El primer número de protocolo: Episodio III

          Nota: La primera edición de este post se publicó el 26 de Noviembre de 2015

A lo largo de la oposición a notarías, cuando ves cerca el final y la ilusión se acrecienta y una vez que consigues el ansiado aprobado, piensas en cual será tu primer número de protocolo.

Muchos pensamos en hacer alguna cosa especial. En mi caso me decanté por resumir mis casi once años de dura oposición en un ACTA DE MANIFESTACIONES, por mí y ante mí.

Los notarios podemos autorizarnos a nosotros mismos algunos instrumentos públicos, pocos, sin necesidad de ir a otro notario y en los términos que establece el Reglamento Notarial.

Uno de ellos es este tipo de Actas de Manifestaciones.

He utilizado el por mí y ante mí para algún poder, para hacerme testamento y para otorgar y autorizar varias actas de este tipo. La primera es la que voy a compartir, con bastante pudor, con vosotros en forma de post y en varias entregas. Creo que a los que ahora están en el camino de ser notarios y a los opositores en general les puede servir de ayuda.

Después de aquella, vinieron otras. La segunda cuando me marché de mi primera notaría, la tercera cuando mi padre (también notario) se jubiló y la última, hasta la fecha, cuando me marché de mi segunda notaría.

Todo parece indicar que la cuarta llegará cuando me marche de mi notaría actual que es la tercera.

En los posts publicados el jueves y viernes de esta semana, precedidos de esta misma introducción y como episodios primero y segundo, hablaba de la motivación para opositar a notarías y de la primera convocatoria a la que me presenté, de la crisis posterior a mi primer suspenso, de la remontada de la crisis y de mi primer suspenso en el tercer y definitivo ejercicio (el dictamen) de las oposiciones. En este tercer episodio os cuento el segundo suspenso en el dictamenEL APROBADO.

primer numero iii justito

El primer número de protocolo: Episodio III

Y así lo hice. Volví a estudiar aunque cambiando mis costumbres y mis horarios para adaptarme a mis más de siete años de oposición. Cada día era un reto y una incertidumbre, pues en cualquier momento me “atascaba” y entraba de nuevo en CRISIS. En febrero de mil novecientos noventa y nueve mi novia aprobó sus oposiciones y decidimos, conforme a lo que teníamos previamente acordado, casarnos. Lo hicimos el veinticuatro de abril de mil novecientos noventa y nueve.

La boda fue una gran decisión pues nuestro nuevo estado civil acabo con la rutina anterior e hizo que la última fase de la oposición se hiciera más soportable, al menos para mi y también para mi madre que sufrió la oposición en primera línea de combate hasta el día de la boda y en segunda línea hasta el aprobado. Sin mi madre y mi mujer no lo habría conseguido.

La mayoría de las parejas suelen reconocer que sus primeros años de convivencia son los mejores. En nuestro caso no ha sido así, pero estoy seguro de que con el fin de la oposición comenzaron nuestros mejores años y también de que mi matrimonio, al margen de su conveniencia en la preparación de la oposición, ha sido mi mejor decisión.

Una vez casados, el estudio con altibajos y CRISIS de mayor o menor intensidad, ha ido muy bien. En mayo de dos mil, por tercera vez y en Barcelona, me examiné del primer ejercicio. Volví a aprobar, pero lo hice con una buena nota (5,90) y conseguí reserva para la siguiente oposición. En aquel momento esperaba no tener que utilizarla.

En enero de dos mil uno hice mi último examen oral y también conseguí aprobar con nota (5,70) suficiente para la reserva. Aquel día tuve el convencimiento de que en aquella oposición o en la siguiente iba a conseguir ser notario.

En el dictamen volví a suspender. El mundo se nos vino abajo, pero no fue tan duro como la primera vez gracias a la doble reserva. Superado el golpe había que reorganizar la preparación aunque no sabíamos como.

