Catulus: La oposición puede conseguir que uno se adentre en un túnel largo y oscuro al que no se le ve la salida por más que se avance por él.
Justito: Completamente cierto; aunque siempre hay una salida (aunque sea la de emergencia=dejarse la oposición) suele verse muy lejos y, a veces, cuando las cosas se complican se aleja más en vez de acercarse.
Catulus: Soy de los que cree que todo pasa por algo. Quizá la razón de que la oposición te hiciera atravesar momentos tan duros, caer y volver a levantarte en innumerables ocasiones, es la labor que desempeñas hoy en día. Si no hubieses vivido todo aquello, si no hubieses sufrido de esa manera, si no hubieses suspendido y vuelto a suspender sin darte JAMÁS por vencido por mucho fondo que estuvieses tocando, probablemente Justito El Notario no existiría, ni recibirías tantos mensajes de agradecimiento, ni nos servirías a tantos de guía.
Justito: Bueno, yo no creo en que las cosas pasen por algo. Solo soy el producto de mi propia evolución personal y experiencias, como todo el mundo. Todo nos marca en la vida y una experiencia tan intensa y larga como la oposición puede marcar mucho. Yo siempre he sido más o menos como soy ahora y la oposición y las demás circunstancias de mi vida, mi educación, mi formación, mi entorno, mis vivencias, mis experiencias, etc … han hecho el resto. Creo que en mi caso la cosa, en buena medida, ha tenido que “venir hecha de fábrica….”.
Catulus: Entonces gracias por resistirte a pesar de todo; gracias porque aunque perdiste en algunos momentos la confianza en ti mismo has demostrado que se puede volver a recuperar; gracias por haber resurgido; gracias por demostrar que se puede lograr lo que parecía ya perdido y gracias por mantener la esperanza y tener valor. Tu historia tiene todos los ingredientes para una buena película de esas “basada en hechos reales”.
Justito: ¡Ja ja ja¡ ¡“Justito`s Life”¡. No creo que tuviera mucho éxito esa película. Sería de un estilo a “Atrapado en el tiempo”, la del día de la marmota, pero mucho más aburrida. Llegado el momento de la que puede o debe ser tu oposición, si no la apruebas, empiezas a vivir ese día de la marmota y todo comienza a repetirse convocatoria tras convocatoria, incrementándose el grado de sufrimiento y angustia. Me sorprendo cada vez más de que pudiera resistir aquello. Esa resistencia estuvo a punto de romperse durante largo tiempo y en muchos momentos. Todo (cualidades y aptitudes, aciertos, errores, buena y mala suerte) dieron lugar al resultado final, aunque, por supuesto yo podría haberlo dejado a las primeras dificultades y no lo hice. Tu me hablas de lo que te representas de mi por lo que escribo, pero rellenar once años de mi vida dedicados al menester de la oposición y conseguir el aprobado y, además, salir bastante indemne constituye una proeza de difícil explicación. Habría que recurrir al habitual recurso fílmico de “un año más tarde”, y luego “otro año más tarde”, y luego a otro y otro más … para ver como está de estancada la vida de un opositor que no alcanza nunca el final del túnel.
Catulus: Yo ya llevo cinco años preparando la oposición. He pasado por varios cambios de preparador, con la consiguiente mella en la autoestima que supone pensar que eres tú el problema y, sobre todo, por un cuadro de nervios, ansiedad, angustia y casi depresión derivado de mis propias exigencias, de mi autopresión y de mis palabras mentales autodestructivas. Aquella fue una etapa bastante dura. Luego vino el cambio de temario que acabó por hundirme cuando por fin había conseguido mayor soltura y avanzar con los temas a mejor ritmo. Estudio minuciosamente, de manera extremadamente perfeccionista y primo la calidad sobre la cantidad. Mi gran talón de Aquiles, desde que comencé con la oposición, es que soy lento.
Justito: Cuando uno se encamina por la senda de la angustia y la ansiedad, la oposición peligra gravemente. Intenta no volver recaer en todo eso. El cambio de temario es algo horroroso y puede ser la puntilla de muchos opositores. Estaría bien que fueras simplemente perfeccionista y que te olvidaras del “extremadamente”. Ser lento, si eres seguro, no es malo. Tendrás tus resultados. Hay que tener paciencia. Ya lo verás. Llegará tu momento, antes o después verás los resultados.
Catulus: Es muy duro llegar a darte cuenta de que tú mismo eres el problema, de que tú eres tu propio enemigo, de que tú eres quien te impide avanzar y ver que no sabes qué hacer para solucionarlo. Es un constante querer y no poder. Sin confianza en uno mismo no se consiguen las grandes cosas de la vida.
Justito: Cierto, yo fui mi principal enemigo pero conseguí auto vencerme. Creo que siempre tuve confianza (aunque estuviera por momentos muy escondida) en que podía aprobar. Mi “exitosa” primera convocatoria me hacía ver que podía conseguirlo. Si antes de los cuatro años había sido capaz de plantarme (casi) en el dictamen, estaba seguro de que recuperando la tranquilidad, podría volver a conseguirlo. No esperaba contar con tantas dificultades adicionales en el dictamen, pero al final también pude con ellas.
Catulus: Creo que la próxima convocatoria puede ser la mía. La idea me genera esperanza e ilusión, puedo atisbar el aprobado a lo lejos en el horizonte, pero no por ello dejan de asaltarme los miedos y las dudas ¿habré hecho bien forzando la máquina para intentar llegar con posibilidades al primero de esta convocatoria aunque tenga muy verde el segundo?
Justito: Bueno, con cinco años de preparación a mi me parece que esta ya es tu convocatoria. Si no llegas al primer llamamiento, inténtalo con el segundo, aprieta el acelerador, dale un buen empujón y si no sale bien, continúa luego con el primero y el segundo al mismo tiempo. Plantearse que tu convocatoria óptima sea a los siete años de empezar no es lo usual, pero cuando uno ha tenido muchas dificultades, las ha superado, está reorganizado y de nuevo en velocidad de crucero, puede no quedar otra que tirar por la borda (dejar pasar) la convocatoria en ciernes o ya en marcha y pensar en la siguiente. A mi me pasó, tiré una convocatoria por la borda. Tiré por la borda la que tenía que ser mi convocatoria, una convocatoria de 152 plazas nada menos, pero no fui capaz de poner fin a mi situación de crisis y pasó de largo. Solo conseguí volver a subirme al tren de la oposición cuando con la siguiente ya en marcha, decidí que sería la última. Entonces, al ver un posible final del túnel, mi cabeza acabó con su bloqueo auto impuesto y quiso volver a estudiar. El final del túnel, comenzó a verse de nuevo.
Ya ha habido otras conversaciones con Catulus. Esta es otra.
Toda la historia de mi oposición contada cronológicamente puede leerse en “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”. Si alguien se anima a recibirlo dedicado que me escriba a justitonotario@hotmail.com y le explico cómo proceder. Todavía no me explico cómo hay opositores de larga duración (o que vayan a empezar porque ya sabéis que mi libro es también de primero de opositor a notarías) que no tienen mi libro en su mesita de noche porque, creedme, no vais a encontrar una historia como la mía en ningún sitio. Solo nos quedan unos treinta y cinco ejemplares aunque espero que sigamos imprimiendo mas cuando se acaben.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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