¡Que suerte¡, me dijo una amiga opositora hace poco cuando le comenté la historia de mi tema 5 de Mercantil. Me lo decía de broma, pero yo le contesté que aquello que me pasó fue tan buena suerte como podría haber sido mala de no haber hecho caso a mi preparador ilustrando y mejorando mi tema con sus notas tras cantárselo aquella tarde.
Cuando explico que unas semanas antes (no recuerdo cuántas exactamente) canté aquel tema y que lo mejoré considerablemente y que luego me salió en el examen, la respuesta inmediata suele ser “¡que suerte tuviste¡”. Sí, claro, pienso yo, para decir luego, ¿y si no hubiera introducido las mejoras que me propuso Carlos Fernández de Simón Bermejo (CFS) que fue mi preparador principal de los temas en aquella temporada? Pues, simple y llanamente, podría haber suspendido aquel examen o no haber conseguido la reserva de nota que tras mi segundo suspenso en un dictamen (el de aquella convocatoria que tampoco terminó bien) me puso el título de Notario en bandeja para mi siguiente intentona que iba a ser la quinta vez que firmaba una convocatoria de las oposiciones al título de Notario. Es decir que hubiera tenido mala suerte y, además, me hubiera calificado a mi mismo de tonto de remate por no arreglar mi tema. Además, ¡como si fuera tan fácil haberte estudiado y repasado un tema una docena de veces para cambiarlo a semanas vista del examen, que te salga, que hayas añadido lo que te dijeron, que te lo hayas estudiado y que lo hayas expuesto ante el tribunal que valoró el conjunto del ejercicio con un 5,70¡
CFS era un preparador muy distinto a MAC, que me vino de perlas para enderezar mi ritmo (para no decaer de nuevo una vez que había conseguido recuperarme) y que me ilustró y me mejoró muchísimos temas con sus comentarios tras los cantes. Lo he podido comprobar al repasar las libretas de la oposición en los años en que me tomó temas que fueron 1998, 1999 y 2000. Siempre le he estado agradecido por esa imprescindible ayuda y, de hecho, ya le di las gracias en el que fue mi primer número de protocolo: “A mis demás preparadores y especialmente a Carlos Fernández de Simón Bermejo a quien debo mi doble reserva, a Eduardo Llagaria Vidal, que me enseñó a hacer dictámenes, a Alfonso Ventoso Escribano, por su humanidad y sabiduría, y a Pablo y Antonio de la Esperanza Rodríguez, por abrirme los ojos y por sus enseñanzas prácticas”. A pesar de su trascendencia en mi oposición, he hablado muy pocas veces de CFS en el blog, así que tenía pendiente desde hace tiempo dedicarle alguno de mis escritos.
Me decía Danvic en un comentario al último capítulo publicado de mis libretas que “el año 1999 fue un año completísimo. Además combinando los civiles y fiscales con mercantiles, con temas del segundo ejercicio, cosa que yo jamás supe hacer. Eso sí, no puedes dejarnos con la incógnita de qué sucedió con el tema 5 de Mercantil. No, no …”.
Sí, 1999 fue un año buenísimo que llegaba después de varios años desastrosos. La recuperación se había iniciado en la primavera de 1998.
Hacía tiempo que quería refrescar la memoria con el asunto del tema 5 de Mercantil, así que animado por la petición de Danvic, lo he recuperado del armario que aloja mis viejos archivadores A/Z con los temas.
