Se trata de un anécdota en la que una manta fue la protagonista, que ayuda a la reflexión general y a la de los opositores en particular.
Mi oposición comenzó el día 26 de septiembre de 1991 y terminó el día 29 de junio de 2002. No me quito ni un solo minuto de oposición y no me duelen prendas al decirlo. Firmé cinco convocatorias y me presenté a cuatro. Dos suspensos en el dictamen y una prueba de la manta son mi haber. En el debe, muchos agradecimientos y muchas vivencias que me han hecho como soy.
Después de mi primer y único suspenso en un examen oral de las oposiciones a notarías (e hice seis exámenes orales), acabé en el psicólogo. Lo cierto es que estaba realmente mal, mis lecturas de referencia en aquella época eran Séneca y Ramón Sampedro (sí, Ramón, no José Luis, el de “Mar adentro”), había tocado fondo y MAC, mi preparador, ya no sabía qué hacer conmigo, ni qué decirme. La artillería pesada de frases y teorías típicas de la oposición (“los árboles no te dejan ver el bosque”, “esta no era tu oposición”, “esto es una carrera de obstáculos”, “tú eres tu único enemigo”, la teoría de la inercia de la silla y otras similares) no servían para nada, así que, aconsejado por mi padre (también notario), que tampoco sabía ya qué hacer conmigo, di (a regañadientes) con mis huesos en el psicólogo. El agua de Lourdes había dejado de hacerme efecto hacía tiempo, aún no conocía a la Madre Maravillas de Jesús (que me daría para contaros otra historia) y la química (de la que también podría hablar otro rato) me daba mucho miedo, así que no me quedaba otro remedio: tenía que ir al psicólogo o dejar la oposición, cosa que no quería hacer.
Una tarde me fui a la clínica y allí me encontré con un tipo de mirada penetrante, en plan faquir o Superman haciendo de las suyas, que consideró que mi trastorno tendría solución en una docena de sesiones. Así que, sentado en una silla (nunca he llegado al diván), empecé a largar y a rajar de mí y de todos aquellos que, a mi juicio, eran causantes de mi vida desastrosa. Al rato, el psicólogo me dijo “espera un momento, que voy a coger una cosa”. Regresó al poco con una manta astorgana o de la Renfe y me la echó por la cabeza, remetiéndomela por los muslos y las nalgas. Y se hizo el silencio. Yo no decía nada y el psicólogo tampoco. “Qué calor hace aquí”, pensaba yo. “¿De qué va esto?”, continuaba pensando. Al rato (no se cuánto, perdí la noción del tiempo), levanté un brazo, me quité la manta y dije: “¿pero qué coño es esto?”. El psicólogo comenzó a aplaudir. Por lo visto, había superado la prueba de la manta. No quería escuchar mis quejas y lamentaciones, quería que tomara medidas en mi vida, con la oposición, con aquellos que me hacían sentir mal, que reventara de una vez, pero que no viviera de aquella manera.
La prueba de la manta, las restantes once sesiones, unas técnicas relajatorias y, en un principio, la valeriana, en sustitución del agua de Lourdes, hicieron su efecto y, tras firmar y no presentarme a las oposiciones de Sevilla del 96-97 (un par de años en blanco nada menos), me presenté a las de Madrid 99 y me planté en el dictamen. Suspendí aquel maldito dictamen (y esta también es otra historia), pero no olvidaré la prueba de la manta que, junto con otras muchas cosas, hizo que hoy pueda contaros esto aquí.
A veces pienso que tal vez me haga falta que me hagan otra prueba de la manta.
