Una varieté de reflexiones breves (a modo de flashes) que tenía desperdigadas por e-mails y conversaciones de Whatsapp o Telegram, y por aquí y por allá … incluyendo algunas sobre el dictamen. Por cierto, para el que no conozca los Opo Flashes … los tengo aquí.
Opositores que piensan en positivo
“Pensar en positivo para atraer lo positivo y nada de malos rollos”.
Efectivamente, la negatividad es muy mala. El estado de ánimo, la perspectiva, la seguridad y el optimismo seguro que te darán más que todo lo contrario. Aunque tampoco hace falta caer en el ridículo y hablar de disfrutar cada segundo, de fuerza o de honor que esto no son unas vacaciones, ni tampoco vamos a la guerra de Vietnam.
Registradores que quisieron ser Notarios y viceversa
¿Y luego algunos se convierten en talibanes de aquello que inicialmente querían ser?
¿Prepararíais la oposición con otro opositor a lo mismo que vosotros?
Yo creo que no lo haría, aunque mi padre preparó con un preparador que lo hacía. Nada más y nada menos que lo hizo con José María Chico y Ortiz.
El programa de los opositores
Tengo pendiente ver este reportaje para para sacarle algo de punta. Entre otras cosas se dice que los opositores son como una secta. Bueno, no exageremos aunque conozco a una opositora que también lo afirma.
Temas registros/notarías
¿Es un handicap en la preparación andar adaptando tus temas de notarías a registros y viceversa? Tal vez muchas veces la adaptación sea insuficiente, se nota, el tema cojea, al tribunal no le convence y te suspende. Oigo mucho eso de que “el tema X no le gustó al tribunal”.
“Si aprobó Fulano, aprueba todo el mundo”
Bueno, tampoco será para tanto y algo tendría Fulano que tu tal vez no tienes, ¿no?
Reflexiones sobre el “open your mind”
Yo suspendí dos veces en el dictamen. ¿La causa? Pues una combinación de falta de preparación (de falta de una preparación acertada) y una cierta ineptitud para trasladar lo estudiado a la práctica de la que nadie acertó a sacarme hasta que me topé con Eduardo Llagaria. Observo que hay opositores que llevan muchos años preparando y que no tienen ni idea de dictaminar o que la tienen (conocen la técnica) pero se les da fatal hacerlo, como era mi caso. Algunos cometen errores garrafales después de casi una década estudiando los temas. Creo que hay que ayudar a abrir la mente a los menos hábiles dándoles un primer impulso para que en poco tiempo puedan volar, descubriéndoles sus buenas aptitudes. Se trata de enfilar al que se la da bien y de seguir más de cerca a los menos inspirados. Estoy seguro de que sería útil y que no interferiría en la preparación de los orales. Los que adelantaran algo en la preparación del tercer ejercicio conseguirían sacar ventaja a los que no lo hagan. Me parece un considerable error estratégico de preparación que los veteranos pierdan la delantera frente a los opositores menos experimentados. Si siempre estamos centrados en los temas cada vez que lleguemos al segundo estaremos en una situación similar a la de anteriores intentos. Comprendo lo difícil que es atender los temas y sacar algo de tiempo para el dictamen, pero habría que hacer lo máximo que se pueda pues hay tiempo para ello. Tal vez, lo que ocurre es que el porcentaje de los que aprueban el dictamen al primer intento es muy alto, que sean pocos los que lleguen a un segundo intento y menos aún a un tercero o cuarto, por lo que el tercero atemoriza, pero como mayoritariamente se supera, no acaba de inspirar el temor casi insuperable que otros sí le teníamos. Soy consciente de que muchos preparadores optan por la preparación del dictamen cuando se llega a él pero, en mi opinión, esa estrategia constituye un gran error para los opositores con menos facilidad para el ejercicio práctico.
Y más reflexiones a propósito de la preparación del dictamen
Existe un círculo vicioso por el que a los opositores se les hace imposible dejar algo de hueco al tercero aunque luego se lamenten cuando aprueban el segundo. Algunos opositores, llegado ese momento, demuestran que han asimilado los temas y aplican sus conocimientos con más o menos dificultades y otros (como era mi caso) son más “zoquetes” y no consiguen despuntar, ni dejar de decir demasiadas burradas. Creo que podríamos encontrar algún sistema para que semanalmente el opositor dedique al dictamen un poquito de tiempo, para que se ponga a pensar y descubra lo que hay detrás de tantos artículos, para que diga ¡ah, coño ahora lo entiendo¡ y no llegue al aprobado del segundo sin haber desarrollado la forma y sin manejar unos rudimentos básicos de las instituciones lo que le hará perder la mitad del tiempo de que dispone para el tercero. Pienso en desbrozar un poco a los que ya lleven un par de años estudiando para calibrar como piensan, como escriben, dedicando mayor atención a aquellos que los preparadores vean más torpes, menos hábiles y menos despiertos con el dictamen. Hay que sentarse a hablar de derecho, razonar y pensar; aprender unos de otros e ir mejorando. Algunos hasta redactan más bien mal. Se trata de que despierten, de darles un barniz y de que luego pasen a los que saben de verdad preparar el dictamen. Estoy seguro de que hay una forma mejor de empezar con todo esto.
Alguien hablaba el otro día de “décadas prodigiosas”
Más bien todo lo contrario fue para mi la década de los 90. Me la pasé estudiando casi enterita. Desde el 26 de Septiembre de 1991 al 31 de Diciembre de 1999 y más allá … hasta el 29 de Junio de 2002.
