Lo siento, pero no veo bien que se señale precipitadamente (salvo casos excepcionales) la puerta de salida de la Academia a los opositores. No me gusta que se les anime o fuerce a abandonar... Si yo estuviera tan convencido de que alguien no va a aprobar la oposición, probablemente le diría que no quiero seguir preparándole por esa razón y que llamara a otra puerta, que yo lo tengo claro y que no quiero perder el tiempo con él AUNQUE PUEDA ESTAR EQUIVOCÁNDOME, pero decirle a alguien que no vale, que se lo deje, que se dedique a otra cosa, no me parece lo correcto, salvo que se añada un EMHO.

Escasean las vocaciones y una vez más diré que no somos todos iguales

Hay opositores de diferente desarrollo y recorrido a los que habría que ir catando, como los vinos, para ver como evolucionan, pasando de los lagares a las cubas y luego a las barricas y a las botellas, de mosto a joven, de joven a crianza y luego a reserva (mejor no llegar a ser un gran reserva en esto de las oposiciones). ¿Quién diría que yo acabaría aprobando? Los de William Hill me deberían situar con menos opciones de las que tiene San Marino para ganar el Mundial de Fútbol de Quatar 2022. Nadie apostaba por mi. Nadie daba un duro por mi. ¿Y ahora qué? Supongo que habré demostrado algo, ¿no? ¿Que no somos todos iguales?, ¿que podemos equivocarnos en nuestras apreciaciones sobre alguien? o ¿que hay que ser prudente cuando jugamos con el futuro y la ilusión de los demás y que ese futuro y esa ilusión valen más que nuestro preciado tiempo?

Dejemos a la gente decidir por sí misma

Digamósles la verdad, si nos parece oportuno, pero la verdad absoluta es únicamente que “no te quiero seguir preparando, porque YO no confío en tus posibilidades”. Nada de eso “de nunca vas a aprobar” o de “tú no vales para esto”. ¿Y tú que sabes? ¿eres adivino? Seguro que te habrás equivocado con alguno que siguió y siguió y no aprobó, pero nunca sabrás si hubiera aprobado aquel que se lo dejó por tu culpa. La gente tiene que caer sola del guindo. No hace falta mover el árbol para que se caiga. Sí, ya sé que algunos huelen que apestan a “no aprobarás nunca”, y ¿qué? ¿hemos venido al mundo para determinar (o salvar) el destino de los demás? A algunos, les faltaría decir como en la tele: “Estás nominado“. Lo malo es que aquí no siempre (o casi nunca) se sabe con seguridad quien va a ser “The winner“.

“Notario, registrador, fiscal… ¿Cómo preparar unas oposiciones de «élite»?”

En el artículo enlazado, que creo guarda relación con el tema de este post reeditado de hoy, me llamaron la atención expresiones como:

“Cuerpos para los que los opositores suelen buscar preparadores y dedicar hasta una década“.

En notarías es bastante inusual no tener preparador y, sí, algunos superamos la década pero otros no llegan ni a cumplir los tres años de preparación estando la media en unos siete años.

“Hay preparadores que seleccionan mucho a sus alumnos, que solo quieren a los mejores de cada promoción de la Universidad“.

No me consta que esto suceda en notarías, aunque las academias pueden intentar hacer una preselección. No sé muy bien como se sabe quienes son los mejores y los peores. Supongo que pidiendo las notas se dispone de un dato relevante aunque nunca será completamente determinante. En cualquier caso, no creo que sea cierto eso de querer a “los mejores de cada promoción”.

“Otros han tenido opositores que han repetido cursos pero al final se han sacado la plaza“.

Repetir no, pero aprobar solamente quinto de Derecho en junio, un servidor. Por cierto, en la Universidad el concepto repetir curso no es del todo exacto, a mi modo de ver.

“Los preparadores tienden a mantener el anonimato ante las habladurías de sus conocidos en el gremio, pero son muchos los que ayudan a los opositores“.

A mi me da por pensar que el anonimato está más bien relacionado con el Fisco que con el éxito y el fracaso, aunque tal vez me equivoque. Claro que son muchos los que ayudan y en notarías, que yo sepa, siempre gratis et amore. Bueno en una ocasión me han hablado de alguien que cobraba por preparar … y ojo que estaría en su absoluto derecho de hacerlo.

“En la preparación de unas oposiciones hay de todo, pero lo que más abunda es la discreción“.

¿Discreción? ¿por qué?

“Nadie quiere aparecer con nombre y apellidos. Luego la gente comenta; somos pocos y nos conocemos todos”

¿Comentan? ¿qué?

“Prefiero evitar que luego me estén preguntando”.

¿Preguntando? ¿qué?

“Son excusas para mantener el anonimato. Nadie quiere aparecer en los medios, aunque hay un poso de orgullo que los delata: «Yo preparé al juez más joven de España»”

En notarías siempre suele haber entrevistas a los más jóvenes en los medios, pero no me consta ninguna a sus preparadores. Bueno al mío sí que le hicieron una hace una temporada (aunque creo que no fue por haberme preparado a mi … )

“Conmigo suelen tardar menos en sacar plaza”

También en notarías (y en registros) hay preparadores con fama de conseguir que apruebes rápido o especializados en sacarte adelante cuando eres un caso difícil. Estoy seguro de que todos los Notarios diríamos algún nombre si nos preguntaran por ellos. Particularmente yo estoy pensando en dos nombres en este momento, pero enseguida me vienen a la cabeza otros cuantos más con los que habría estado feliz de preparar. ¡Quién hubiera estado en una de esas semanas de intensa preparación del tercero que organizan algunos de los mejores preparadores de dictamen¡ Puede que hubiera podido aprobar unos años antes de lo que lo hice…

Me llamó también la atención, para terminar con esta parte del post, la referencia a costumbres o métodos de preparación de lo más curiosos como cambiar la dieta al opositor o establecerle horarios para ver a la novia. Espero que para hacer algo más que ver a la pareja no establecieran horarios u otras normas …

Pero lo importante del artículo enlazado venía al final que es cuando trata el asunto de abandonar la oposición

En este final fue donde encontré la coincidencia total con mi forma de ver el asunto de propiciar que los opositores abandonen la preparación:

“Hay que tener en cuenta las limitaciones de cada uno. No hay hueco para la relajación o el error. Esto te lo tienes que tomar como un trabajo. Cada uno se tiene que respetar sus capacidades, sus problemas y sus circunstancias, cada caso es un mundo. Hay quien se concentra mejor o peor. Cuando el opositor lleva ya muchos años o varios suspensos a la espalda, surge siempre la misma pregunta: ¿Cuándo lo dejo? ¿Debo seguir insistiendo? A veces hay que decir hasta aquí. Hay un momento en que tienen que dejar de estudiar y parar las oposiciones, pero tiene que verlo el opositor. Salvo que sea palmario que no las va a sacar, hay que hacerle ver que no debe perder el tiempo ni el dinero de sus padres por una cosa que está perdida. Pero, ¿cuál es la señal para dejarlo? Si no son capaces de memorizar un artículo o falta a tres de cada cuatro clases, fuera. Pero no hay que ser tampoco muy estrictos. El opositor tiene que verse una vez delante del examen y decir: yo con esto puedo o yo con esto no puedo. Lo tienen que ver ellos. Si se dan cuenta de que no pueden, pues a otra cosa. Pero si de verdad creen que pueden y tienen la voluntad, lo tienen que intentar, puede que varias veces”.

Es exactamente mi filosofía sobre animar a abandonar la oposición. La suscribo palabra por palabra. Hasta parece que lo hubiera escrito yo …

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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario