Vamos a ver si les sacamos unas sonrisas a los opositores, especialmente a aquellos que recientemente han suspendido en el dictamen y tienen la valentía de afrontar un nuevo intento (y una nueva Nochevieja y un nuevo año sin el ansiado aprobado bajo el brazo). Ellos, los opositores, son hoy los protagonistas de este recopilatorio de FIN DE AÑO. ¡Mucho ánimo¡
El lance feo
“Me examiné por la tarde y no salí contento. Tuve algunos titubeos en uno de los temas. Creí que la había fastidiado. Estaba en el hotel, en plan hosco, sentado en una silla toda la tarde. Les di a mis familiares una matraca espantosa. Uno de ellos llamó al Colegio hacia las nueve de la noche para preguntar si habían salido las notas. Le dijeron que sí. Preguntó por mi. Le dijeron que había aprobado y con buen nota. Concretamente, la misma nota que en el primero. Me resultó tan inesperado que me levanté de la silla y dije: “A ver si se han equivocado al mirar y han mirado el primero en vez del segundo”. Me oyeron a través del teléfono y le dijeron a mi familiar: “No, dígale que no estoy equivocado”. Echamos a correr hacia allí. Miramos el listado. Solo había tres nombres. Era cierto. Había aprobado el segundo. A la vuelta nos cruzamos con otra familia que iba a consultar el tablón pero que no sabía lo que había pasado con “su opositor” que iba en el grupo. Al vernos, nuestras caras debieron decirles todo. No sabíamos qué decir. Balbuceé un “no te he visto entre los aprobados”, pero ya habían echado a andar hacia el Colegio, el padre pasándole la mano al hijo sobre el hombro y diciéndole algo al oído. Me quedé con muy mal cuerpo pese al aprobado….”
Una buena cualidad para hacer oposiciones al título de Notario
“.. brújula moral que te impide mentirle a nadie; una buena cualidad para hacer oposiciones a Notario …”
Me va a caer la lagrimita, pero tiene House toda la razón. No ser mentiroso es una buena cualidad para ser Notario.
Oposiciones a registros y Vox
Abascal carga contra Rajoy: “Un registrador de la propiedad no sabe parar un golpe de Estado”
Y uno le responde: “¡Por el amor de dios¡, Tema 123 de Civil: “Medidas para paliar la secesión”. De manual”.
Ritmo de la oposición
“Parece que están intentando darse prisa”, me dijo un opositor cuando me comentaba el ritmo al que marchaba la oposición a notarías en curso. “De hecho van tan rápido que aún no ha salido el anterior y ya se está examinando el siguiente”.
Anécdotas de exámenes
Contado por una catedrática de Civil: “Estoy corrigiendo exámenes. Estoy con uno, ante la pregunta sobre nulidad y anulabilidad del contrato, que afirma: “el contrato no puede tener vicios, es decir, ningún tipo de drogadicción u otra adicción“.
Primer ejercicio de las oposiciones a notarías
Entro en la sala, primera vez ante un tribunal de oposición a notarías. Soy el primer examinado de ese día. El presidente me pone delante la urna y me dice que saque la primera bola. Meto la mano. La urna está vacía. Muevo los dedos. Solo hay aire. En un momento determinado, me asalta la idea, surrealista, de que quizás la “urna” implique un mecanismo más sofisticado que nadie me haya comentado nunca. Es la típica idea absurda que, en una situación de tensión, te puede asaltar. “Quizás haya un doble fondo y haya que meter la mano por algún resquicio para acceder a las bolas”, me digo. “Voy a quedar como tonto, menuda primera impresión”, pienso. El presidente me urge: “Vamos, no se preocupe, remueva y saque una cualquiera”. Yo me rindo: “Señor presidente, aquí bolas no hay”. El presidente mira dentro. “Anda”, dice, “si no las hemos metido”. Todos ríen… menos yo. “Secretario, secretario”, llama el presidente. El secretario coge el estuche y, efectivamente, las bolas estaban allí. En un momento las mete en la urna. Saco y comienza el ejercicio.
