Un opositor “Aburrido” (aburrido de opositar o de opositar de esta manera que lo hacemos) me hace llegar su reflexión. La encuentro lo suficientemente interesante como para publicarla en la sección Oposiciones de mi blog. Puede que contribuya a mi laboral social y jurídica.
“Hola, Justito:
Lo primero, desearte una muy Feliz Navidad. Lo segundo, darte la enhorabuena por tu magnífico blog, que es de inmensa ayuda para tantos opositores y profesionales del Derecho.
Paso a plantearte mi situación, aun a sabiendas de que eres titular de una notaría y no de un gabinete psicológico ni negocio similar.
Llevo estudiando en torno a un año la oposición al título de Notario. Durante este tiempo -como todo el mundo, supongo-, he tenido mis más y mis menos, mis subidas y bajadas de ánimo, pero no he llegado a tener prácticamente nunca la sensación de que domino esto con la soltura y disciplina necesarias para algún día llegar a aprobar.
Creo que no se me da del todo mal, he hecho cantes de los que -humildemente- he salido muy satisfecho y por los que he recibido la felicitación de mis preparadores (otros, claro, no han ido tan bien). Hasta ahí considero que mi situación puede ser normal.
El problema es que, de un tiempo a esta parte, se me viene haciendo muy cuesta arriba la oposición, estudiarme ciertos temas me aburre soberanamente, no me motiva ni apasiona para nada. En particular, memorizar ingentes cantidades de texto de manera literal en ciertos temas (usufructo, servidumbres, separación y disolución, y un largo etcétera de temas de los llamados “con muchos artículos”) me parece, con perdón, un absoluto coñazo. Me estudio, memorizo y recito los artículos del convenio regulador con el mismo interés que me podría suscitar un texto sobre las mitocondrias o el lobo ibérico. Ahora, cada vez que me siento delante de los temas me invade un tedio difícil de vencer, casi una indiferencia, que me hace levantar la mirada al poco o estudiar sin verdadera intensidad y concentración. En definitiva, el método me parece aburridísimo y a ratos, incluso, inhumano. Ya hice un amago de dejarlo, con breve parón incluido para reflexionar, pero al final decidí darme otra oportunidad.
¿Crees que sería practicable aguantar los años que esto requiere y llegar eventualmente a aprobar en una situación así, o, por el contrario, es mejor plantearse nuevos horizontes personales y profesionales, algo que me motivara y apasionase más? En resumen, ¿merece la pena seguir? También es cierto que, ahora mismo, no sabría decir con precisión cuál sería esa otra alternativa a la que querría dedicarme. Supongo que la abogacía (y aprovechar así de algún modo lo estudiado), aunque dada la amplitud de vertientes que hay dentro de esa profesión, es casi como no decir nada.
Muchísimas gracias por tu atención.
Firmado, Aburrido”
Hola Aburrido:
Es muy interesante tu opinión que espero rebatirte animándote a que sigas. Aguanta y no te plantees otros horizontes por el momento porque lo apasionante vendrá luego.
Sí, merece la pena, y si no tienes claro otra alternativa yo seguiría por este camino que ya tienes iniciado y que parece que no te va mal.
No sé si has leído el artículo “Las oposiciones a Notarías desde la Universidad“. Se ha publicado en El Notario del Siglo XXI y la autora es Cristina de Amunátegui Rodríguez, Catedrática de Derecho Civil de la Complutense que ha sido miembro de uno de los dos tribunales de las últimas oposiciones a notarías. Me parece un artículo de extraordinario valor por su defensa del sistema de oposiciones. Quizá te ayude a entender que para llegar a desempeñar nuestra profesión hay que pasar por una fase de competencia y de formación que puede resultar francamente aburrida aunque su resultado (sobre todo si apruebas y hasta si no lo haces), es incuestionable.
Todo forma parte de un proceso. ¿Se podría aligerar ciertas memorizaciones o evitarlas? Sin duda, pero esto es lo mismo que le pasaba a Kárate Kid. Hay que dar mucha cera y pulir mucha cera para batirse el cobre con otros que están haciendo lo mismo (dar cera y pulir cera) y que cuando ya no sean aprendices sino maestros van a pasar el día dándose tortas con gente que entrará en vuestros despachos buscando soluciones a corto plazo (o a medio, como mucho) a sus problemas. Puede que un día necesiten extinguir una servidumbre o un censo, que otro día quieran protocolizar un ológrafo, casarse en peligro de muerte o evitar la apertura de la intestada en caso de que todos los miembros de una misma familia mueran en accidente aéreo (es la última consulta que a mi me han hecho nada menos que en el tardeo de la Nochebuena).
