Algunos de estos Chistes y Anécdotas, sirven perfectamente para distender el ambiente en una firma o para dar alguna explicación, especialmente el del régimen matrimonial que es mi mayor hit. Las anécdotas se producen casi todos los días en los despachos notariales.
El poder para fornicar
Esta anécdota me la contó Emilio, el oficial de la notaría de Mac, mi preparador. Pasé cientos de horas esperando en la notaría de Mac a que me tomara los temas. Le ordenaba los libros y charlaba con los oficiales que me hacían caso, fundamentalmente con Emilio y con María Jesús, la hermana de Mac.
Pero la que más caso me hacía siempre era Remedios, la señora de la limpieza. Me reía mucho con ella. Como diría mi abuelo Fidel, era una mujer con una inteligencia natural. Lástima que tuviera una vida difícil, sin muchas oportunidades. Hace unos días me encontré con uno de los oficiales de mi preparador y me preguntó: “¿tú eres el opositor?” Me debían ver como parte del mobiliario.
En algunas épocas tuve compañeros de oposición y conseguía aburrirme menos en las esperas. Mi primer móvil con acceso decente a internet estaba a años vista en aquel momento. Mi principal compañera fue mi hermana que a los cuatro años y medio de preparación aprobó y me dejó plantado. También recuerdo a Alberto, a Fernando y a Domingo, los veteranos que en mi primer día de cante me dijeron “vete, aún estás a tiempo”. Yo no me fui y ellos no aprobaron. Que vueltas da la vida. Y sobre todo a Martirio, que tenía un nombre muy apropiado para ser opositora y que tampoco aprobó.
Martirio, sin contar a mi hermana, fue mi compañera más duradera. También recuerdo a Ángel, que tampoco aprobó pero que se hizo novio de otra opositora que tampoco lo hizo y de la que tengo el nombre en la punta de la lengua. El padre de esta opositora sostenía que en la vida el secreto residía en estar a tiempo en la estación y a que a su hija siempre se le escapaban todos los trenes. Había otro que me recomendó un hotel para dormir en Madrid en mi tercera convocatoria de la oposición y todavía me pregunto porque le hice caso. A bote pronto no recuerdo a nadie más y eso que fueron casi once años con la oposición a cuestas.
Un día, me contaba Emilio, se recibe una llamada en la notaría:
– Buenos días, quería hablar con Emilio.
– Le paso.
– ¿Emilio?
– Si, ¿dígame?
– Me han dicho que hable con usted porque tengo que hacer un poder para fornicar.
– Será para enajenar.
– Pues sí, será eso.
El óbito
Una de las cosas que siempre digo a mis clientes es que cada uno sabe de lo suyo, así que hay que procurar que la gente te entienda cuando hablas. Esto le pasó a Mac, mi preparador, mientras recibía una consulta de tipo hereditario y tenía en su despacho a la viuda y a los hijos de un difunto reciente.
Mac pregunto:
– Y ¿cuándo sucedió el óbito?
– Pudiera ser que hace poco – contestó uno de los hijos.
– Bien -dijo Mac. Y ¿cuando murió su padre?
– El 7 de Abril – contestó el mismo hijo.
El tercero hipotecario
En la notaría del padre de mi preparador había un personaje muy conocido al que le apodaban “El 205”. Para los profanos el Artículo 205 de la Ley Hipotecaria permite inmatricular (inscribir por primera vez) una finca en el Registro de la Propiedad mediante dos títulos translativos sucesivos (o mediante uno y un acta complementaria). El “205” era un especialista consumado en este procedimiento. Pero un día se presentó su antagonista: un perjudicado por alguna de sus titulaciones y que directamente se identificó como “el tercero hipotecario”.
– Buenos días, quería hablar con el notario – dijo.
– ¿Tiene usted cita? – le contestan.
– Si, dígale que soy el tercero hipotecario.
El régimen matrimonial
Pero sin duda, el rey de los chistes notariales es el del régimen matrimonial. Lo cuento a menudo. Los notarios nos ponemos muy preguntones a la hora de determinar la vecindad civil de nuestros clientes y a la hora de averiguar su régimen matrimonial.
