Me pregunta mi hermano, el de cuellotortuga, que si conozco Lisboa.
Le digo que he estado allí cinco veces, la última en agosto de 2015, y que puede que vuelva este verano aunque el Alentejo Sur, que es donde pasaré mis vacaciones este año, me cogerá algo lejos de Lisboa. Le digo que puede que incluso pase la Nochevieja en Lisboa este año. Tal vez en Nochevieja sea el momento para viajar en tren desde Madrid, como va a hacer mi hermano ahora. Me encantan los trenes, me recuerdan a aquellos viajes familiares de cuando vivíamos en Madrid e íbamos a Galicia a pasar el verano. El viaje en tren estuve a punto de hacerlo con mi mujer, mi hijo y mi madre hace unos años, pero el plan no cuajó y quedó pendiente para mejor ocasión.
Evidentemente LISBOA ME ENCANTA y no le pongo pega alguna a su tan traída decadencia.
Así que mi hermano me ha pedido que le haga unas recomendaciones y lo primero que he hecho ha sido hablarle de tres libros que le he prestado:
.- La guía “Top 10 Lisboa” de El País Aguilar. Sí, soy de los que siguen comprando y manejando guías de viaje. Me ilustran y ambientan en el pre-viaje y las repaso estando en destino. Luego las veo en mi librería y me resitúan momentáneamente en los días vividos.
.- Un librito para irse embadurnando de Lisboa y de su poeta favorito: “Pessoa. Gafas y Pajarita”, de Jesús Marchamalo con las ilustraciones de Antonio Santos.
Le vendrá bien leer este artículo de Manuel Vicent en Babelia: “El tesoro en el arca”, para entender mejor el mundo imaginario de Pessoa.
No se puede ir a Lisboa sin conocer algo a Fernando Pessoa, no se puede ir a “A Brasileira” sin saber quien era y no se puede andar por el Chiado sin tener referencia de él. Eso sí, sin Pessoa, “A Brasileira” no existiría ya, porque está algo decrépita, desprovista, mal atendida y viviendo de unas inmerecidas rentas que el gran personaje no fue capaz de generar para sí mismo.
.- Y “La frontera que nunca existió” de Alonso de la Torre, que le dará ganas de hacer diez viajes más a Portugal.
Yo también tengo preparada, y aún por cerrar, mi biblioteca veraniega. Me da vergüenza confesar que los años de oposición me fueron quitando la afición a la lectura que tuve desde niño y que no he podido recuperar pasados catorce años desde el aprobado. Leo, leo mucho, pero no puedo con los libros, excepto en verano. En verano, soy capaz de recuperar un cierto hábito. El verano pasado en el Alentejo Norte pude leerme “La isla del Dr. Moreau” de H.G. Wells y “La frontera que nunca existió”. Todo un logro para mí.
Este año me llevo:
.- Un buen paquete de guías turísticas sobre Portugal.
.- Y seis libros (por lo tendré que elegir), de los que cuatro tienen relación con mi profesión y dos no aunque uno espero me que sea de ayuda para organizar mi habitual hiper-actividad:
“Cartas a una muchacha sobre temas de derecho civil”, de Ángel Ossorio y Gallardo, recomendación de mi compañero Vitty Fanjul.
“Leyendas y relatos de Guinea Ecuatorial”, del registrador de la propiedad (entre otras muchas cosas), José Menéndez Hernández, que compré al comentarme otro compañero, Pedro J. Viñuela, que creía que la “leyenda” de que los protocolos notariales de la colonia española de Fernando Poó fueron microfilmados cuando España la “abandonó” precipitadamente sin tiempo para proceder a su traslado, la había leído en este libro. Ya os contaré si efectivamente se comenta el tema en este libro y si la “leyenda” es verdad o no.
“Y estrellas para presidir la noche”, regalo dedicado de otro compañero Francisco José “Pachi”, Aranguren Urriza, un notario pluridisciplinar que seguro me va a poner la carne de gallina como presagia su cariñosa dedicatoria,
“….y todos cuantos quedaron por el camino nos hacen más humildes y más agradecidos a la vida….”
“Galería notarial”, editado por la Fundación Matritense del Notariado y coordinada por el Notario jubilado Antonio Pérez Sanz.
“Los besos en el pan”, de Almudena Grandes, regalo de un amigo de Madrid.
Y “Organízate con eficacia”, de David Allen, recomendación de otro compañero, José Carmelo Llopis, que, sin duda, es la persona mejor organizada que conozco.
Me conformo con batir el récord del verano 2015, aunque tengo más libros en la recámara como “La nariz del Notario” de Edmond About o cualquiera del siempre para mí pendiente Álvaro Cunqueiro porque habiendo sido Notario de Mondoñedo, no tengo perdón de Dios por no haber leído a Cunqueiro más de lo que lo he hecho hasta ahora.