Hacia el segundo tema, podría decir “abrí de par en par los postigos y entró cual si fuera amigo, con revoloteo ruidoso, un cuervo majestuoso”. Pero eso es cosa del novelista. No era un cuervo y no llegó a entrar, porque los postigos estaban cerrados. Se posó en el alféizar. Era un ave blanca, muy grande. No sé qué podría ser en plenas Ramblas barcelonesas. ¿Cigüeña? Sí, era majestuosa. Un miembro del tribunal, alertado por el batir de alas, se vuelve y exclama: “Mirad en la ventana”. Y allí fue el noventa por ciento del tribunal. Sus miembros, en pie, congregados frente a la ventana, absortos como el protagonista de Poe. Entretanto, yo intentaba por todos los medios que aquello no hiciera mella en mi concentración mientras recitaba los poco glamurosos artículos de la sociedad civil. Aunque nunca me habían preparado sobre cómo actuar ante semejante contingencia, decidí que “yo, a lo mío, como si no pasara nada”. Al final, volvieron a sus asientos y yo pude terminar el examen sin más incidentes. Curiosamente, comenté todo esto con dos de mis preparadores. A uno le hizo gracia. A otro, ni pizca. De hecho, hizo un par comentarios sobre el tribunal que no repetiré aquí.
Retracto de colindantes
Me decía una opositora a notarías hace poco con motivo de la reedición de mi post sobre retracto de colindantes:
“Por cierto, ¡interesantes los comentarios del post sobre el retracto de colindantes! ¡Cómo es posible que algo que en la práctica se da tan poco en la teoría genere tanto lío! Como anécdotas de opositora sobre retractos te puedo contar que mi hermano que es ingeniero tenía una asignatura de Derecho y me llamó para preguntarme por los tanteos y retractos. Tras mis explicaciones, su conclusión fue que se trataba de un “derecho real a regatear”. También una amiga al hilo de su contrato de arrendamiento entendía que derecho de tanteo era “tantear” a la propietaria para que le vendiera el piso y “retracto”, arrepentirse después y no comprarlo”.
Artículo 613 del Código Civil
Este es el artículo preferido del Código Civil de varios juristas y opositores amigos míos. También parece ser el de Animus Iocandi que escribió hace un tiempo en Twitter:
“No se me ocurre mejor forma para estrenar mis 280 caracteres: “Las palomas, conejos y peces, que de su respectivo criadero pasaren a otro perteneciente a distinto dueño, serán propiedad de éste, siempre que no hayan sido atraídos por medio de algún artificio o fraude” #iuristuit“
Entonces, mi amigo Cristóbal, respondió:
“Resumiendo: Las gallinas que entran por las que salen”
Exacto.
¡Pues hará veinte años¡
Un extraordinariamente bien conservado octogenario cliente mío, que viene a firmar un paquete de escrituras con sus hijos y al que llevo una temporada larga sin ver, responde de este modo cuando le pregunto:
– Zacarías, ¿sabe hace cuanto que no nos veíamos?
– Pues hará veinte años, – me responde.
Lo gracioso está en que llevo nueve años en mi actual destino y sólo catorce años de Notario. Hace veinte años yo era un triste opositor a notarías al que le faltaban aún seis para salir de su aburrida espiral de estudio y exámenes.
Seguramente la confusión de Zacarías se debió a mi barba. Ya me dice mi madre que me hace mayor.
El poder para fornicar
Esta anécdota me la contó Emilio, el oficial de la notaría de Mac, mi preparador. Pasé cientos de horas esperando en la notaría de Mac a que me tomara los temas. Le ordenaba los libros y charlaba con los oficiales que me hacían caso, fundamentalmente con Emilio y con María Jesús, la hermana de Mac.
Pero la que más caso me hacía siempre era Remedios, la señora de la limpieza. Me reía mucho con ella. Como diría mi abuelo Fidel, era una mujer con una inteligencia natural. Lástima que tuviera una vida difícil, sin muchas oportunidades. Hace unos días me encontré con uno de los oficiales de mi preparador y me preguntó: “¿tú eres el opositor?” Me debían ver como parte del mobiliario.
En algunas épocas tuve compañeros de oposición y conseguía aburrirme menos en las esperas. Mi primer móvil con acceso decente a Internet estaba a años vista en aquel momento. Mi principal compañera fue mi hermana que a los cuatro años y medio de preparación aprobó y me dejó plantado. También recuerdo a Alberto, a Fernando y a Domingo, los veteranos que en mi primer día de cante me dijeron “vete, aún estás a tiempo”. Yo no me fui y ellos no aprobaron. Que vueltas da la vida. Y sobre todo a Martirio, que tenía un nombre muy apropiado para ser opositora y que tampoco aprobó.