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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario @justitonotario
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Hola, como algo que elijes voluntariamente y con una finalidad tan positiva como unas buenas condiciones laborales puede destrozar tanto a una persona? Física y mentalmente digo. Y si, esa persona soy yo
No entiendo cómo un sueño puede quitarte el sueño físico y los sueños metafóricos
Estoy quemada, y si, tanto que creo que es momento de retirarse. Una retirada a tiempo es una victoria, y aunque no me crea ese lema, no me quedan más cojones que creermelo
Enhorabuena por tu plaza, eres un verdadero valiente
Buenas noches Ana:
Pues si que creo que fue valiente. Muy valiente. Han pasado casi 30 años desde que empecé a opositar y casi 20 desde que aprobé y muchas veces lo pienso: “no sé como pude aguantarlo … pero menos mal que lo hice”.
En fin, es muy difícil dejarlo … es muy difícil continuar.
Conozco a opositores muy veteranos a los que sin duda aconsejaría que se lo dejaran: han enfermado, están llenos de tics, un poco tarados a mi modo de ver … lo que no significa que no acaben aprobando.
También conozco gente con varios suspensos en el dictamen que aún tiene fuerzas y que lo lleva francamente bien.
En fin … la oposición puede ser un puto infierno. Para mi lo fue, por eso algunas veces me llevan los demonios y me enfado con ciertos comentarios.
Por si no lo tienes y puede ayudarte, mi libro sale de nuevo a la venta en breve (segunda edición), pero me queda un último ejemplar en casa.
Ánimo y si puedo ayudarte en algo, aquí estoy.
Un abrazo, Justito El Notario.
¡Qué falta nos hace a la gran mayoría de los opositores una prueba de la manta! Gracias por contar tus útiles experiencias.
Saludos.
Estimado David:
Sin duda alguna, gracias a ti, un abrazo y ánimo. Justito El Notario.
Si te ha parecido bien o te ha resultado útil mi contestación, puedes invitarme a una caña o hacer un donativo a una ONG; si quieres más información pincha aquí
Hola
Que sorpresa,
Por motivos familiares estoy separado del mundanal ruido y casi de las nuevas tecnologías pero hoy tuve la suerte de encontrarte en la red y lo lei todo
.
Disfrute como un enano, Que precioso es recordar amistades. Debo acostarme temprano pero hoy sea la hora que sea no lo haré hasta disfrutar de tu lectura y con ella recordar tiempos.
Unha aperta de buxo de
Xose Ruiz Leivas
Querido Xosé:
Suponía que tenías noticias de mi blog, pero ya veo que no. Me dedico a hablar de la Fide y del Manducare y en ambas secciones, Mondoñedo sale al encuentro con frecuencia. Me está dando muchas satisfacciones mi Justito. Gracias por la participación y el comentario. Un abrazo. Justito El Notario.
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Hola! Soy @_alice666 en twitter, bueno… Era… Estoy ausente. Ya sé que preguntaste por mí, y me alegré mucho. También sé que la reunión de notarios tuiteros fue todo un éxito, algo que se veía venir dada tu implicación a la hora de organizar y dada valía como delegado. Que para delegado hay que valer ?.
Enhorabuena por el blog, he leído por encima lo que pude dada escasez tiempo ocio tengo.
Este post me resulta especialmente interesante, de ahí comente… Varias veces he pensado en tu experiencia como opositor, y una vez hablé de esto contigo en tuiter. Tuvo que ser duro, y es que aún en la distancia vislumbro el nivel de auto exigencia tenías: Suspender el oral tan sólo una vez es ejemplo claro.
Es de una enorme generosidad que compartas esta vivencia: Dignificas la profesión. Seguro que hay más experiencias y duras también, a mí me llega la tuya.
Y nada más, bueno sí:
Qué pena no coincidieses en tiempo con el gran Cunqueiro durante los años que estuviste en Mondoñedo, estoy completamente segura de que seríais muy buenos amigos. Por cierto, tuvo un hijo notario, no sé si lo sabías.
Un abrazo, y hasta otra.
Hola: Te echaba de menos. A ver qué tal evoluciona esto. Nada malo puede salir y tengo buenos padrinos y asesores Paco Rosales y Carmelo Llopis. Espero que regreses cuando tengas tu aprobado bajo el brazo. Un abrazo
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