Hotel: Booking
Mi hermano ya tiene reservado el hotel. Se lo ha reservado vía Booking. Yo soy un asiduo de Booking. Me manejo muy bien en su web y en la app y reservo bastante rápidamente. Me gusta su sistema de cancelación sin gastos. Le eché un vistazo a los hoteles de Lisboa para mi hermano, pero reservar a otra persona un hotel no es fácil. Tampoco lo es cuando se trata de viajes en grupo, por lo que cada vez me cuesta más organizar viajes colectivos, a no ser que me den poderes generales.
Horarios
Es importante saber que en Portugal hay una hora menos que en España. A mí me parece que en Portugal todo lo hacen a la misma hora que en España (o viceversa) aunque en realidad hay esa hora de menos. Así que es muy normal comer a las 13:30 o cenar a las 20:00. Mejor acomodarse y así tendrás más facilidades para todo. Los portugueses son muy british en muchas cosas y entre ellas para los horarios de las comidas.
Idioma
No seré de los que diga que el portugués se entiende perfectamente. Se lee con poca dificultad a nivel de lo que pueda necesitar un turista y se entiende hasta cierto punto para las necesidades básicas del viajero.
Mi nivel de gallego (que es bastante bajo) suele reportarme algunas ventajas, pero lo fundamental es que los portugueses, en altísimo porcentaje, entienden, y hasta hablan, un buen español. La única excepción debía ser Annabella, el ama de llaves de la “casa palacio” de Aveiro en la que estuvimos en el verano de 2012 que no sabía hablar nada de español.
Tuvo gracia que estando en el Museu do Choco en Setúbal el verano pasado, el camarero que nos atendió (que era lo mejor del establecimiento) nos comentaba que su buen español se lo debía a…. Doraemon, el gato cósmico.
Comer
Lo ha dicho David Moralejo en el magazine Tapas:
Yo lo que me diga Moralejo lo hago sin dudarlo. Le debo el mejor verano de mi vida adulta. Bueno a él y a mi amiga Dolo que fue quien me puso en la pista de Moralejo y de su post sobre el Alentejo: “Ruta alentejana: donde los beatniks leen a Pessoa”. Seguí las instrucciones al pie de la letra. Tanto que este año vuelo solo y me introduzco en el Alentejo Sur, en dirección a la Costa Vicentina y con cierto ánimo, sólo cierto, de acercarme por el Algarve.
“…….Trinca Espinhas, en São Torpes, merece el viaje. Además, sirve como punto de partida hacia el siguiente tramo del litoral, en dirección a la Costa Vicentina y a las playas y acantilados de PORTO COVO, MILFONTES, ODEMIRA, ZAMBUJEIRA DO MAR… Por si queréis seguir, digo…”
En mi visita, de un sólo día a Lisboa, en agosto de 2015 me dejé llevar por la recomendación gastronómica de mi amiga digital y ya también física, María Jesús Montero Gandía @mjletrada. Ella y yo, con nuestras familias, nos encontramos esa misma mañana en Setúbal donde tomamos un café y nos pusimos cara y cuerpo.
Nos recomendaron que comiéramos en A Tasca da Sé justo a la izquierda de la Sé, la Catedral de Lisboa. Sitio pequeño y sencillo, sin pretensiones, que se llena rápidamente por lo que conviene ir pronto a disfrutar de un buen bacalao y un vino blanco de la casa.
La otra recomendación que no seguimos fue cosa de otro compañero, Zacarías Candel. Se trataba del excelente La Taberna da Rúa das Flores. No pudimos cuadrar el plan. A la hora de comer imposible “por culpa” de un niño cansado y hambriento y por la noche por el cansancio del día y la obligación de regresar conduciendo sobre una hora para volver a nuestro apartamento en Troia lo que nos hubiera obligado a cenar “a palo seco”. Fue preferible comprar unas viandas en una magnífica tienda de conservas y vinos para degustarlas tranquilamente en “casa” tras el viaje y el agradable tránsito por el Sado en el transbordador para cruzar el estuario del río.
Del propio Zacarías, siempre bien informado del mundillo gastronómico, de las compras y de cosas interesantes, son estas otras recomendaciones:
En el blog “El rincón de Sele”:
Guía alternativa con esas otras cosas que ver y hacer en Lisboa
Y en el blog “Salsa de chiles”:
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Lisboa 2014: Peixe, Belcanto y Feitoria
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Lisboa 2014: Assinatura, O Talho y las conservas
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Lisboa, una cena a cuatro manos y una taberna popular
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Lisboa se mueve: Areias do Seixo y A Cevichería
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A Lisboa hemos de ir…
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Lisboa gastronómica (1): Belcanto
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Lisboa gastronómica (2): Alma, de Henrique Sá Pessoa
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Lisboa gastronómica (3): Loco, lo último
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Lisboa gastronómica (y 4): Taberna da Rúa das Flores y Peixaria da Esquina
Este libro, pendiente de su edición española, también me lo recomienda Zaca y pinta muy interesante:
Por último, José Manuel Calabrús, del que ahora os hablo, pues se encarga de las recomendaciones en Cascais y Estoril, nos recomienda en Lisboa, el restaurante Farta Brutos. Anotado queda. El nombre promete y creo que mi hermano, que es difícil de “fartar”, es un perfecto comensal para este sitio.