Martirio, sin contar a mi hermana, fue mi compañera más duradera. También recuerdo a Ángel, que tampoco aprobó pero que se hizo novio de otra opositora que tampoco lo hizo y de la que tengo el nombre en la punta de la lengua. El padre de esta opositora sostenía que en la vida el secreto residía en estar a tiempo en la estación y a que a su hija siempre se le escapaban todos los trenes. Había otro que me recomendó un hotel para dormir en Madrid en mi tercera convocatoria de la oposición y todavía me pregunto porque le hice caso. A bote pronto no recuerdo a nadie más y eso que fueron casi once años con la oposición a cuestas.
Un día, me contaba Emilio, se recibe una llamada en la notaría:
– Buenos días, quería hablar con Emilio.
– Le paso.
– ¿Emilio?
– Si, ¿dígame?
– Me han dicho que hable con usted porque tengo que hacer un poder para fornicar.
– Será para enajenar.
– Pues sí, será eso.
La toposicion del toro
Me gusta fijarme en los términos de búsqueda que según me dice WordPress, han llevado a la gente a mis artículos.
Lo cierto es que Google es maravilloso y a la par de sorprendente porque alguien busca “porq le asen la toposicion al toro” y se encuentra con mi post sobre “El Miedo (los toros) y las oposiciones”. Lo de la toposición me lo tendrá que explicar … tal vez ¿un veterinario?
El sueño de mi mujer
He contado varios sueños en otros posts, pero este sueño de mi mujer no tiene entidad suficiente para un post propio aunque me parece gracioso, puesto que ella sueña con mi oposición y creo que no lo hace con la suya (que fue muy larga también). Ella no solo aguantó su propia oposición, sino que aguantó carros y carretas desde el minuto uno al pitido final (casi 11 años después) de la mía y se ve que algo de trauma le queda (o que soy muy pesado con mis historietas de oposiciones que han acabado invadiendo sus sueños).
Con mi mujer no se cumplió aquello de novia de opositor, no es mujer de notario, aunque, que recuerde, en mi promoción hubo un par de cambios de pareja, alguna ruptura rápida y, ya luego, algunos divorcios. Fui a unas cuantas bodas de compañeros y, evidentemente, muchos seguimos casados.
Vamos por el sueño: una madre del colegio al que va mi hijo, nos cuenta que estaba preparando notarías y que, por fin, aprueba la oposición. En el sueño le confiesa a mi mujer que estudiaba notarías desde que tenía 9 años, pero que le daba vergüenza decirlo.
El hereu y la pubilla
“Aún recuerdo el Hostal Jamyc en Madrid y unas oposiciones en las que un catalán muy majo que se llamaba Tomás (creo que nunca aprobó y ya era veterano) con toda la paciencia del mundo me enseñaba a pronunciar lo del hereu, la pubilla y todas las demás instituciones civiles del derecho catalán. Al final descojonado me decía que jamás había oído hablar un catalán con acento andaluz tan puro”.
Y a propósito de aquellos tiempos de oposición dice otro:
“Yo intenté buscar en un mapa Mendieta, Retes de Tudela, Sojoguti y Arceniaga. No los encontré”
El deudor desnudo
La confianza con mis clientes tras diez años en la plaza es considerable. Uno me comentaba el otro día que duerme desnudo. Hablábamos del calor, no vayan ustedes a pensar otra cosa.
En invierno o en verano, en casa o en el hotel: “Siempre duermo como me trajeron al mundo”.
Yo le dije que era más conservador y que prefería el pijama, como mínimo siempre la parte de abajo, aunque suelo dormir destapado.
Hoy ha vuelto a la notaría y ha sido como en el cuento de “El Rey Desnudo” de Andersen o cuando te dan el famoso consejo de que te imagines desnudo al Tribunal de las oposiciones para que no te intimide (como si hubiera tiempo para pensar en otra cosa distinta que la que te ocupa): ¡me imaginaba desnudo a mi cliente¡
La próxima vez, prefiero que me lo cuente una mujer, aunque siendo realista es difícil que eso me ocurra.
Sobre la desnudez he recordado, a propósito de la anterior anécdota, otra que ocurrió siendo yo Notario de Mondoñedo, mi primer destino. Mi amigo Pedru jura y perjura que subió en el ascensor del Seminario de Mondoñedo, en el que se alojaba durante la inolvidable visita que nos hizo en el año 2004, con un hombre desnudo. Se encontraron en la puerta del ascensor; lo llamaron; llegó; se subieron y se despidieron educadamente. De no haber estado uno vestido y otro desnudo, la cosa no hubiera tenido ninguna gracia. En Mondoñedo supieron ponerle nombre y apellidos al nudista.
Humor negro
Algunos preparamos oposiciones a notarías en la época del SI-DA, NO-DA. Los más pesimistas en nuestras filas decían:
“Es peor ser opositor que ser-opositivo”
Dislexia
Es usual que los opositores a notarías padezcamos una especie de dislexia, derivada de la rapidez con la que es necesario hablar para exponer los temas dentro de tiempo.
Aquí tenemos varios ejemplos de ello:
- Cantando el tema de las servidumbres legales un opositor con mucha contundencia hablaba de las servidumbres del Artículo 570 del Código Civil a las que denominó como de paso de ganado, de cañada, de cordel y de MAREJADA.
- Un opositor cantando en lugar de pagar el canon, se empeñó en “cagar el panon”.
- No era de los más habituales pero entre los tratadistas que figuraban en mis temas, se encontraba ORTEGA PARDO, al que confundí con ORTEGA CANO haciendo brotar una instantánea sonrisa en mi preparador.
El sobrino de Rajoy
Esta anécdota (que he acabado incluyendo en otro post relativo a la asistencia como público en los exámenes de notarías), relacionada con las oposiciones a registros, pero válida para las nuestras, proviene de Twitter donde dice uno:
– Escándalo. España. Francisco Millán Rajoy (sobrino de Mariano Rajoy) aprueba oposición de Registrador de la Propiedad y desaparece su examen.
Y otro, que se identifica como opositor a registros, responde:
– Los exámenes son orales, ¿me explicas como pueden desaparecer? Gracias.
Y dice otro en defensa del primero:
– En todas las oposiciones los exámenes son escritos, aunque luego se defiendan oralmente. Se grabarán al menos.
Y sale otro opositor a registros:
– Vaya y yo llevo nueve años haciendo exámenes orales y resulta que eran escritos. Ahora ya sé porque suspendo.
Y termina el que propone que los exámenes se graben:
– Pues así no hay ni garantías de imparcialidad ni posibilidad de reclamación. Fácil de amañar.
Luego resultó que lo que ese sobrino de Rajoy había aprobado era otra oposición, no la de Registrador.
Cantar
Cantar para un opositor es dar los temas. Se asemeja a recitar o a una cantinela de ahí, digo yo, lo de llamarle cantar.
A todos nos han pasado este tipo de cosas, pero un par de opositores me han contado recientemente estas dos:
- “Soy opositor de registros y después de unos meses yendo a cantar temas, todavía tengo que explicar a algunos amigos que no voy a clases de canto“.
- “Yo estoy opositando a notarías y, como no, ¡también me ha pasado! Estas Navidades fui a la notaría del preparador a cantar y aproveché para llevarle el tradicional regalo de Navidad. Había una recepcionista nueva en la notaría y cuando le dije que iba a cantar, puso cara de sorpresa y dijo: ¿villancicos?“
Yo recuerdo la primera vez que me pasó. Fue con una compañera de Facultad que era novia de un compañero del Colegio y también de la Facultad. Ella sabía que yo preparaba; de hecho su novio preparó registros una temporada. Un día me la encontré saliendo del piso en el que yo estudiaba y le dije que iba a cantar:
– No sabía que fueras cantante -me dijo-.
“Novia de opositor, no es mujer de Notario”
Mi padre tenía una novia cuando aprobó las oposiciones a notarías que siempre le preguntaba:
– ¿Cuando apruebes a quien vas a llamar primero a tus padres o a mi?
Mi padre llamó a sus padres y menos mal que no se casó con ella (sino el que suscribe no existiría…)
Conozco muchas parejas rotas tras el aprobado de las oposiciones. Chico deja chica, chica deja chico. De ahí ese curioso dicho que no creo que tenga mayor grado de veracidad en el ámbito de nuestras oposiciones que en el de cualquier otra. El análisis de la jugada que lo hagan otros.
“El ascendiente que heredara de su descendiente…”
La reina de las anécdotas en materia de numerología y oposiciones, la cuenta José María Chico y Ortíz en su famoso “Oposita que algo queda” un libro que alguien se tendría que encargar de reeditar. Sin pretender tener yo la gracia de Chico, la anécdota era más o menos esta:
Congreso de Registradores.