El tema 5 de Mercantil
Tiene siete folios por una cara y sus epígrafes son estos: “Comerciante social. Clases. Sociedades civiles con forma mercantil. Constitución e inscripción de las sociedades mercantiles. Sociedad en formación y sociedad irregular”. El tema está hecho a costurones. Hay una parte heredada del opositor veterano que me dejó fotocopiarlo. Hay una parte escrita a máquina por mi. Hay un montón de anotaciones al margen (y por las caras de atrás) hechas por mi hermana (que me ayudó con los temas desde que ella aprobó). También hay anotaciones mías. Del final del folio cuatro y hasta el final del tema me hice con una versión más frecuente fechada en 1996 (de la que atribuyo autoría de mi puño y letra a Javier Escolano que actualmente es Notario de Murcia). No soy capaz de reconocer que fue lo que CFS me mejoró. Ha pasado demasiado tiempo. Tendré que buscar en la libreta correspondiente a ver si lo encuentro. En la cara trasera del último folio, como siempre hice, están anotadas las vueltas que le di al tema desde que se produjo el cambio de programa. La primera fue en julio de 1998. Empleé una hora y media en estudiarlo y lo canté tres veces (entre 10 y 12 minutos aproximadamente). Lo repasé de nuevo en octubre de 1998. Habían pasado 95 días. Lo repasé en cuarenta y siete minutos y lo canté en menos de 11 minutos. La última vez que me lo estudié fue el 18 de Febrero de 1999. Habían pasado 122 días desde el repaso anterior y tardé solo media hora. Lo cante en casi 11 minutos.
“Los temas “a costurones”, me dijo Dandanovic, y con abundantes anotaciones, que acababan como estratos geológicos, solían ser los más agradecidos, tanto en el contenido como en la fijación visual. Además, añadió, es un tema que dada muchísimo juego en los dictámenes”. Cierto, le dije, así es; por ejemplo, el asunto del comerciante social daba muy buenos argumentos en muchos asuntos civiles y mercantiles y el resto del tema era una fuente de problemas casi inagotable para los supuestos de hecho con la eterna discusión de la personalidad jurídica de las sociedades irregulares, civiles y en formación.
“En lo que me reitero es que en 1999 ibas como como un cometa: media hora de estudio y 11 minutos de canto. Mejor imposible”. Sí, mejorando datos y mediando tres o cuatro meses entre vueltas lo que demuestra que la teoría del papagayismo en las mal llamadas oposiciones memorísticas debe ser objeto de bastantes matices que la dejarían considerablemente desmadejada. Al final el opositor domina la materia y no repite cuál papagayo, repite (y muy rápidamente) porque domina y entiende lo que dice a un nivel que está a años luz de sus conocimientos universitarios y que le permitirá enfrentarse a la práctica con los mimbres necesarios para resolver con cierta facilidad la mayoría de los asuntos que se le presenten en su despacho profesional y antes de ello, en el tercer ejercicio de la propia oposición.
Eso no quita que a la mayoría nos gustaría que nos toque un tema de muchos artículos evitando así que nuestro tema tenga un contenido menos acotable que no guste al tribunal. Los temas de artículos proporcionan mayor garantía de éxito (lo que no deja de ser algo injusto y contraproducente pues se prima ese tan mal traído papagayismo). Desde luego yo, que al final me sabía tan bien el Código Civil, prefería mil veces un tema con muchos artículos que un tema de contenido abierto con el que corría el riesgo de no complacer los gustos o criterios del tribunal. Hablamos de urbanismo, de inversiones extranjeras, de entidades religiosas y de otros muchos temas del programa. Un tema que no guste no debería suspenderte, todo lo más que debería es dejarte en un 5,01 o en el 5,00.Mandarte al hoyo del suspenso no me parece que sea correcto. Con un tema que simplemente no guste, suspenderte es algo que me parece muy riguroso. Hay quién se examina con estupendos temas hechos por estupendos preparadores y no aprueba recibiendo el mensaje único de “ese tema no nos ha gustado”. Ya sé que algo hay que decir a quienes suspenden (y algo han de decir los que lo hacen …), pero lo del tema que no gusta deja un sabor de boca muy pero que muy desagradable, hace el suspenso muy difícil de superar, genera muchísimo temor al opositor y puede influir en que un opositor brillante o, simplemente, bastante bueno, abandone la oposición cuando precisamente no nos sobran los talentos y puesto que vendrá en pocos años una época en la que nos hará falta mucha gente. Imagino lo difícil que es la labor que los tribunales tienen que acometer y que hablar desde fuera resulta muy sencillo e imprudente Yo mismo he pasado seis veces por un examen oral y he aprobado con todo tipo de temas, sin sufrir las consecuencias de un tema que no gustó o, mejor dicho, sufriendo las consecuencias de un tema que sabía que era malo, que no sustituí o mejoré y que, por ello, no convenció en absoluto al tribunal que no tuvo más remedio que frungirme.
