Tras redactar la nota (más bien extensa) que publiqué en este post sobre Coronavirus el domingo 15 de Marzo, han sucedido muchas cosas. El post lleva en este instante, 3.903 visitas habiéndose convertido en el más visitado de mi blog en el día de su estreno con 2.363 visitas. Por cierto, me llama mucho la atención el bajón enorme de visitas en estos días de confinamiento. Si ahora tenemos más tiempo, debería haber más visitas no menos. ¿Mi lector me consulta desde el trabajo pero no desde de casa? En fin, es solo una curiosidad que no tengo datos para analizar a fondo. Vamos al tema …
Lunes 16 de Marzo
Voy a la notaría. Como ha sucedido el martes y el miércoles, el tráfico es muy inferior al de cualquier otro día laboral hasta el punto de que parece que sea un día de fin de semana o un festivo. Al llegar al pueblo, veo todo cerrado y no hay casi nadie por la calle. Mi pueblo tiene menos de 8.000 habitantes y no sé cuántos de ellos viven en el casco urbano y cuántos en las pedanías. Dos de mis tres empleados vienen a trabajar. La tercera, que es “grupo de riesgo”, no viene. Acordamos que nosotros vendremos por la mañana y que ella lo haga por las tardes. Mi asesor laboral me informa por teléfono y por correo electrónico de las alternativas que tenemos, pero me aconseja esperar hasta que las cosas se aclaren un poco. Estoy de acuerdo con él y a la espera de más noticias para tomar decisiones.
Lo primero que hacemos es colocar en la puerta de la calle y arriba en la de la notaría un cartel muchísimo más breve que el pensé inicialmente en poner (el que está en el post). Dice así:
“LA NOTARÍA DE XXXX ESTÁ ABIERTA EN NUESTROS HORARIOS HABITUALES DE ATENCIÓN AL PÚBLICO, SI BIEN SOLO ATENDEREMOS ASUNTOS URGENTES DE CONFORMIDAD CON LAS INSTRUCCIONES RECIBIDAS PARA TODAS LAS NOTARÍAS DE ESPAÑA DESDE EL MINISTERIO DE JUSTICIA. PARA VALORAR LA URGENCIA DE SU ASUNTO, LLAME A NUESTROS NÚMEROS DE TELÉFONO O ESCRIBA A ALGUNO O ALGUNOS DE NUESTROS CORREOS ELECTRÓNICOS.
xxxx y xxxx.
Notario:
R:
A:
T: “
Preparamos los salvoconductos para que los empleados puedan justificar sus desplazamientos de ida a la notaría y vuelta a casa.
Solo tres personas aparecen en toda la mañana. Una mensajera para recoger una copia que viene con su mascarilla y se mantiene en el umbral de la puerta mientras localizamos la copia que viene a recoger. Se le localiza y se le entrega. Luego se presenta un señor que quiere cambiar el testamento que hizo hace pocos días. Ha cambiado de opinión y está muy preocupado. Estimo que su asunto es urgente; se le atiende en el interior de la notaría con celeridad y con las medidas oportunas y se acuerda citarle en otro momento. Los últimos de la mañana son otros posibles testadores. Un matrimonio que nunca ha testado y desea hacer ahora un testamento del uno para el otro. Están preocupados por la situación y también estimo urgente su petición. De hecho, hasta ayer por la tarde me pareció que cualquier testamento podría ser atendido y no veía (y sigo sin verla) una alternativa que recurrieran al testamento ológrafo o el testamento para caso de epidemia que, de tenerles que explicar, me ocuparía mucho más tiempo. No hay que olvidar que el procedimiento alternativo en el caso de los testamentos supondría que tengamos que estar dedicando telefónicamente o por correo electrónico nuestro tiempo (fuera de casa probablemente) a explicar a la gente cómo han de proceder para que esos testamento inusuales y con trámites posteriores (generalmente complicados) reúnan los requisitos básicos de validez y eso no creo que sea cosa nuestra, como tampoco lo sería colaborar en la redacción de una prórroga de unas arras ni en cualquier otro tipo de documento de carácter no notarial. No puedo evitar pensar que la opción más rápida y segura jurídicamente hablando, en muchos casos, cumpliendo con nuestra misión preventiva (en el ámbito estrictamente jurídico, insisto) sea otorgar el documento notarial oportuno (bajo un estricto criterio de urgencia, valorado en cada caso concreto).