Gracias a mis cuñados de Valencia contacté con Eduardo Llagaria y me uní a su grupo de preparación de dictámenes. Los meses que pasé en Valencia fueron divertidos y muy provechosos. Terminadas las clases con Eduardo empecé a trabajar con las dos personas que a la postre más me han ayudado en la preparación del dictamen: José Luis Navarro Comín y Sergio García-Rosado Cutillas. Con ellos me fui a vivir a Madrid durante seis meses en los que nos preparamos intensamente. La preparación ha sido provechosa y los tres somos notarios. Este triple aprobado ha supuesto una enorme alegría, ya que si alguno hubiera suspendido la inmensa felicidad que nos suponía aprobar no hubiera sido la misma. Quiero añadir que los últimos trece meses de oposición han sido los mejores; he conocido a mucha gente, he hecho buenos amigos, he aprendido mucho, y me han servido para que, en parte, olvidara lo amargo de los casi once años anteriores de oposición. Esta última fase de la oposición no ha sido un camino de rosas, pues probablemente han sido los meses en los que he sentido de manera más intensa el miedo al suspenso, ya que este me hubiera abocado de manera definitiva al abandono de la oposición.

En breve este es el resumen de mis años de opositor que terminaron tras cuatro intentos (y cinco oposiciones firmadas) en Madrid con un 14,45 en el tercer ejercicio el veintinueve de junio de dos mil dos, es decir, diez años, nueve meses, y tres días después de que comenzara el ya lejano veintiséis de septiembre de mil novecientos noventa y uno. No quiero alargarme más, pues, si bien tengo propósito de hacer una recopilación más extensa de mis recuerdos de los años de oposición, lo haré en otro momento y lugar.

…..TERMINARÁ….

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario

 




 

4 comentarios

  1. Te agradezco mucho que hayas compartido tu experiencia,eso me hace ver que es posible aprobar a pesar de las adversidades….suspendí en Valencia en 2013 y eso me sumió en una depresión que he tardado demasiado en admitir…hoy creo que estoy otra vez en el camino,con mis crisis pero por fin puedo sentarme delante de los libros después de dos largos años de quiero pero no puedo…..esta vivencia que nos cuentas me da un rayo de esperanza en el duro camino que aún me toca recorrer.
    Un saludo

    • Justito El Notario

      Hola Esther: Pues me alegro mucho. Es una de las ideas principales de estos posts a pecho descubierto. Animar a los que estáis en este trance. La otra es mantener los pies en el suelo que es una cosa que no hacen muchos de los que aprueban una oposición y menos si es de estas características. Gracias y muchos ánimos. Saludos. Justito.

      Si te ha parecido bien o te ha resultado útil mi contestación, puedes invitarme a una caña o hacer un donativo a una ONG; si quieres más información pincha aquí

  2. Curioso.. Sufrida novia y madre. Jajajá… Ahora que lo pienso muy mal no deberías de estar para tomar la decisión de casarte ?.
    Fíjate, yo lo hice todo al revés: Jamás pensé en opositar porque me veía incapaz. Tenía por delante un trabajo interesante y un novio que soñaba con niños, chalet y matrimonio. Yo estaba, personalmente, en una época cojonuda (había salido de una etapa negra por asuntos no vienen al caso).
    Dejé trabajo, dejé al novio y me aventuré en una oposición de la que no sé cómo demonios voy a salir. Ya no me veo incapaz, al menos… Y no hay día que no me alegre de haber dejado al novio (hoy amigo) y el trabajo.
    Creo que soy de las que me cuelo en la plaza de toros aún teniendo la entrada prohibida ???

    • Hola Alice:
      Me casé a regañadientes en realidad, no desde el punto de vista amoroso, pero si desde el punto de vista de alterar mis planes casándome sin haber aprobado la oposición. Pero tenía que cumplir mi palabra de hacerlo si mi novia aprobaba las suyas. Por otra parte, ha sido una de las mejores decisiones de mi vida: sigo casado (en enero haremos 25 años juntos) y aprobé la oposición 3 años después.
      Menuda historia la tuya, un abrazo. Justito

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