Mi compañero Juan Pedro que me acompaña desde hace ya un tiempo en la distancia del correo electrónico y de los comentarios en el el blog me decía hoy a propósito de mi post reeditado de hoy que …..
“Buenos días. Sobre esta chica, “Incipentium”, lo preocupante para mí no es el número de temas que pueda o no llevar en primera vuelta, sino que tan pronto salgan a relucir elementos que veo en sus palabras: miedos, dudas, inseguridades… Un opositor que empieza una oposición de este calibre debe hacerlo bien armado psicológicamente, debe realizar un buen exorcismo (en la medida de las posibilidades de cada uno) de miedos, dudas y ansiedades, y empezar “como una moto” en ese sentido, con seguridad en lo que está haciendo. Si aparecen tan pronto los miedos por cuestiones iniciales o los “qué pensarán”, ¿qué sucederá cuando venga el primer suspenso (que puede venirle al más pintado)? Yo, en primera vuelta, me hacía los temas por las tardes (manuscritos) y estudiaba por las mañanas, luego más de 3-4 temas a la semana jamás llevé en primera vuelta. De hecho, tardé un año largo en completarla. Me consta que algún preparador de mi academia no estaba muy contento con el ritmo. Otro, sin embargo, me dijo: “prefiero tres bien estudiados y comprendidos en primera vuelta que cinco o seis marraneados y medio escupidos al cantarlos”. El segundo año metí el turbo y ya está, pero jamás me entraron dudas sobre lo que estaba haciendo. En resumen, hay que hacer un esfuerzo por desterrar los pequeños miedos. Los miedos y las inseguridades se alimentan unos a otros y acaban propagándose. Si uno está convencido de que ha encontrado su ritmo, de que, aunque con más lentitud, está asimilando los temas y tiene la sensación de que avanza y de que su esfuerzo es productivo, y, aunque con menos temas, llega la hora de cantarlos y se defienden de forma adecuada en su vuelta, entonces no hay un verdadero problema ni razones para alimentar temores. Algunos de mis compañeros llevaban más temas que yo, pero yo nunca me “sentí” inferior ni superior a nadie en los años que preparé; esa forma de pensar me parece poco productiva y peligrosa. Otra cosa es que no “pueda evitarse” o no se conozcan mecanismos para evitar esos temores; en ese caso, a la postre, esas tendencias a nivel de pensamiento pueden ser más nocivas y determinantes que el número de temas que se lleven en primera vuelta. Un saludo a todos. PD: Cualquier día, Justito, recibo un correo tuyo en que digas: “¿Sabes qué, Juan Pedro? He empezado a preparar a un opositor“.
Querido Juan Pedro: Si no viviera donde vivo y trabajara donde trabajo y, sobre todo, si me sobrara un minuto a lo largo de la semana, estaría sin duda preparando y preparando el dictamen que es lo que me gusta aunque a un nivel básico. Yo lo que quiero, porque fue lo que me pasó a mi, es que los menos capaces para el dictamen se desbrocen un poco hablando de derecho y con casos de rudimento antes de ponerse en manos de los auténticos preparadores. Fíjate que el otro día una opositora con unos tres años de preparación se quedó sorprendidísima de que “los suyos” del 1.006 fueron “sus herederos” y no “sus descendientes” como siempre había pensado entendido. ¿Cómo va a llegar tal vez en un año y poco a un dictamen si tiene el coco tan mal amueblado a estas alturas? Por lo demás, estoy de acuerdo en todo lo que dices. Yo también tarde un año y luego metí el turbo y en dieciocho meses mas había aprobado el primero y unos meses después aguantado el segundo entero y a un nivel de casi aprobar. Luego me hundí pero no estaba hecho un flan en el minuto uno. No obstante, no todos somos iguales y hay que ayudar a los que pueden ser mas débiles mentalmente porque podrían ser estupendos notarios con un poco de cariño y dedicación por parte de los preparadores.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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