Llegada al hotel de los primeros asistentes.
– Buenos días, Sr. Registrador número 1, su habitación es la 811.
– ¡Hombre la 811” – y comienza a recitar- “el ascendiente que heredara de su descendiente….”
Entra en escena el Registrador número 2.
– Buenos días, Sr. Registrador número 2, su habitación es la 815.
– Gracias, ¿podría usted decirme cuál es la habitación del Sr. Registrador número 1?
– Si, es la habitación 811 – y el Registrador número 2 comienza también a recitar- “el ascendiente que heredara…”
El primer artículo del Código Civil que yo me estudié, puesto que era el primero en aparecer en un tema, fue el último de todos, es decir, el Artículo 1976. Mis amigos y mi novia (hoy mujer), me hacían repetirlo como un loro (“Quedan derogados todos los cuerpos legales…”) hasta el punto de que temía cantar el tema y que al final llegara a atascarme y no me saliera cuando tuviera que hacerlo. Sigue siendo, sin duda, uno de mis favoritos, aunque nunca se me ha planteado su aplicación práctica, como es lógico, puesto que es la Disposición Final (y derogatoria) del Código Civil y han pasado 128 años desde su entrada en vigor.
Más artículos
“A mí me dieron en un hotel la habitación 544 y pregunté si bis o ter”.
Excusas de opositores
Lo contaba el compañero Rafa Díaz-Vieito:
“Esto es como lo del opositor que le dice al preparador, esta semana me ha ido regular porque se ha muerto mi abuelo. Vaya hombre -le dice el preparador-, ya es mala suerte que te pase eso siete veces”.
Archivos
Entra un Señor a firmar a mi despacho. Durante la lectura observo que se queda mirando los tomos de protocolo de las estanterías. Al terminar la firma, me dice muy serio:
– Señor Notario, ¿no habrá tenido que estudiarse todos esos libros para sacar la plaza?…
Sectas
El opositor es un ser eminentemente solitario, pero puede que actúe en sociedad secreta, que se mueva en especie de secta o logia en la que al enemigo ni agua… ¡Uy¡ esto me lleva de nuevo al asunto del compañerismo….que constituye la última frontera de mi blog.
Papagayo aprueba notarías
Y en Twitter nos echamos unas risas:
“Seguro que tenía enchufe ;-P”
“Cuidado que el dictamen es escrito…”
“Se las ha sacado en un año”
“Ojo que no nos dicen cuánto ha tardado el loro en aprobar y con lo que viven a lo mejor no tiene tanto mérito”
Tratadistas
Recientemente ha fallecido un importante tratadista, de nombre compuesto y dice un opositor a notarías:
“Por fin hoy ya tengo claro que es uno solo”.
Envidia sana
Tuvo cabida en el post de “Preparar notarías o registros: Ingresos, trabajar mucho, ansiedad y conciliación” pero como anécdota me viene al pelo esto que me decía un viejo y gran amigo hace unos días cuando le contaba alguna de mis andanzas:
“De mayor quiero ser notario, pero sin opositar”.
Feliz año 2020. Suerte en registros o a luchar la nueva de notarías que supone saldrá hacia el verano.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Esa noche de enero, corriendo como una loca por las Ramblas, con mi madre enganchada de mi brazo, intentando alcanzar a mi prima que, a su vez intentaba alcanzar a mi hermano que había salido disparado hacia el Colegio, fue uno de los momentos más felices de mi vida. Iba llorando a lágrima viva de pura alegría. No sé qué pensaría la gente con la que nos pudimos cruzar. Lo curioso es que era “solo” el segundo ejercicio, pero esa emoción no se repitió. Cuando aprobó la oposición definitivamente hubo mucha alegría, por supuesto, y nunca olvidaré ese “enhorabuena” al otro lado del teléfono que Rosa, empleada del Colegio, usó para darme la noticia, pero el sentimiento predominante fue el alivio.
Bonito recuerdo para acabar el año.
Feliz 2020.
Buenos días María José:
Me gustó la anécdota porque es muy representativa de lo que son las oposiciones y especialmente de lo que es esta nuestra.
Por eso no me resistí a dejarla de contar.
Gracias, feliz Año Nuevo y un abrazo, Justito El Notario.