Tras las dos últimas convocatorias de notarías he publicado entrevistas a los mejores situados, a los mas exitosos (jóvenes, números uno, historias poco corrientes ….). Algunos me han preguntado que porqué no entrevistaba a los mas viejos (lo he intentado) o a los que peor lo habían pasado o a los últimos. La respuesta es sencilla: o me han dicho que no o no he conocido sus historias. Sin duda que tendría a varios a quienes hacer una buena batería de preguntas entre los aprobados de esta promoción de 2022 (Teresa, Patricia, Nacho, Álvaro, Itziar, Enrique, las Cármenes ….) y hasta puede que lo haga y también, como siempre, que entreviste (si se dejan) a los mas jóvenes (tenemos a dos entre los de menos de 25). Conozco a gente que ha aprobado que está cercana a los 40, a casados, con hijos, a embarazadas, a muy jóvenes o no tanto, a algunos de origen extranjero, en fin que hay DE TODO, DE TODO un poco, con apellidos simples y compuestos, hijos de NOTARIOS, de REGISTRADORES y de panaderos, gente que trabajaba en notarías, abogados, opositores que lo fueron, que lo dejaron de ser y que volvieron a serlo, pero …. y quizá, esta es la novedad de este año, ¿no hay nunca entrevista a los suspensos? ¿qué está siendo de ellos? ¿cómo están? ¿cómo se sienten? ¿qué piensan? ¿qué les parece lo que estamos diciendo y lo que les estamos diciendo?
Especialmente me refiero a los suspensos en el dictamen que son los que peor lo pasan y a mí me pasó dos veces por lo que hablo por experiencia.
He estado trabajando (en la anterior convocatoria) o he comenzado a hacerlo ahora con algunos de los que suspendieron en el dictamen y me encantaría hacerles algunas preguntas que son el resultante de afirmaciones que he ido acumulando desde junio (desde que aprobó la última promoción). Abundan los tópicos, lógico, ¿no?, ¿qué va uno a decir? pero, ¿somos conscientes de que lo que decimos cuando aprobamos y de lo que hubiéramos seguido diciendo si hubiéramos suspendido o vuelto a suspender?
Mi madre me regañaba cuando me acordaba de los suspensos. Después de once años me decía que me olvidara ya de los que no habían conseguido aprobar, que yo ya había tenido bastante. Tenía razón, había llegado mi momento, pero me resistía a dejar abandonados a los que hacía medio minuto estaban tan desesperados, tan agotados y tan enmierdados como lo estaba yo. Eso sí, luego pasó el tiempo y casi me olvidé de todo aunque el gusanillo de lo que había pasado siempre estuviera allí (y siempre lo seguirá estando).
Unos 12 años después de aprobar cuando abrí el blog hace ya siete años, casi de casualidad y por culpa de mi post “La prueba de la manta” volví a pensar a diario en la oposición.
Ahora, y no quiero comprometer a ninguno de los opositores en curso a que me contesten (por eso no se lo he propuesto a ninguno), le preguntaría a cualquiera de los que se quedaron en el dictamen anterior:
- “Aunque te sea difícil, ¿merece la pena luchar por lo que se quiere?”.
- “¿Es verdad que tanto esfuerzo nunca puede caer en saco roto?”.
- “¿Crees que el fracaso te forja?”.
- “¿Hay que confiar en Dios?”.
- “¿Es importante la auto confianza?”.
- “¿Siempre se va al examen mejor de lo que crees?”.
- “¿Sirve de algo ser positivo y pensar en que lo harás bien?”.
- “¿Te anima que te digan que seguro que lo harás bien?”.
- “¿Hay que tener suerte?”.
- “¿La suerte no influye en estas oposiciones?”.
- “¿Te encuentras muy solo?”.
- “¿Sientes que confían en ti?”.
- “¿Te sientes feliz y realizado con lo que haces?”.
- “¿Siempre hay una segunda oportunidad?”.
Las mismas preguntas les haría a los que han aprobado pero retrotrayéndose a un hipotético “lo siento, ha suspendido” que hubiera podido tener lugar hace unos pocos meses. También me quedo con ganas de contestar yo mismo, pero no lo voy a hacer. De todas formas, muchas están mas o menos respondidas en mi libro “Nada antes que opositar: Nihil prius oppositio”. También está en Amazon. Y si alguien lo quiere dedicado que me contacte en justitonotario@hotmail.com
Tras la publicación del post, me llega una contestación a la entrevista
«Aunque te sea difícil, ¿merece la pena luchar por lo que se quiere?».
Creo que siempre merece la pena, porque si realmente te gusta lo que haces y lo que estudias, no te parece tanto una lucha sino un camino que hay que recorrer antes de llegar al destino, para estar bien preparado. La lucha más bien es contra uno mismo cuando se cree que el final llega ya y, sin embargo, no sales en la lista de aprobados… ahí sí me parece que hay que luchar para aceptarlo y volverlo a intentar… Pero creo que se llegue o no al destino, merece la pena si te gusta lo que haces, porque aunque te pierdes muchas cosas de la vida, aprendes otras muchas y vives otras experiencias, es simplemente elegir lo que uno quiere, no es una lucha. Aunque no he aprobado el dictamen, recuerdo la frase que dije justo cuando vi mi aprobado del segundo ejercicio: “solo por la alegría que tengo ahora mismo, ya merecen la pena todos estos años de estudio, pase lo que pase en el dictamen”. Así que sí, merece la pena.
