Andaba yo haciendo propaganda de mi libro y al entregar un folletico con todas las explicaciones sobre “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)” a un gestor de los habituales de mi notaría, me contó que en su gestoría cuando se busca personal se valora muy especialmente el perfil de los opositores. Es más, me dijo que prefería a un ex-opositor que a un graduado reciente con buenas notas, que valoraba el curtimiento que te proporciona la oposición tanto a nivel humano como a nivel de preparación.
A mi me alegró mucho oírlo puesto que hace bien poco que me contaba una ex opositora a notarías que en sus primeras entrevistas de trabajo había que tenido que escuchar después de un lustro opositando que lo que había hecho no servía para nada.
Yo si el opositor se sobrepone y no se ha quedado hecho una piltrafilla (que desgraciadamente los hay) estoy más en la primera postura que en la segunda. Aunque no se apruebe, la preparación es extraordinaria y se nota. Decía un compañero hace unos días que: “Ningún ex opositor de los que conozco está en el paro ni cobrando poco”. Hablábamos de opositores a registros y notarías.
Unos días después me llegó este comentario:
“Hola Justito: Buscando sobre información sobre poderes preventivos me topé con tu blog y tu referencia al libro que has escrito y despertaste en mi muchos recuerdos. Yo preparé tres años y medio las oposiciones a notarías y las dejé. Nada que ver con tu gesta. Para mí ambas fueron las mejores decisiones que he tomado en mi vida profesional. La primera, estudiar las oposiciones, porque conseguí los conocimientos que la carrera no supo proveerme, conocimientos que me permitieron entender verdaderamente el derecho y como está articulado, anticiparme a los problemas y encontrar fácilmente las soluciones. La segunda porque supe reconocer mi verdadera vocación, el ejercicio de la abogacía. El ejercicio nunca habría sido igual de no haber estudiado las oposiciones. Ahora, pasados ya los 50 años con un pequeño despacho en el que sólo contrato gente que haya estudiado oposiciones y una clientela fiel, me doy cuenta que las oposiciones fueron, para mí, el motor de mi vida profesional. Es cierto que suponen una dedicación extrema pero si aprovechas el tiempo te otorgan un nivel de conocimiento y de entendimiento muy por encima de la media en esta profesión. Sólo quería agradecerte la dedicación y tiempo que, al igual que hiciste con las oposiciones, veo que dedicas a este blog y que seguro que será de mucha ayuda no sólo para los opositores sino para los profesionales de este mundo del derecho. Mucha suerte con la venta del libro que imagino que será un éxito habiendo ayudado y ayudando a tanta gente como lo haces“.
Yo le respondí:
Muchas gracias por tus palabras. Tengo en preparación un post sobre la experiencia profesional (al final ha sido este Opo Flash) y las opciones de los opositores de más o menos recorrido en el caso de terminar la oposición sin aprobarla y tu comentario me viene de perlas porque es estimulante y muy positivo, así que con tu permiso lo utilizaré. Es muy desalentador que los opositores escuchen cosas como que lo que han hecho no sirve para nada cuando se lanzan al mercado de trabajo. Es como si la única salida a opositar fuera aprobar y que sin hacerlo solo hubiera un enorme abismo. Hay que desdramatizar el dejarse la oposición y tu comentario contribuye mucho a ello. Gracias. En cuanto al libro, la verdad es que creo que aporta algo que el blog no tiene: cuenta de manera ordenada mi oposición desde el principio al final con lo que se aprecia mucho mejor lo durísimo y largo que fue el camino.
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Termino con este reciente artículo que confirma la idea: Opositores fallidos, caballos ganadores en los bufetes
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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