No sé si es el lunes o tal vez el martes cuando aparece un señor con una carta recibida de Catastro al que nos quitamos rápidamente de en medio.
Nada más, no se presenta nadie más en la notaría. Salvo el de la carta del Catastro, quienes vienen, lo hacen con una petición lógica cuya urgencia, como mínimo, era susceptible de estudio.
Por lo demás, el teléfono arde y los correos electrónicos entran y salen sin parar. Todo el mundo quiere saber si su asunto es o no urgente. Pedimos a todos las oportunas explicaciones para que yo, el Notario, pueda tomar la decisión. Advierto a todo el mundo de que:
- Estamos abiertos (pero con la puerta cerrada).
- Sobre operaciones concretas, deben llamarnos pues, insisto, es el Notario quien decide.
- Sobre envío de copias electrónicas, no hay ningún problema.
- Sobre recogida de copias autorizadas en papel, aún no nos ha dado tiempo a organizar.
- En cualquier caso, con todos los plazos suspendidos, lo de las copias no tiene urgencia. Lo urgente puede ser firmar, pero no es urgente disponer de la copia.
A algunos no les es suficiente la información y reclaman criterios generales. Insisto en que cada caso ha de contemplarse individualmente.
Un par de días después los asuntos de plazo parece que continúan sin estar del todo aclarados. Resulta difícil responder a estas cuestiones con absoluta seguridad.
Además consulto en la R.A.E. el significado de urgente (que urge), urgencia y urgir. La urgencia es necesidad o falta apremiante de lo que es menester para algún negocio o la inmediata obligación de cumplir una ley o un precepto. Con la primera acepción, la urgencia entiendo que podría apreciarse en muchos casos. Con la segunda no habría casi ninguna urgencia. Urgir es pedir o exigir algo con urgencia o apremio (siempre se ha dicho que no hay cosas urgentes sino gente con prisa); también conducir o empujar a alguien a una rápida actuación o instar o precisar su pronta ejecución o remedio. Esta última acepción del verbo urgir da, a mi juicio, también carácter de urgente a unos cuantos asuntos.
Así que me quedo con dos ideas básicas para mis valoraciones:
- Necesidad o falta apremiante de los que es menester para algún negocio.
- Instar o precisar su pronta ejecución o remedio.
A las tres en punto nos vamos para dejar vía libre al turno de tarde.
Me marcho a casa con un considerable nivel de estrés pero orgulloso de nuestro trabajo, de mi equipo, del pueblo y de la organización que hemos dispuesto en pocas horas.
Termino la jornada, ya en casa, pensando en que tenemos tres posturas:
A- No hay nada urgente.
B- Hay cosas urgentes pero decide el Notario.
C- Es urgente lo que dice el interesado.
En la B, decide el Notario. En la C, decide el interesado. Francamente, pienso, me encuentro completamente capacitado, después de diecisiete años de profesión, para tomar esta clase de decisiones. Acertaré o me equivocaré pero lo he empezado a hacer hoy y lo seguiré haciendo mientras dure esta situación.
Martes 17 de Marzo
A lo largo de la mañana se habla del primer caso de coronavirus en el pueblo de al lado. La información no está contrastada.
