En la pelÃcula “La isla de la fantasÃa” basada en una serie del mismo tÃtulo, al estilo de la visita previa a la apertura que se organiza en “Parque Jurásico”, cada uno de los influencers que visita la isla antes abrirla para darle luego darle publicidad en sus redes sociales, tiene derecho a recrear la fantasÃa que mejor le parezca. Esa fantasÃa se llevará hasta sus últimas consecuencias naturales, cosa que claramente advierte (nada de letra pequeña) el gerente de la isla (el Sr. Roarke) antes de abrir la puerta que conducirá a cada uno de los influencers a la suya propia, diciéndoles:
“Tras esa puerta está tu fantasÃa: la oportunidad de cambiar el momento del que más te arrepientes”
En mi caso, más que pensar en un fantasÃa vital (que creo que no tengo) o en una fantasÃa como opositor, me interesó especialmente la segunda parte del asunto: cambiar el momento de mi vida del que más me arrepiento.
Ese momento me vino instantáneamente a la cabeza ese momento aunque en el siguiente instante ya me sonreÃa por dentro mientras pensaba que, en realidad, después de todo, preferirÃa no cambiar nada de mi vida, salvo que no tuviera más remedio que hacerlo por imposibilidad de revocar el contrato que me hubiera llevado a aquella isla.
En tal caso, sin la menor duda, elegirÃa el momento en el que, con Mac mi preparador, tomamos la decisión de que me presentara en primera vuelta a la que fue mi primera convocatoria de las oposiciones a notarÃas.
Lo he contado mil veces en el blog y también está contando en “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”. Cuando llegó aquel primer llamamiento de aquella mi primera convocatoria, aprobé el examen pero unos meses después de suspender el segundo entré en una crisis superlativa que estuvo a punto de mandarlo todo al traste pero, y por eso mi sonrisa interior, si todo no hubiera sucedido exactamente igual que sucedió, la continuación de mi vida, mi aprobado unos seis años más tarde, mi matrimonio tres años después, mi hijo en el año 2006, mis destinos en 2003 y 2005, mi Justito, mi Raimunda, mis libros y todo lo que me tenga que venir en el futuro (bueno o malo) ya no serÃa lo mismo o simplemente podrÃa no haberse producido nunca. Es más, hasta puede que mi fantasÃa de aprobar luego en Sevilla, en la siguiente convocatoria, no hubiera sido la última consecuencia natural de mi repetición de la jugada.
Asà que si existiera esa isla de la fantasÃa, creo que elegirÃa una al estilo de los dos hermanos del elenco protagonista, que lo que eligen es disfrutar de un casoplón con piscina y de un fiestorro descomunal cuya única consecuencia, conociéndome como me conozco, serÃa una inmensa resaca que terminarÃa unas horas más tarde sin ningún otro efecto secundario más en nuestras vidas.
Toda mi historia, cronológicamente, está contada en mi libro. Que puede comprarse aquÃ. También lo envÃo dedicado a quien lo prefiera de este modo. Los pedidos en este caso, aquÃ: justitonotario@hotmail.com
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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