Para terminar, le doy desde aquí las gracias de nuevo a CFS por su fundamental ayuda en mi camino.
Toda la historia de mi oposición contada cronológicamente puede leerse en “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”. Si alguien se anima a recibirlo dedicado que me escriba a justitonotario@hotmail.com y le explico cómo proceder. Todavía no me explico como hay opositores de larga duración que no tienen mi libro en su mesita de noche porque no van a encontrar una historia como la mía en ningún sitio …
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Buenos días a todos. Aunque lo que voy a explicar a continuación ya te lo comenté en una ocasión en privado, Justito, lo voy a compartir hoy en público. Me ha sorprendido tanto la coincidencia de experiencias en este punto que me parece correcto hacerlo por si algún lector u opositor tuviera, al leer esta entrada de tu blog, el pálpito de desoír lo que nos has contado en base a la idea de «esto que le pasó a Justito con el tema 5 fue un mirlo blanco. Estas cosas no pasan. Son de anecdotario».
Y es que a mí me pasó lo mismo. En mi caso se trató del tema de civil de la reproducción asistida, el cual canté pocos meses antes de examinarme ante el Notario Javier Guerrero en Jaén. Me dijo que el tema quedaba algo flojo, que sobre reproducción asistida había trabajos, jurisprudencia y doctrina de peso. No le faltaba razón; en Italia, EEUU…
Lo primero que me embargó fue la pereza. Vamos, llevar casi cuatro años de reloj estudiando y encontrarme con esto… ¿Qué hacer? Para mí, arreglar a esas alturas un tema en la parte «doctrinal» me suponía sacrificar un día de estudio, y no era «moco de pavo», pues solo podía estudiar a partir de la tarde (por las mañanas estaba en la prestación social sustitutoria). Además, no me había dicho que el tema estuviera mal o que fuera erróneo, solo anticuado. (Y es que hay cosas que avanzan de tal forma que en cuatro años pueden quedar anticuadas, y no solo a nivel legislativo). Pero, por otro lado, tener el lujo de un preparador (o mejor, una pléyade de ellos en una fantástica academia) y, llegado el momento, no hacer caso de lo que se te aconseja, no cuadra para nada con mi forma de ser.
Así que una mañana en que no tenía que ir a la prestación, me fui a la biblioteca del Colegio de Abogados de Jaén. Tomé por base unos apuntes muy buenos de la carrera de un profesor muy interesado en el tema (un fiscal de nombre Cristóbal Fábrega), y allí buceé entre libros (en 1999 no tenía internet) y me hice un trabajito, que incorporé al tema tras ajustarlo de tiempo.
Y ahí habría quedado todo, salvo porque me salió el tema de la reproducción asistida. Esa parte no la había memorizado igual que el resto. Nunca había estado en «las vueltas» normales. Así que, llegado el momento, no la canté como el resto, más bien la expuse. La reacción fue: el catedrático del tribunal alzando la cabeza, asintiendo y tomando notas y los demás mirándolo. La nota se fue al 6.30.
¿Con el tema antiguo podría haber llegado al 5.01? A saber; pero lo cierto es que ese 6.30 me dio alas, una energía y una ilusión que me ayudaron mucho con el resto de los exámenes.
¿Tuve suerte? Claro que sí. Mucha, de hecho. Pero, como has querido transmitirs Justito, no fue la diosa fortuna la que se fue aquella mañana al Colegio de Abogados a revolver tomos. No se trata de tener buena suerte, sino de favorecerla cerrando, en la medida de lo posible y por los medios a nuestro alcance, los resquicios por los que pueda colarse la mala.
Si un preparador da un consejo constructivo sobre un tema: esto hay que mejorarlo aquí y aquí, de esta forma o de la otra; pues mejóralo allí y allí. No hay temas grises. No se trata solo de la resolución más puntera. Siempre hay formas, detalles, para hacer brillar un tema, para que destaque para bien.
