Observo a veces (acusadamente en la polÃtica) como la inexperiencia puede ocasionar verdaderos desaguisados a nuestros clientes (ciudadanos o administrados en el caso de la polÃtica).
Abogados, jueces, Notarios, registradores, asesores, agentes de la propiedad inmobiliaria, etc … que empiezan en sus actividades y que con sus vacilaciones pueden conducirnos a resultados indeseados, ineficaces, inútiles …
Acaba de pasarme con una escritura de hace ya diez años (con siete de ejercicio profesional). Parece que no se afinó la suficiente (¿de quién es la culpa?) y ahora hay que darle a la descripción de la finca una nueva capa de pintura y barniz porque la anterior la dejó incompleta. En su momento, no conseguimos una diferencia de cabida que esta vez sà esperamos conseguir y con la legislación vigente era necesaria una vuelta de tuerca.
Eso sÃ, el cliente ha tardado diez años en volver pero ahora gastará (poco) en una escritura, no tendrá impuestos y habrá de pagar el registro.
Nosotros cobramos lo mismo y el cliente paga y paga. Bueno, también me pasa a mi con el fontanero, el inútil del perito que me revisa la vitro dando lugar a que mi compañÃa de seguros me diga que no soy rentable y me eche (aunque pare el golpe gracias a un contacto y a cambio de que me suba la prima anual), o con el que instaló la puerta corredera de mi cocina por la que podrÃa colarse el huracán Mitch.
Todos tenemos que ponernos las pilas, reconocer y asumir los errores y, mejor aún, estar al pie del cañón, a la que salta, estudiados, ágiles y preparados para minimizar el porcentaje de error.
Y al que lea, que se mire primero su propio ombligo …Â
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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