Fado
Me encanta el fado y espero poder encontrar este verano un buen concierto cerca de donde estaré instalado. Me estremece y me remueve por dentro. No es fácil el fado, no le gusta a todo el mundo. El verano pasado me recomendaron un sitio para disfrutar de un buen fado en Lisboa: A Tasca do Chico en el Barrio Alto. Y, por favor, ¡nada de turistadas, con menú y cantantes con traje regional¡
Aquel día de agosto de 2015
Mi hermano va a disfrutar de una semana completa en Lisboa, tendrá tiempo para todos sus tranvías y funiculares, para el ascensor de Santa Justa, para recorrer al milímetro la Praça del Comercio o Terreiro de Paço, la Baixa, el Chiado, el Barrio Alto y la Alfama y para acercarse a Belém a comer sus pasteles y visitar el Monasterio de los Jerónimos, ver la Casa Blanca (el Palacio de Belém) portuguesa, el inmenso Monumento a los Descubridores, la Torre de Belém y pasear por la ribera del Tajo ya próximo a su desembocadura.
No es lo mismo un solo día en Lisboa, aunque a nosotros nos dio mucho de si.
“Salimos a una hora prudente de Troia y cogimos el transbordador del estuario del Sado. En Setúbal, que estaba muy animado, tomamos un café con María Jesús y su familia. Continuamos viaje y llegamos en poco menos de una hora al centro de Lisboa. Metimos el coche en un parking y comenzamos a patear la Praza do Comerçio y la Baixa. Decidimos comer temprano y hacerlo en donde nos había recomendado María Jesús: A Tasca da Sé. Ya hice caso a MJ en el Trastevere en Roma cuando nos mandó a la Trattoria da Lucía y de nuevo acertó. Al terminar y tras visitar la Se, nos cogimos un Tuk-Tuk. Los Tuk-Tuk son motocarros decorados alegremente. El nuestro en plan bandera portuguesa. Te llevan por la ciudad a un precio digamos que medio-alto. Tras la visita de una hora con paradas estratégicas en los miradores del Barrio de Alfama, Joao el amable conductor, que hablaba español estupendamente, negoció con nosotros una prórroga para llevarnos a Belém. Allí, por convenio con la famosa pastelería, nos consiguió el famoso dulce en un santiamén y sin hacer ninguna cola. Luego nos llevó a la Torre, donde de buena gana me hubiera tomado un mojito tumbado en una hamaca y mirando el río. De vuelta al centro nos dejó en la Praça do Comerço y nos dirigimos hacia el Chiado donde pasamos un buen rato sentados en la terraza de “A Brasileira”, primero escuchando un animado concierto callejero y luego jugando a las cartas, tomando notas del viaje y viendo pasar a cientos personas al borde de nuestros pies. Desde la plaza de Luis Camoes, nos dirigimos hacia el Funicular de Bica que te lleva del Chiado a la Baixa, es el funicular con el trayecto más corto y empinado. No intentes pagar arriba, se paga abajo y no intentes escapar abajo porque no hay escapatoria una vez llegado allí. No es barato, pero merece la pena el gasto. De nuevo en la Baixa buscamos las tiendas de conservas y otras viandas que habíamos visto desde el Tuk-Tuk de regreso de Belém. Habíamos decidido no ir a en la Taberna da Rúa das Flores, pero a cambio pensamos en una buena cenita en nuestro apartamento de Troia. Tras la compra, el regreso y ya suspirando con un nuevo encuentro con Lisboa. Tal vez llegué en Fin de Año”.
Cascais y Estoril
Salvo en el viaje de estudios de COU en el que el colegio nos llevó por allí, en mis otras cuatro visitas a Lisboa no me he acercado por Cascais y Estoril. Mi hermano si tiene intención de hacerlo, así que me he puesto en contacto con mi amigo digital y cualquier día físico, el abogado José Manuel Calabrús, un asiduo desde niño a la zona que me cuenta lo siguiente:
“De la zona de Estoril/Cascais, te recomiendo el restaurante que hay en la Boca del Infierno, O Batel y Casa Velha. Este último es más elegante y caro pero se come fenomenal. Después de tantos años el dueño es amigo de la familia. Yo me quedo con los dos primeros (O Pereira -regentado por Doña Gina– y el de la playa de Adraga) y Casa Velha; te podría decir más pero son más caros y no necesariamente mejores. Todos los de la Playa de Guincho son magníficos pero carísimos y solo merecen la pena si quieres celebrar algo importante en un sitio elegante. Un último consejo: no dejes de tomar un dry martini en el Hotel Albatroz (si has seguido las andanzas del Marqués de Sotoancho es en el que conoció a Marsa Restrepo Olivares y se “estrenó”). Tu hermano se acordara de mí cuando vaya a cualquiera de ellos y su bolsillo no se resentirá”.
Gracias José Manuel.
Este año me esperan Montemor-O-Novo, Portimao y Beja como cuarteles generales. De nuevo, el Alentejo y el Algarve, a fondo. Ya lo contaré.
Hasta otra. Acordaos de vuestro cuellotortuga cuando llegue el frío….
Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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