Hace unos meses a propósito de mi post “El Notario más joven” se desarrolló una algo acalorada conversación en Facebook sobre las posibles razones de que algunos tarden muy poco tiempo en aprobar las oposiciones a notarías.
Algunos de los argumentos aportados fueron estos:
- Se trata de gente que ha adelantado años en la Universidad.
- Con un coeficiente intelectual superior a la media
- A los que los cambios legislativos y de programa les han respetado.
- A quienes el momento, la frecuencia o el número de plazas de la convocatoria les ha beneficiado.
- Que tienen una capacidad de sacrificio y esfuerzo superior a la media.
- Que marcan las diferencias en el día a día, con un poco más de tiempo de estudio, con menos tiempo de descanso, con menos vacaciones, con menos dispersiones y tentaciones, etc … dando lugar a la larga a mucho tiempo extra de estudio acumulado.
- Con buena suerte o con ausencia de mala suerte.
- Con mejores temas.
- Con mejores preparadores de temas y de dictamen.
- Que son unos cracks, unos máquinas, unas bestias pardas del estudio.
- Que son de esos que les gusta estudiar y que hasta pueden haber vivido la oposición como un especie de paseo militar.
No se trata de restar méritos, se trata de enumerarlos para indagar en las enormes diferencias de tiempo en la preparación que suelen existir. Yo mismo he vivido esto en mi casa con mi padre, que aprueba con veinticuatro y, por tanto, está en el listado de mi post; con mi hermana que aprueba con veintisiete años; con mi hermano que prepara un par de años y se lo deja y conmigo que apruebo con treinta y cuatro años.
Yo no adelanté en la Universidad, no sé mi coeficiente intelectual que presumo más o menos normal, sufrí un cambio de programa y muchos cambios legislativos (como casi todos), también sufrí una primera convocatoria en la que puse toda la carne en el asador y de la que salí perjudicado en parte por sus escasas sesenta plazas, demostrando una capacidad de esfuerzo y sacrificio enorme a largo plazo aunque a corto no me servía para cubrir los macro esfuerzos y las ausencias de descanso.
No considero que tuviera mala suerte, hasta diría que un golpe de buena suerte me rehabilitó para la oposición cuando solo pensaba en dejarla. Creo que simplemente mi coco me jugó muchas malas pasadas aunque no pudo conmigo. Por supuesto que pude haber tenido mejores temas y mejor preparación del dictamen.
¿El resultado de esta combinación da como resultado casi once años? Pues sí, así fue, aunque en mi mano estuvo el evitarlo y no fui capaz de hacerlo.
¡Olé por los que sí pueden y ánimo a los que les cuesta¡
Cada uno es cada uno y compararnos puede no reportarnos nada positivo.
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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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