“Tenía la ilusión después de llevar años leyéndote de escribirte para decirte que había aprobado y darte las gracias, pero he suspendido y me siento en la necesidad de pedirte consuelo. Llevo tres convocatorias y en esta he llegado al dictamen y lo he suspendido. Si soy sincera, no esperaba suspender pero ha pasado y a pesar de ello tengo más claro que nunca que voy a seguir”.
Si has llegado a tu máximo nivel y ha habido un contratiempo inesperado (cosa que le sucede a mucha gente) pero te quedan fuerzas, no queda otra que volver a intentarlo procurando mejorar en aquello que se haya fallado. Lo que haya sucedido no tiene porque volver a repetirse y en el dictamen (no es así con los temas), solo cabe mejorar. No te desanimes (demasiado) que has llegado a lo mas alto hasta ahora y el bacatazo nos lo hemos pegado muchos antes. Hay que resistir y tu determinación a hacerlo parece clara.
Me estoy viendo aquella noche de dictamen (de suspenso para mi). Me recuerdo en pijama sentado en un sillón de la sala de estar de mi casa (la de mi madre) hundido en la miseria, al borde del llanto (lloré luego en la cama) y como mi hermano mayor, que ya no vivía en casa, vino a consolarme diciéndome: “bueno, si uno no puede ser astronauta tendrá que conformarse con ser piloto”. Yo automáticamente le dije: “no, si voy a seguir”. ¿Cómo no iba a hacerlo después de haber pasado una larguísima crisis, de haberla superado milagrosamente y de haber llegado a mi primer dictamen? Como esta opositora de hoy, en situación distinta, yo también lo tuve claro, así que seguí y acabé aprobando (eso sí, tuvieron que pasar otros cuatro años y dos convocatorias mas).
Ánimo y gracias por contármelo y confiar en mi.
Como siempre, toda la historia en mi libro: “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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