DifÃcil de clasificar este post a caballo entre el Pasado Notarial, el Comiendo Fuera y una Miscelánea que no tengo. Pero es que la historia de la medusa me apetecÃa contarla.
Al hilo del recuerdo al Restaurante Es Port (que estuvo incluido en este post), de mi amigo Richard en Fornells y de mi crÃtica en Tripadvisor, a quienes compartimos mesa y viandas en una de las ocasiones que visitamos el local, me vino a la cabeza la picadura que me dispensó algo qué no se que fue, pero que tal vez pudo ser una medusa. Nunca lo sabré.
Es Port está a la cabeza de un segundo grupo de restaurantes no tan afamados como otros de Fornells y es otro local familiar con buen servicio y excelente ubicación en el Paseo MarÃtimo. Dispone de una algo apretada terraza y de un plato menos habitual en las cartas menorquinas: langosta frita. Trabajan bien los arroces y por supuesto también la caldereta.
Es Port lo asocio a mi viejo amigo y compañero, ZacarÃas Candel y a Carmen, su mujer. Cenamos un dÃa en el que yo tenÃa un tobillo con el grosor de un taburete.
Aquella mañana nos habÃamos estado bañando en mi playa preferida de Menorca, Macarelleta. Sobre una frágil colchoneta y más frágil aún con mi volumen, me fui remando con los brazos desde la vecina Macarella hacia Macarelleta. A la altura del acantilado que separa ambas playas, desde donde empiezas a divisar Macarelleta, una voz procedente de las alturas me dijo:
-“¿Hay mucha profundidaaaaaad?”.
-Y yo desde abajo, contesté: “No lo seee, pero habrá asà como el doble de lo que midoooo”.
-“¿Y eres muy altoooo?, me dijo el que querÃa zambullirse.
-“Pues, uno ochenta y cincooo”, le dije.
-“Entonces, ¿me tirooooo?”, insistÃa.
Y cuando le iba a decir que yo no me hacÃa responsable de que se partiera la crisma, sentà un enorme calambrazo en uno de mis tobillos que terminó bruscamente con la conversación. No sé si el tipo se tiró o no se tiró al agua, pero yo volvà a toda velocidad a la orilla, sin consumar mi desembarco en Macarelleta.
En la playa estaban mi mujer, Zaca y Carmen, que me aconsejaron orinarme la pierna, restregármela con arena y no se que otras perrerÃas. Tal vez orinarmela ellos a mi. En fin, no hice nada de aquello y como todos me decÃan que “eso no es nada”, no fui al médico hasta que la pierna era algo asà como pierna y media. Tonia, la doctora del pueblo, que era una mujer de armas tomar, encima me echó la bronca. No os imagináis lo que picó aquello y lo que se me tardó en curar. No sé con seguridad que fue, tal vez una medusa o tal vez no. No llegué a verlo.
De Es Port también me acuerdo por Richard, su dueño. Un tipo diferente con el que siempre conecté. Se decÃa que habÃa tenido allà comiendo a Lewis Hamilton, el piloto de Fórmula Uno. Las cosas de Fornells y su fantástica bahÃa.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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