“Y cuando la tormenta de arena haya pasado, tú no comprenderás como has logrado cruzarla con vida ¡No! Ni siquiera estarás seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí quedará clara. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que penetró en ella. Y ahí estriba el significado de la tormenta de arena”. Haruki Murakami.
No sabía hasta hoy quién es el tal Murakami. Tampoco sé cuál era su particular tormenta de arena, pero un compañero de profesión y de promoción relacionaba este pequeño texto con la oposición (y eso que aprobamos hace 20 años que se cumplen el próximo miércoles) cuando la compartió el otro día en un grupo de Whatsapp. Ambos fuimos opositores de largo recorrido con lo que una tormenta de arena sin duda se nos quedaría corta para escenificar lo que fue lo nuestro con la oposición.
Lo nuestro, por duración y buscando un símil en la naturaleza (y por no recurrir al bíblico diluvio universal), sería mas bien equiparable a uno de esos incendios que tardan años en extinguirse de los que creo que hablaba Iker Jiménez la otra noche en uno de sus podcast. Al parecer, como curiosidad, el incendio mas antiguo de la tierra lleva ardiendo 6.000 años y se encuentra en Australia.
Duración del fenómeno aparte, el fenómeno que la oposición constituye en la vida de una persona generalmente joven una vez que finaliza, nos hace pensar a unos cuantos (pero no a todos) en lo increíble que resulta que hayamos sido capaz de salir vivos de ella (es decir, aprobados y … cabales). En nuestro caso, aunque soñaremos con que no hemos aprobado o con que nos volvemos a presentar, podremos estar seguros de que esa tormenta habrá cesado de verdad y para siempre aunque como en la tormenta del amigo Haruki, cuando salgas de ella, cuando salgas de la oposición, probablemente ya no serás la misma persona que cuando penetraste en el tema 1 de Civil con su inolvidable inicio que decía, “Por Derecho Civil, entendemos hoy Derecho Privado, o mas bien una parte ….”, y será así porque la oposición te cambia la vida y te cambia a ti, y si solo te cambia la vida, afortunado serás porque sin duda eso significará que tu tormenta ha sido de las cortas.
Desde luego, yo a veinte años vista de mi salida de la tormenta, sigo sin explicarme del todo como pude orientarme por la arena para salir por donde tenía que hacerlo. En algunos momentos fue mucho mas predecible que la tormenta se disipara y que yo estuviera en el mismo sitio que estaba cuando me vi inmerso en ella. Si así hubiera sido, siempre he pensado que ciertos nubarrones me habrían acompañado durante el resto de mi vida.
Le dedico esta pequeña entrada a uno de los pocos amigos de verdad que me quedan a los veinte años de salir la tormenta. Como a mí, a él también le costo bastante salir de la arena.
Ánimo a los que continúan en el vendaval de arena y mas aun a los que no salieron vivos de la tormenta.
A los que andan perdidos en la arena no les vendría nada mal leerse mi libro. Incluye mi plano para salir de la tormenta pero no garantizo que pueda orientar (ayudar a salir de ella) a todos los que se lo lean.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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