Lo del régimen matrimonial, puede causar cierta incomodidad y dar lugar a contestaciones hilarantes.
El Notario inicia la lectura de una escritura y observando que no estaba indicado el régimen matrimonial de los cónyuges comparecientes, pregunta:
– Y ustedes, ¿que régimen matrimonial tienen?
La mujer azorada, responde:
– Pero, ¿eso hay que decirlo?
Entonces el Notario lo explica:
.– Por supuesto, es importantísimo. Del régimen matrimonial pueden depender varios efectos de los que esta escritura ha de producir.
Y la pobre señora:
– Pues, uno a la semana.
Y el marido, que hasta ese momento, no había dicho nada, puntualiza:
– ¡A veces dos¡
De régimen matrimonial muchos no sabrán nada, pero el chiste lo entienden perfectamente por lo que, con pocas excepciones, los otorgantes se relajan, se atreven a preguntar y suelen irse de la notaría la mar de contentos.
¡No me vendría mal alguna aportación para los siguientes episodios¡
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Me la he pasado bien leyendo este artículo, muy interesante esta buena página, gracias por compartirnos estas anécdotas. De la misma manera me han sucedido diversas situaciones hilarantes con el autocorrector de MS-Word, hasta que actualicé a la versión del 2016, estando en la 2003 tenía ciertos problemas cuando se trataba de fideicomisos y los derivados de esta palabra, por alguna razón, este MS-Word separaba “fide” y ponía otra cosa después dependiendo la palabra de la cual se trataba, por ejemplo: Fideicomiso por “Fide Comisio” o “Comisión”, Fideicomitente por “Fide incompetente”, entre otras.
Le mando un gran saludo Justito el Notario.
Desde la Ciudad del “nido de Serpientes”, se despide, Gabriel.
Estimado Gabriel:
Le voy a tomar prestada la anécdota para futuros Episodios (ya voy por el XI y el XII está en producción).
Son tremendos los correctores¡ Gracias por la participación y el comentario.
Por cierto, ¿esa ciudad está en Canadá?
Saludos, Justito El Notario.
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Una del corrector de la que me di cuenta hace relativamente poco, por lo que serán varias las escrituras afectadas… En las declaraciones de herederos en vez “sin perjuicio de la legítima del cónyuge supérstite” aparece “sin perjuicio de la legítima del cónyuge supertriste”….
Un abrazo Justito!
Querido Vitty: Es buenísima la confusión del corrector. Super-triste por supérstite. Se le puede sacar punta a la anécdota, así que te pido la venia para utilizarla cualquier otro lunes en que el Supremo y el Constitucional no me den trabajo para mi habitual paseo. Gracias, un abrazo. Justito El Notario.
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La del corrector ortográfico.
Me gusta vestir las copias de mis escrituras con una carpeta satinada, en cartulina de 300 gramos y con ventana. Para que se identifique bien, incorporo un folio blanco en el que se imprime una sencilla leyenda a la altura del hueco: número de protocolo y la calificación del acto jurídico.
Una pareja comparecía en mi despacho para otorgar la escritura de disolución de comunidad o extinción de condominio, que ponía fin a su vida en común. No parecían enfadados. Estaban objetivamente tristes por finalizar una relación de la que aún quedaban miradas cómplices y gestos de cariño con alguna lágrima fugitiva.
Al día siguiente el corrector ortográfico de MS-Word tituló la escritura:
Número 290
26 de abril de 2013
DESILUSIÓN DE COMUNIDAD
Querido Luis: Gracias por compartirlo. El corrector es una fuente inagotable de anécdotas. Una de sus habituales confusiones es la del TELEPÁTICO, por TELEMÁTICO. ¡Como si fuera tan fácil, pasar del FAX a la telepatía¡. Eso sería lo que les gustaría a los RR: que nuestro acceso a los libros fuera simplemente TELEPÁTICO. Hablaremos con Ancert a ver que se puede hacer. Un abrazo. Justito El Notario.
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Ja, ja, lo de telepático lo utilicé para los presuntos poderes del artículo 41 de la Ley de Emprendedores.
Buenos días Javier:
Ahora hace tiempo que no me pasa, supongo que el término se ha normalizado.
Un abrazo, Justito El Notario.