Como tengo mucha, pero que mucha paciencia y me quedan 19 años para jubilarme espero llegar a contar esas 1.001 movidas notariales. Mi padre decía que Miguelito, sí me llamo Miguel, no se metía con nadie salvo que le pisaran el rabo, así que mi paciencia (como ya demostré con 11 años de oposición) es casi mítica. No me la agoten …
- Un DNI/NIF con un apellido mal nos obliga a precisar que el otorgante no se llama JIMÉNEZ sino GIMÉNEZ. Cuando estamos en el otorgamiento pienso que voy a cambiar el dato en la ficha de mi Programa de Gestión, pero decido no hacerlo porque cuando pase el Índice no voy a poder aportar el DNI porque precisamente el error está en el DNI, así que lo dejo como está. Ya volverá otro día con el DNI nuevo y con el error corregido. No aviso a la copista de mi decisión así que cuando se prepara la copia, el pie y la carátula que se pone antes de la primera hoja de la escritura, salen con el apellido equivocado. Resultado: copia a la basura y corrección de la nota en la matriz.
- Una rumana sin pasaporte. La verdad es que lo de los rumanos aburre (soberanamente). Les dices que su DNI rumano no sirve y, claro, te dicen que son nacionales de un estado miembro de la UE. Cuando la paisana entró (estilo Rosalía pero con más, mucho más, escote) pensé, ¡que pereza explicárselo¡, así que opté por mencionar también su carnet de conducir español que sí que lleva firma y por testimoniarlo junto con su carnet rumano, su carnet de conducir y su NIE. Sí, soy culpable, que me detenga la policía … ¿Y si el Reglamento Notarial rumano exigiera que los DNIS llevaran el color del pelo y la altura como los italianos y no nos dejaran los Notarios españoles firmar documentos notariales en Rumanía?
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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