Atendemos una cancelación de hipoteca previa a una nueva hipoteca, otra hipoteca y cinco pólizas: un préstamo personal y cuatro créditos. Premonitoriamente mi criterio resulta ser ajustado a lo que poco más de 24 horas después indica el Consejo General del Notariado que podía atenderse. Afirmo, y lo hago rotundamente, que todas las operaciones son de gente conocida y habituales clientes de mi notaría. No hay la más mínima sospecha de que puedan ser operaciones denegadas en otras notarías, aunque sí he sospechado de un par de operaciones de gente menos fiel a mi despacho que pudieran estar probándose en varias notarías al mismo tiempo. Pienso que no ha de preocuparme el criterio de los demás, sino exclusivamente el mío propio.
Se advierte a todos los otorgantes de que habrán de traer su propio bolígrafo, guantes, mascarilla y guardar la distancia de seguridad. Solo dos personas vienen sin bolígrafo, así que utilizan los de la notaría que se desinfectan al terminar. Alguno no trae mascarilla y comenta que es imposible conseguirlas. Colocamos dos pequeñas mesas en el largo pasillo. En un extremo tras mi mesa me sitúo yo. En el otro extremo, como si jugaran a las cuatro esquinas, los otorgantes.
El resto de la mañana transcurre de manera similar a la del lunes. Llamadas, mails, nervios y mucho estrés.
Me vuelvo a marchar satisfecho y hasta contento, pensando en que podría haber un mundo en el que sea la notaría, en el que sea el Notario, el que sustraído a la tiranía de nuestros clientes (especialmente a la de la banca) organice su despacho (como cualquier oficina pública) en base a sus propias exigencias, no en base a las que pretenda imponerle cualquiera que necesite de nuestra función y que por el hecho de pagar por ella se crea con el poder para fijar fecha y hora, proporcionando muchas veces la documentación necesaria con cuenta gotas y tras una agotadora lucha para conseguir, en muchas ocasiones, la documentación necesaria para cualquier cosa. Eso sí, la banca, los bancarios, también se está partiendo el pecho estos días. La compra en el supermercado no vamos a poder hacerla con billetes del Monopoly…
Miércoles 18 de Marzo
Se habla de dos casos en el pueblo. La noticia no ha sido confirmada.
Atendemos una compraventa con hipoteca posterior y un acta de transparencia. De nuevo, antes de establecerse esa línea de actuación (que llega por la tarde) acierto con mi criterio y atiendo lo que el Consejo General del Notariado dice ahora que debemos atender como urgente. Me alegro por ello y vuelvo a pensar que no me preocupa en absoluto el criterio que tengan los demás compañeros.
El estrés me atenaza. Un calambre intenso me recorre toda la espalda de principio a fin y hasta la base del cráneo. Vuelvo a casa, como, descanso un rato y me paso dos horas al teléfono intercambiando criterios con gente de máxima confianza y atendiendo a clientes preocupados por lo suyo.
Jueves 19 de Marzo
Hoy es fiesta. Mañana a trabajar con los nuevos criterios establecidos. En mi agenda hay siete operaciones a la vista. Hay una que claramente podrá firmarse. Del resto, con la información de que dispongo en este momento estimo que dos podrían firmarse (una más claramente que otra), dos no podrán firmarse (una requiere salida y es imposible hacerlo y otra puede esperar sin ningún problema) y dos son testamentos y no sé qué hacer con ellos. Considero que en esta situación se ha podido desatender completamente la urgencia de las personas más necesitadas de protección: ancianos, enfermos y discapacitados, aunque es tremendamente complicado poderles asistir pues encajan (ancianos y enfermos) en el concepto de grupo de riesgo.
El Whatsapp y el Coronavirus
Arde el Whatsapp notarial. Los chats de grupo y las conversaciones privadas con los compañeros de más confianza. Estas han sido mis afirmaciones (no hay ni una palabra que no haya dicho yo):
- Creo que los de poblaciones pequeñas y que llevamos mucho tiempo en las notarías os tenemos alguna ventaja a los de las grandes poblaciones (o grandes notarías) porque tenemos mayor conocimiento de campo.
- Después de doce años aquí, ha sido fácil organizar todo en pocas horas.
- También es cierto que siempre he sido bastante riguroso con todo y creo que eso ahora juega en mi favor.
