “Pilar” no será fácil pero si sabes apellido o apellidos y me enmarcas alguna fecha, tal vez la localice. Es una auténtica pena que se desperdiciara un talento así.
Por lo demás, es cierto. Nadie se preocupaba y creo que la mayoría siguen sin hacerlo guiados por lo bien que les fue a ellos (si les fue mal, no lo dirán).
Yo tuve miedo, responsabilidad, culpa; era un casi fracasado y estuve medio tirado en la cuneta hasta que un golpe de suerte me puso a tiro la nube que pudo escaparse y finalmente no lo hizo.
Lo demás, lo de después, ha sido tan inesperado como lo fue mi caída y hasta el éxito final y, por supuesto, es causa de muchas de las alegrías de mi actual vida.
Un abrazo y gracias, Justito El Notario.
Gracias Justito.
Se llama Pilar Alsina y ya la he localizado. Como te dije, su vocación notarial era a prueba de bombas. Y para ella lo más facil hubiera sido seguir en la empresa de su padre, un famoso industrial maderero catalán.
Por lo que he visto, eso es finalmente lo que ha hecho, junto con sus hermanos. Curioseando un poco, se aprecia que ahora la empresa es enorme y que ella es miembro del Consejo de Administración.
En fin, me parece que no la voy a llamar. A lo mejor me equivoco, pero me extrañaría que la oposición aun formara parte de su vida.
Tengo que aprender a controlar mis fantasmas, a dejar de imaginar que todos conservamos jirones de aquella etapa.
Gracias, como siempre.
Hola Dandanovic:
No sé si me resulta familiar el apellido por la oposición, por la famosa empresa de autobuses de línea o por cualquier otra cosa, pero me suena.
Sí, es probable que haya mucha gente que lo supere sin más y que solo tengamos noticias de aquellos que nos quedamos algo “colgados” (de un lado o del otro).
No te preocupes que de aquí no sale y si hace falta, borramos el rastro.
En cualquier caso .. a mí me encantaría saber qué opina y cómo se siente. Probablemente hasta podría ayudar a mucha gente con su ejemplo.
Por cierto, yo hice una escritura muy buena con otra maderera: FINSA. Me he sentido siempre muy orgulloso de ella. La segunda mejor escritura de mi vida.
Un abrazo, Justito El Notario.
Esa falta de ayuda psicológica provoca -como en las oposiciones de 1984- que un opositor de Notarías suspendido sacara un arma y disparara contra todo el Tribunal dejando a un catedrático de Derecho Civil lisiado. Es un caso extremo, pero se podía haber evitado con una ayuda adecuada.
Estimado José Manuel.
Efectivamente es un caso extremo, enfermizo o enfermo directamente.
El resto somos capaces de conducir solos o con un poco de ayuda.
Saludos y gracias, Justito El Notario.