“Los temas te los sabes”
Me decía un opositor hace unas semanas: “ME DEJÉ LA OPOSICIÓN Y DE REPENTE, CASI UN AÑO DESPUÉS HE CANTADO UN TEMA Y ME HE ACORDADO”. Y es que hay que tener paciencia y dejar que los repasos y las vueltas vayan haciendo su efecto …
Recepción de suspensos y aprobados, excluidos y 5,00
Ha pasado tiempo suficiente para poder utilizar esta conversación con alguien que fue miembro de tribunal hace unos años.
“Desde el principio nos ofrecimos a recibir también a los suspendidos. Unos cuantos nos lo pidieron. Algunos para pedir consejo para una futura intentona. Otros, más reivindicativos, queriendo saber el porqué de su suspenso. Mi impresión es que las visitas de los suspendidos fueron muy positivas para ellos, tanto para los que eran conscientes de haber errado el tiro, como para los que no lo eran y tuvimos que justificarles su suspenso. Estuvimos pendientes de los que entonces suspendimos. Algunos, a pesar de no aprobar (no presentados en el segundo o que se hundieron a mitad del ejército) eran realmente brillantes y nos alegra mucho saber que lo acabaron consiguiendo.
Decidimos no poner “excluidos” aunque finalmente sí que los hubo (pocos, pero los hubo).
Yo recuerdo una convocatoria con cincos pelaos. Imagino que cada tribunal en las reuniones previas al inicio de la oposición fija sus criterios. Nosotros pusimos la mínima en el 5,01. No creo que haya más explicación que “la tradición” y la decisión de cada tribunal examinador.”
Los diez mandamientos del opositor
A mi me suenan tal vez algo anticuados, aunque si lo decía González Palomino deberían ser “palabra del Señor”. El problema es que cuando eres un débil pecador y los infringes, la penitencia puede hacerse muy difícil de cumplir.
¿Cuánto tiempo crees que vas a tardar?
Me sorprendió esta pregunta que me dijo una opositora que le hicieron en la academia de preparación el día que se presentó para una primera entrevista. Yo creo que hubiera dicho que unos 6 años y me hubiera quedado más que corto.
Los latiguillos
Mi latiguillo por excelencia era “por consiguiente” y en los dictámenes “se prevé conflictivo”. Conozco a una opositora que batía récords enlazando latiguillos. Creo que ha sido capaz de superarse y que ahora a lo máximo que llega es a enlazar dos … ;))
El opocoñi
Planteaba el otro día un casito práctico a una opositora con motivo de esta mini entrada de mi blog. El opositor que empieza a dictaminar o a mini dictaminar y no conoce los rudimentos básicos del dictamen o de las instituciones, suele repetir (incansablemente) lo que dicen los temas que tan bien se sabe, cuando hacer dictamen no es eso, como tampoco es darle vueltas y más vueltas a la cuestión, ni siquiera intentar resolverla desde un punto de vista completamente práctico. Fue entonces, cuando mi amiga opositora soltó (y la escribió) una frase que me arrancó una sonrisa:
“Según doctrina consolidada por una opositora que le da mil vueltas a todo porque esta loca del opocoñi“.
Para todo lo demás, para toda clase de reflexiones, comeduras de coco, miedos, pajas mentales, insatisfacciones de todo género, frustraciones, etc, etc … lo que tiene que hacer el opositor es comprarse “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”. Al que le apetezca se lo puedo enviar dedicado a su domicilio y pagarme mediante un Bizum contactando a través de justitonotario@hotmail.com
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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LOL, me da la risa leyendo al primer comentarista. Lo primero, que el notario del blog no dice “pensar en positivo”, si no que cita a un opositor. Y aunqe lo dijera, ¿los arquitectos pueden decirlo? ¿los médicos? ¿LOS REGISTRADORES? ¿es impropio de abogados o de conductores de autobús la expresión “pensar en positivo”?
Eso de que los notarios -y solo los notaris- tienen que hablar como si hubieran salido de una novela romántica sí que no es propia de alguien que tenga internet. Una cosa es distiguir un arrendamiento de un usufructo y otra cosa es que no puedan hablar como cualquiera.
Un abrazo a los futboleros que, por serlo, parece que usan un lenguaje inferior a los notarios. Es que me deslolo.
Buenos días Rodrygo:
Me ha chocado tanto como a ti.
Muy bueno lo de DESLOLARSE.
Saludos, Justito El Notario.
La teoría del pensamiento positivo tiene su origen moderno a finales del siglo XIX en EEUU como una auténtica revolución que supondrá la superación de valores puritanos y lleva a una nueva concepción del mismo pensamiento, la búsqueda de la felicidad y un importante entronque en la psicología y la medicina a lo largo del siglo XX.
Su éxito revolucionario lleva a su aplicación a un inmenso espectro de ámbitos y disciplinas y a su uso generalizado.
Por esa razón, pensar que la referencia al pensamiento positivo o la propia expresión es algo “futbolero” es como decir que la “abuela” de Litoral inventó la fabada.
“Cuando examino mis métodos de pensamiento, llego a la conclusión de que el don de la fantasía me ha significado más que mi talento para absorber el pensamiento positivo.” Esta cita la he encontrado atribuida a Albert Einstein. Creo que poco más queda por añadir.
“Pensar en positivo”. Un poco futbolera la expresión.No parece propia de un notario.
Un saludo.
Hola Carlos:
Curioso comentario.
No pensaba que los Notarios tuviéramos una forma concreta de expresión oral o escrita.
En cualquier caso, la cosa es doblemente curiosa pues no me gusta el fútbol.
Cosa al margen, creo que se puede pensar en positivo … y en negativo. Ojalá como opositor (he incluso actualmente) hubiera podido eliminar con facilidad ciertos pensamientos negativos de mi cabeza.
Saludos y gracias, Justito El Notario.