- El viernes 13 decidí mantener agenda salvo anulaciones y considerar que el tráfico económico y financiero tenía que continuar.
- Así que con puerta cerrada, de uno en uno y todo supeditado a mi criterio, la organización está funcionando como si lleváramos dos meses funcionando así.
- Aquí solo viene el que firma, eso si por la calle no hay prácticamente nadie.
- ¿Tanta falta de criterio hay? Somos un cuerpo de altos funcionarios teóricamente súper cualificados. Yo no me estoy fijando en lo que hacen los demás porque además no tengo la menor idea de lo que hacen. Solo sé lo que he hecho yo. Insisto en que a mí no me ha venido nadie que sospechara que viniera rechazado de otro sitio y no me importa lo más mínimo dónde haya ido lo que yo haya rechazado. No es mi problema, no es de mi competencia, no puedo hacer nada al respecto (bueno ahora el Consejo ha previsto un mecanismo). He visto demasiada preocupación por todo eso. Ni se me puede pedir que vea todo urgente, ni todo lo contrario. He actuado con conciencia y rigor exactamente igual que lo hago sin estado de alarma. Los de siempre, esos de los que siempre nos quejamos, no se van a dar ahora por notificados y nos han acabado restringiendo con sus excesos a lo que sí hemos sabido actuar con criterio.
- La Directora General tal vez me pone los pies en la tierra cuando en su cuenta de Twitter dice: “Enhorabuena a los que lo tenéis todo siempre claro, a los que nunca dudáis, a los que siempre acertáis! ¡Vuestro será el reino de los cielos”. En realidad, no tengo claro lo que quería decir con esto.
- La nueva Circular del Consejo (miércoles 18, 19 horas) pone muy difícil la urgencia fuera de la actividad financiera. En la búsqueda de alguien que nos ordene el criterio, nos van a dejar atados de pies y manos para todo lo demás. Francamente, a mí no me hacía falta que me dijeran lo que puedo y no puedo hacer. Hace 17 años que soy Notario. Intentando controlar a los que no tienen criterio, nos dejan bastante cercenado el criterio a los que sí lo tenemos.
- La fuerza mayor excluiría el 99,999999% de las firmas; necesario es más que urgente, si bien la Instrucción del domingo 15 nos habló de urgencia y no de necesidad, lo que hace que la urgencia debamos interpretarla restrictivamente.
Todo esto os lo dice uno que recibió ayer su primera compra de supermercado (con papel higiénico incluido).
Por cierto, yo no tengo ningún problema para quedarme en casa: escribo, veo alguna serie o alguna película, me doy al Manducare y me pego unas buenas siestas. ¡Oigan que yo estuve casi once años encerrado estudiando¡ ¿me voy a amilanar por un encierro que leí ayer que podría ser hasta el fin de la Semana Santa?
Ahora que tienen tiempo libre, les aconsejo la lectura de mi libro …
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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Está muy bien emitir Circulares, pero también una demanda urgente de los dirigentes unánime y conjunta ante el Ministerio de Trabajo solicitando un ERE temporal para todos los notarías y los 17000 empleados mientras dure la pandemia. Se echa de menos una solicitud apremiante de los responsables, que no consta se haya hecho.
Las notarías no son sostenibles sin un flujo de clientes permanente, se financian con éstos o tienen que cerrar. No se puede exigir la apertura de las mismas y luego no dejar trabajar, no es coherente
Buenas noches Apertura:
Probablemente vamos en días (si no es en horas) hacia el cierre de toda actividad no esencial para el abastecimiento y la supervivencia.
Saludos y ánimos, Justito El Notario.
Estupendo Justito, tengo la certeza q lo estás haciendo muy bien.
Un abrazo virtual,deseo Todos Bien(tu Madre tb..),Cuidaros Mucho,
Paz
Buenas tardes Paz:
Muchas gracias.
Un abrazo y ánimo, Justito El Notario