opositor diarrea

Opositores con ganas de ir al baño

Este fue mi primer post escatológico. Tenía que acabar pasando. Tanto hablar de las oposiciones, tanto hablar con opositores, que al final han salido las más turbias historias …

Ganas de ir al baño

“Pues yo con los nervios iba mucho al baño”, le decía a una opositora hace unos días hablando de la influencia de los nervios cuando llega la hora del examen.

Cuando entraba el opositor anterior a mi, yo iba al baño. Los minutos más cruciales de cada examen (en los que yo diría que más gente se retira) son los primeros y por eso tomaba mis medidas preventivas. Pasado el rato inicial volvía a ir varias veces en previsión de que el compañero pudiera retirarse. Al aproximarse la hora (o los tres cuartos) si el que se examinaba había aguantado, volvía rápidamente al baño para exprimir la vejiga por última vez. Además, procuraba no beber mucha agua (o casi no beberla) mientras esperaba, para que no me fueran a dar unas inesperadas ganas de miccionar.

Fortasec

Al contar la anterior anécdota a una opositora me sorprende cuando me dice que ella llevaba Fortasec, el famoso anti diarréico, a los exámenes. No pude evitar reírme (y mucho). ¡Fortasec preventivo¡ Yo era mucho del paracetamol preventivo. A la mínima manifestación de dolor o resfriado, Frenadol que te crió. Los nervios pueden afectar a la tripa y un punto flojo puede tenerlo cualquiera, ¿no? Así que ¡venga¡ todos a comprar Fortasec (o el nuevo Fortasec Flas que no necesita agua si hay que salir de un aprieto), aunque luego te estriñas si has sido demasiado previsor.

Otro buen medicamento para los exámenes es el Tosidrín. Fulmina la tos, tanto la irritativa como la nerviosa. Lo malo es que también estriñe, aunque visto de otro modo, así os podéis ahorrar el Fortasec … 

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Opositores con pañales

Vía Facebook, me llega esta increíble (y desternillante) historia:

“Yo conocí a un opositor que tenía problemas porque necesitaba ir al baño frecuentemente por los nervios. Resulta que en el dictamen, que es una prueba de cuatro horas, te permiten ir al baño (aunque, evidentemente, te acompaña hasta la puerta uno de los que se encuentran vigilando el aula). Pues este opositor me comentó que tenía miedo de necesitar ir varias veces al baño y que pensaran que estaba, de algún modo, copiando o haciendo trampas en el examen. Así que me dijo que tenía la idea de llevar puestos pañales de adulto. No sé si lo hizo o no; no me atreví a preguntar. Lo que sí es cierto es que aprobó“.

No me hubiera gustado ser el que estuviera haciendo el dictamen al lado del “incontinente” si le hubiera llegado el momento de hacer uso de los pañales. Yo creo que en la cara se le hubiera notado, ¿no?

Una historia absolutamente escatológica

Resulta que un opositor se dirige hacia el Colegio Notarial de Madrid para presentarse al segundo ejercicio de las oposiciones a notarías. Cuando está cerca del Colegio siente un gran apretón y en cuanto sube las escaleras que dirigen hacia el tribunal en el que le toca examinarse se va directo al cuarto de baño. Cierra la puerta y, como buen opositor maniático, se cerciora (antes de desabrocharse el cinturón y de proceder a bajarse los pantalones) de que la puerta había quedado bien cerrada. Efectivamente es así; es más, estaba tan bien cerrada que se había quedado atascada y no se podía abrir. Doblemente apurado, pues era el primero de la tarde, comienza a aporrear la puerta y a gritar solicitando auxilio. No tardan en venir a auxiliarle y pronto es rescatado, pero opta por dirigirse a la puerta de entrada a la sala de examen porque supone que ya no le debe quedar mucho tiempo para que le llamen. Prefiere comenzar cuanto antes la exposición y olvidar su deposición. Al poco con el inmenso susto en el cuerpo, las ganas de ir al baño se habían desvanecido y es llamado por el bedel para actuar. Comienza su examen y, de nuevo (horror), al poco rato, el retortijón le vuelve pero ya no le queda otra que aguantar el tirón (¡y menudo tirón¡) hasta el término de los cuarenta y cinco minutos de examen en los que llevo a cabo una auténtica proeza: hacer un buen ejercicio para conseguir el aprobado y soportar los estertores que le ocasionaba el apretón. Cuando terminó el ejercicio, fue más fuerte el impulso que todos tenemos de salir cuanto antes del Colegio Notarial, que las ganas de ir al váter así que salió a la calle a toda velocidad para conseguir aliviarse en una cafetería cercana.

Si ese tribunal lo hubiera sabido, tendría que haberle aprobado con un 7,95 pues no creo que haya muchos casos similares a este en la historia de nuestras oposiciones. Creo que en la clásica visita posterior de los aprobados al tribunal le comentaron que les sorprendió lo mucho que había sudado durante el examen …

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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario




 

2 comentarios

  1. Comer plátano antes de la prueba ayuda a retardar las ganas de “orinar”. En mi oposición, en una de las pruebas tuve que salirme casi al final por no aguantarme.
    Lo del plátano (potasio) me lo recomendó un amigo médico. En la segunda prueba parece que me funcionó (o que ya iba prevenido y había bebido muy poquita agua)
    Suerte!

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