«¿Es verdad que, al final, tanto esfuerzo nunca puede caer en saco roto?».
Yo considero que no puede caer en saco roto porque si sigues opositando, te das cuenta como el esfuerzo de todos los años dan sus frutos al ver cómo controlas todo el temario y lo “fácil” que resulta ahora estudiar y cantar temas en comparación al principio de la oposición. Y si lo dejas, he visto por compañeros que lo han hecho, que enseguida encuentran buenos trabajos y aplican lo aprendido…
«¿Crees que el fracaso te forja y que eso no cae nunca en saco roto?».
Sí, porque aprendes de tus errores y por otro lado, te hace más fuerte, dejas de darle importancia a pequeñas tonterías que antes te parecían un mundo.
«¿Hay que confiar en Dios?».
No, hay que confiar en uno mismo y en el trabajo hecho y a veces, ni eso es suficiente…
«¿Es importante la auto confianza?».
Muy importante, sobre todo en los orales, para cantar con seguridad lo que siempre da mejor impresión al tribunal que cantar titubeando o excesivamente nervioso. Pero tampoco hay que confiarse mucho y siempre creer que todo el estudio es poco para mejorar y dar lo máximo de uno mismo.
«¿Siempre se va mejor de lo que crees?».
Tendemos a no apreciar lo que sabemos porque nosotros mismos ponemos la expectativa muy alta. Es un sentir común que en la puerta del tribunal antes de entrar, todos creemos que no sabemos nada, que se nos ha olvidado todo y que no vamos a saber articular palabra… y sin embargo, la mayoría completamos los ejercicios y muchos aprobamos, así que sí, siempre vamos mejor de lo que creemos.
«¿Sirve de algo ser positivo y pensar que lo harás bien?».
Sirve para estar más tranquilo, y cuanta mayor sea la tranquilidad, mejor será el resultado. De nada sirve pensar negativo más que para amargarte la existencia a ti y a quien te rodea, aunque a veces por más que uno quiera no puede pensar en positivo, sobre todo antes de entrar a los exámenes…
«¿Te anima que te digan que seguro que lo harás bien?».
Si me lo dice quien sabe realmente cómo voy (los preparadores) sí que me anima bastante y me ayuda a confiar en mí y me motiva para seguir día a día, pero si me lo dicen mis amigos o familia que no saben qué tipo de opositora soy ni como voy ni como canto ni como dictamino, no, no me gusta que me lo digan porque veo que son simples ánimos que además les generan a ellos una expectativa de mi aprobado que no quiero que tengan.
«¿Hay que tener suerte?».
En orales para sacar nota alta sí, porque no todos los temas los controlamos del mismo modo. Para aprobar, yo confío en que no, en que haciendo un buen ejercicio aunque no brilles, si dices el contenido del programa, artículos y lo metes en tiempo, debes aprobar aunque si no gusta mucho el tema por ser de esos que admiten muchas opiniones puedan bajarte la nota.. En dictamen sí hay que tener suerte si el tuyo es de los del “montón”, pues vas a depender fundamentalmente de qué hayan hecho los demás opositores de tu tribunal.
«¿La suerte no influye en estas oposiciones?».
Sí que influye, en esta y en todas, por las circunstancias personales y familiares que puedas atravesar a lo largo de la oposición o durante los exámenes, por el número que te haya tocado en el sorteo según el tiempo que lleves opositando… por la hora del día que te toque examinarte o las horas de pasillo que tengas que pasar, por si el que va delante o detrás de ti es un fuera de serie que empañe tu ejercicio… por muchas cosas que aunque no aseguran el aprobado si no te pasan, sí que pueden influir en tu suspenso.
«¿Te encuentras muy solo?
Para nada, después de este año en el que he conocido muchos opositores y preparadores gracias a haber llegado al dictamen, mantengo el contacto casi a diario con algunos y me ha hecho sentirme más arropada que nunca y con más confianza en mí misma y además ves la gente que está como tú y eso ayuda bastante a no sentirte un bicho raro. A parte mi entorno familiar siempre me ha apoyado y desde el suspenso en el dictamen más aún, además creo que sin dicho apoyo hubiera sido más difícil volver a arrancar…
«¿Sientes que confían en ti?»
Sí, yo diría que demasiado jaja. A veces no quiero que confíen tanto porque nadie sabe lo que pasará.
«¿Te sientes feliz y realizado con lo que haces?».
Totalmente, me gusta mucho lo que hago a pesar de lo duro que es estar encerrada tantas horas.
«¿Siempre hay una segunda oportunidad?».
Una segunda oportunidad no, una nueva oportunidad, tendría una segunda oportunidad si siguiera el sistema de reservas que había antes, entonces si consideraría que tendría una nueva oportunidad sin presentarme de nuevo a los orales… ¡Esperemos que la nueva oportunidad de la siguiente convocatoria sea mejor que la anterior!
Muchas gracias por contestar. Estoy muy muy de acuerdo contigo.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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