Querido Juan Pedro:
Eso es exactamente lo que yo quería transmitir.
El trabajo que representa tener unos buenos temas es enorme y en él están implicados preparadores y opositores.
Años de estudio se pueden ir por el retrete con gran facilidad.
Gracias por tu aportación.
Un abrazo, Justito El Notario
Leyendo el post de hoy, a luz de otros muchos anteriores, se me confirman muchas ideas y se me desmienten otras, muy a mi pesar.
Fuiste un opositor formidable. Y sin conocerte presumo de que eres un extraordinario Notario. Seguro que me dirás que tuvistes altibajos. Ya lo sé. Pero eres metódico, perfeccionista y, sobre todo, supiste encontrar y mantener la ilusión infinita por ese dies ad quem. Esa ilusión fue la verdadera criptonita de tu entereza.
Por el contrario, se me desmiente la creencia de que yo era un gran opositor. Es cierto que llegué finalmente a dominar los dos ejercicios orales con solvencia y que en los dictámenes era más o menos brillante. Me faltaba algo. La ilusión y la vocación no, desde luego.
Claro que podía haber aprobado. pero el no haberlo hecho es menos injusto que si te hubiera pasado a ti. No me preguntes por qué. En estos días en que todo el mundo recuerda a José Luis Cuerda y a sus famosas frases en la albaceteña “Amanece que no es poco”, te diría que yo era contingente y tu necesario.
Por eso recomiendo tu libro con devoción. Es apremiante su lectura para los que tienen en mente iniciar la oposición y para los que ya están en ello. Sin embargo, aunque pueda parecer paradójico, creo que es especialmente imprescindible para los que naufragamos al doblar Cabo Cope. Recuperas amistades, conversaciones pendientes y muchas otras cosas que se hallaban enfangadas por el dolor y la verguenza.
Gracias Justito.
Querido Dandanovic:
Salía de la tutoría con el profesor de mi hijo y he visto el aviso de tu mensaje en el móvil. He llegado al coche y te he leído. No sé si he llegado a resoplar pero he inclinado el cuello hacia atrás hasta que mi cabeza ha quedado acoplada en el reposa cabezas. Creo que he entornado un poco los ojos y he experimentado una extraña sensación de alegría y de tristeza al mismo tiempo. Creo que luego he dicho “joder” en voz alta. Me he sentido triste y contento al mismo tiempo, aliviado y compungido en un mismo instante. Por ti y por mi.
Me has regalado otro mensaje para enmarcar y archivar en mis carpetas de PIROPOS y de LOGROS y RECONOCIMIENTOS (las tengo, no es coña).
Fue formidable lo que hice. Intento ser un buen Notario. Tuve una gigantesca fortaleza para no dejármelo. Tuve mucha suerte aquel día con mi mano mágica que me hizo seguir otros cuatro años estudiando.
Me dicen que hacer lo que estoy haciendo era mi destino. No creo en el destino. Ni lo más mínimo, además. Lo mío es de serie. No sé si has leído esto (me da un poco de vergüenza .. pero que leches … casi nadie nos va a leer):
https://www.justitonotario.es/faq/tercero-egb-colegio-maravillas-1976-1977/
Así que de serie, sí, así lo creo, pero jamás hubiera imaginado, jamás, jamás, nunca jamás, que todo esto me fuera a suceder. Yo pensaba que iba a ser un Notario normal (bueno tirando a bueno …), un Notario, a fin de cuentas, como mi padre y creo que lo soy. Esa era mi aspiración profesional, pero aquel 21 de Septiembre de 2013 en que abrí la cuenta de Twitter y Justito pasó a ser Justito El Notario, lo cambió todo y afloró en mi una parte que estaba por desarrollar y que ahora está en un momento álgido que espero se mantenga (y hasta que siga creciendo).
Estoy muy ilusionado con el libro y te agradezco muchísimo la difusión.
Gracias por tus palabras, un abrazo, Justito El Notario.