Algún día te darás cuenta de lo importante que te habrá sido dar cera y pulir cera porque cuando te vuelvan loco en el día a día de tu despacho sabrás como utilizar las armas que, sin duda, llevarás en las cartucheras.
Supongo que tienes mi libro, ¿no?
Insiste, persevera, y si te aburres mas de la cuenta … empieza a hacer dictamen. Te aseguro que con el dictamen no vas a tener tiempo de aburrirte.
Otras ideas que pasaron por mi cabeza fueron:
- La oposición es una competición de estudiantes.
- No se estudia sin pensar, se estudia entendiéndolo todo lo mejor que uno pueda. Solo así servirá de algo en el dictamen y en el futuro.
- La oposición es una competencia pero también se persigue una formación cualificada (no lo olvides).
- La oposición es un asco pero es voluntaria.
- A mi nunca me pareció ni divertida, ni estimulante. Eso lo dicen cuatro gatos (o una docena de gatos) por una parte porque se les ha olvidado y han idealizado el tema y, por otra, porque tienen unas capacidades fuera de lo común con lo que se han sacado la oposición con la gorra (o es que eran otros tiempos). Luego los hay normalitos y otros a los que esto les queda grande y ponen alguna excusa para poder irse de alguna manera honrosa.
- Nunca me levanté ilusionado por estudiar, ni siquiera para estudiar el tema que mas me gustara. El opositor tiene siempre una ilusión contenida pero de otro tipo. Para ilusiones puras, está el cupón de la ONCE.
- Nunca me he visto como un loro. Nunca he visto mi formación como un aprendizaje puramente memorístico.
- Si tienes inteligencia mucho mejor, pero si eres un pobre RAIN MAN ¿también vale para ser Notario?
- Ni yo, que soy el rey de los negativistas y negacionistas, tengo una visión tan mala de todo esto.
- Quizá yo tenía a mi padre a mi lado y sabía que al otro lado había muchas cosas que merecían la pena. Con una visión muy negativa no estaría dónde estoy y creo que me lo hubiera dejado al estudiarme el tema del título preliminar.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Cuanta razón tiene Marta.
Todo en esta vida puede llegar a ser aburrido. Siempre pensamos que cambiando de trabajo, de ciudad, de pareja…todo ira mejor, para posteriormente darnos cuenta que volvemos siempre a la misma situación.
Las oposiciones, especialmente las de más alto nivel, son muy aburridas porque son muchos días (años) haciendo lo mismo una y otra vez. Pero eso pasa en cualquier ámbito de la vida. Yo soy un apasionado del deporte, pero reconozco que siempre llega el momento de que me aburro de siempre lo mismo y acabo realizando otra actividad.
El problema creo que es mas acuciante hoy en día por culpa de las redes sociales, donde se nos estimula (falsamente) a llevar constantemente una vida plena llena de experiencias cuando eso no es posible y esta al alcance de unos pocos.
La especialización requiere repetición. El mejor chef del mundo ha cocinado el mismo plato cientos de veces. El mejor arquero ha tirado miles de veces. Y la repetición, por esencia, es aburrida, pero necesaria.
Muy buena tu respuesta a la pregunta Justito.
Yo animaría al opositor aburrido a que se haga un planteamiento más amplio. Si aburrida te parece la oposición, piensa en cuando apruebes: en tu día a día entre compraventas, poderes, hipotecas, testamentos, etc. siempre haciendo lo mismo, año tras año, década tras década.
Esto ocurre no sólo en esta profesión sino en muchas más: el cirujano que hace siempre operaciones similares, el anestesista, el farmacéutico… en fin, hasta el trabajo más interesante, a base de repetición, puede volverse aburrido. El aburrimiento, en sí mismo, forma parte de la vida. Se trata de aprender a manejarlo.
Hola Marta:
Y es que la oposición es una competición y con algo hay que medirse.
Hay que hacerse con los mimbres y luego poder usarlos para todo lo que nos puede tocar decidir en un dictamen y resolver en nuestros despachos.
Aburrido debe replantearse su visión. Tal vez esto no sea lo suyo.
Un abrazo, Justito El Notario.