Me dice un amigo que a él le gustan los Notarios eléctricos y me pregunta que si yo soy Notario eléctrico, aunque presume que no lo soy. A mí me da la sensación, antes de que me explique el curioso concepto, de que no soy un Notario eléctrico.

A lo mejor el Notario eléctrico es alguien así como el personaje que interpreta Robert Redford en “El Jinete Eléctrico”, en la que un famoso ex campeón mundial de rodeo acaba haciendo memeces en espectáculos menores vestido con un traje de luces western. Supongo que se entiende el paralelismo y la ironía.

¿Y qué es para mi amigo un Notario eléctrico?

Pues debe ser (porque tras mucho hablar no llega a definir el concepto con claridad) un Notario con chispa, pero no de los que cuenta chistes como yo, sino de los que son tan rápidos como la luz eléctrica.

A mí se me ocurren dos maneras de ser Notario eléctrico, dos tipos de Notario eléctrico:

Notario eléctrico tipo A

Sin duda se puede ser un Notario rápido sin que haya una merma de la calidad, pero para ello se necesita tener un buen equipo profesional que te respalde (lo que no significa necesariamente que las escrituras no se expliquen por el Notario) y tener capacidad para ser rápido. Aunque se presuponga que todos los Notarios somos listos e igual de listos y de capaces, no es así. Esto es como todo, hay que estudiar, hay que entrenar, hay que preocuparse. Si no lo haces (y más con la incontinencia legislativa estatal y autonómica y jurisprudencial de este país), te quedas atrasado en una corta temporada. Y eso por no hablar de estar al día en cuestiones tecnológicas ya en uso o de las que están aún por llegar, o que nos acechan a la vuelta de la esquina.

Notario eléctrico tipo B

Pero este amigo me parece que no solo quiere que su Notario eléctrico reúna todas las cualidades del Notario eléctrico tipo A.

Su Notario eléctrico me pareció que también era aquel que no asustaba al personal con sus explicaciones y advertencias, aquel que pasaba de puntillas por las cosas delicadas, aquel que recurría al esto no es cosa mía, aquel que no hacía muchas preguntas, que no dejaba preguntar o se escabullía de las preguntas que le hacían y, sobre todo, era aquel que no le hacía esperar (¡como si las esperas siempre fueran motivadas por la notaría y/o el Notario¡). Evidentemente, en mi opinión, esto sí que NO es ser un buen Notario eléctrico.

Así que querido amigo, creo que no soy tú tipo y que deberías limitarte a exigir un Notario eléctrico tipo A y desechar los Notarios eléctricos tipo B que no convienen a nadie, ni siquiera a tú entidad aunque tú creas lo contrario y te hagan perder tu valioso tiempo. De lo expuesto, evidentemente se deduce que no todos los Notarios somos iguales.

Seguro que no te he convencido en absoluto.

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario