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Preparar oposiciones a notarías: Charla para la XVIIIª Edición del Congreso Nacional de Estudiantes de Derecho: Ciudad Real, 13 de Marzo de 2020

Buenos días: Mi nombre es Miguel Prieto Escudero y soy Notario de Pinoso (Alicante), aunque puede que a algunos de vosotros os resulte más conocido el nombre de Justito El Notario que adopté como seudónimo al abrir mi blog a finales de 2015 (aunque Justito ya existía desde 2001, antes de terminar mis oposiciones). Yo no había hablado prácticamente de oposiciones desde 2002 (año en que las aprobé) hasta 2015. Lo cierto es que las tenía casi completamente olvidadas (en cierto sentido, claro) y creo que fue el éxito de un post que titulé “La prueba de la manta” (que está recogido en mi libro “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)”) lo que dio lugar a todo lo que me ha sucedido en estos últimos cinco años en relación con el asunto de las oposiciones y a que me esté dirigiendo hoy aquí a vosotros con motivo de esta XVIIIª Edición del Congreso Nacional de Estudiantes de Derecho (CONEDE). Doy las gracias a la organización por invitarme y al Colegio Notarial de Castilla-La Mancha por su co-patrocinio en un evento de esta categoría y por proponerme para estar aquí hoy, especialmente a su Decano, Luis Fernández-Bravo Francés, que además es compañero de promoción y amigo.

La vocación

Siempre digo que no sabría decir cuál fue el momento en que decidí preparar las oposiciones a notarías (oposiciones al título de Notario que es como se llaman desde hace unos años), pero siempre digo que tengo claro que si soy Notario es porque mi padre también lo era. Yo siempre quise ser lo mismo que mi padre. No tengo más antecedente notarial que el de mi padre. Tampoco me consta que hubiera antecedentes jurídicos en mi familia. Durante la carrera de Derecho siempre mantuve mi aspiración (mi idea) de ser Notario, aunque mi vocación probablemente surgió, como dijo uno de mis preparadores Alfonso Ventoso Escribano, antes de tener «uso de razón jurídica».

También es cierto que si yo no hubiera aprobado el quinto curso de Derecho entero en el mes de Junio de 1991, tal vez no hubiera ejecutado mi viejo plan de opositar a notarías por no considerarme suficientemente capacitado para conseguirlo. A fin de cuentas, un opositor a notarías o a registros, a abogado del Estado, a la carrera diplomática, a las carreras judicial y fiscal o a inspección de Hacienda (todas oposiciones de primer nivel) es, como me dijo un consultante de mi blog, un ochomilista, un estudiante “Champions League” que ha de estar preparado para el máximo esfuerzo. En aquel momento no estaba convencido de yo que lo estuviera.

Mi padre siempre me contaba que, para ser Notario, tendría que estudiar muchas horas durante muchos días y durante varios años y fue verdad: estudié, no muchos años, sino muchísimos (demasiados) años para conseguirlo y empleé más horas de las que nunca hubiera pensado. Precisamente por saber que no iba a ser fácil y que tendría que esforzarme y sacrificarme mucho, cuando ya estaba muy cerca de empezar a preparar las oposiciones, tuve mis dudas. Me entró miedo porque no sabía si sería capaz de conseguirlo. Al final decidí empezar, que es lo que hay que hacer para saber si eres o no capaz de conseguir lo que pretendes, y, aunque me costó mucho esfuerzo llegar a la meta, finalmente lo conseguí.

Me han preguntado en alguna ocasión si hacer prácticas en una notaría es una buena forma de animarse a preparar la oposición, una forma, a fin de cuentas, de descubrir tu vocación de ser un funcionario público (y profesional del Derecho, pues los Notarios también lo somos) “autorizado para dar fe, conforme a las leyes, de los contratos y demás actos extrajudiciales” (como dice el Artículo 1 de la Ley Orgánica del Notariado de 1862 que es, por cierto, la ley en vigor más antigua de España). La verdad es que no estoy seguro de que lo sea, aunque sí que creo que es totalmente inusual buscar la vocación por esta vía. Conozco a opositores que trabajan o trabajaban en una notaría a los que la vocación les surgió al conocer de primera mano en qué consiste nuestra actividad, pero no conozco a nadie que haya buscado premeditada o conscientemente su vocación de Notario haciendo prácticas (remuneradas o no) en una notaría. Es decir, sí que conozco casos de un empleado de notarías que se anima a intentar ser Notario, pero no conozco a nadie que comience a trabajar en un notaría para ver si descubre (o no) que le gustaría ser Notario. En cualquier caso, por probar a hacerlo y ver qué descubre uno en su interior, no pasa nada. Tal vez esta forma de aproximación al mundillo notarial sea el empujón que un candidato a Notario (aunque no sepa que lo es) necesite para decidirse. Podría estar muy bien pasar un mes o dos en una notaría en contacto directo con el Notario viendo cómo es su día a día y su minuto a minuto, presenciando los otorgamientos y las fases previa y posterior, las consultas, las visitas, las llamadas, el estudio, los horarios y la preparación de los asuntos que darán lugar (o no) a nuevas escrituras. No sé si un posible opositor resolvería su conflicto interior con un poco de reality show notarial, pero no le pasaría nada si no le ayuda a decidirse o a disipar sus dudas (incluso puede que descubra que le gusta el trabajo en la notaría sin pasar por el trance de la oposición).

La arrancada

Tomada la decisión de preparar la oposición en el verano de 1991, comencé el estudio el 26 de Septiembre de aquel año. A las pocas semanas ya dudaba de mi capacidad para conseguir el objetivo deseado, pero los meses fueron pasando y mi autoconfianza se fue reforzando poco a poco hasta llegar al convencimiento de que la meta perseguida estaba a mi alcance. Por desgracia ese convencimiento no siempre me acompañó en mi larga etapa de opositor pues flaqueé en muchas ocasiones hasta el punto de que, durante tres horribles años, estuve muy cerca de abandonar la preparación de la oposición.

Lo cierto es que son más los abandonan la preparación de las oposiciones que los que las aprobamos a pesar de lo cual yo siempre animo a intentarlo a los que se lo plantean y me preguntan por ello, aunque probarse con las oposiciones no debe ser una decisión intrascendente puesto que las decisiones iniciales (el temario, el preparador, el lugar de estudio, etc …) pueden ser condicionantes de la continuidad y del resultado final del proyecto. En mi caso, una casual decisión de mi padre en cuanto a la elección de preparador resultó fundamental en mi destino. Sin la ayuda del que acabó siendo mi preparador, mi teórica debilidad, aunque no es débil quién se prepara y lucha casi once años para lograr su objetivo, me hubiera llevado, casi con seguridad, a no conseguir el ansiado aprobado. También suelo decir al que me pregunta, que la salud física y psíquica y la tranquilidad económica son dos de los elementos clave para afrontar una oposición que (desgraciadamente) podemos tardar unos cuantos años en aprobar.

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El preparador

Me preguntan a menudo si es posible preparar sin preparador y siempre contesto que preparar sin preparador unas oposiciones como las oposiciones a notarías es, como mínimo, totalmente inusual y poco recomendable. Hay que tener un referente, una orientación, alguien que te diga cómo hacerlo o cómo hacerlo mejor, que te dosifique, que te regañe, que te cuide, que te dé palmaditas en la espalda, que te dé caña o que te relaje. No creo que haya deportistas profesionales sin entrenador. Tampoco suele haber opositores sin preparador, aunque por diversas razones (económicas fundamentalmente) no es extraño que haya quien prescinda de preparador o que no pueda permitirse tenerlo. Aclaro al respecto que también es inusual (más bien excepcional) que un Notario cobre a sus alumnos por prepararles, aunque sí que suelen satisfacerse cuotas a las academias de preparación para el mantenimiento de los locales, el pago de salarios a algún empleado, maquinaria, teléfono, o para los materiales precisos para los opositores.

El opositor es un estudiante profesional, que necesita un alto rendimiento. Sin preparador se puede estar desubicado y solitario y, además, sin compañeros de fatigas con quienes compartir el estudio y las habituales frustraciones. Yo estuve bastante solo durante la oposición y sufrí la carencia de compañeros hasta que, por fin, los tuve en la recta final de la oposición que transcurrió fuera de mi ciudad a caballo entre Valencia y Madrid. Seguramente fue un error no relacionarme antes con más compañeros.

Los temas deben “cantarse” muchas veces en la soledad del opozulo, como se llama ahora al lugar de estudio, y también al preparador. Es fundamental que alguien los escuche y corrija, que alguien nos comente sus impresiones sobre nuestro trabajo y sobre nuestra evolución semana a semana. El preparador o preparadores han de conseguir que el opositor no campe a sus anchas sin obtener resultados. No hay que dejar pasar la oportunidad de preparar con los mejores preparadores; si algo falla que sea el opositor, pero que no te falle el preparador, ni te fallen los temas. Aunque lo que influya fundamentalmente sea el individuo, si rodeas al individuo de buenos preparadores y de los mejores temas, el éxito estará más al alcance de su mano.

Yo nunca he preparado a nadie para las oposiciones, aunque cada vez piense más en dedicarme al aspecto psicológico de la oposición que creo que se descuida demasiado. Los deportistas profesionales también tienen sus psicólogos, así que ¿por qué no iban a necesitarlos los sufridos opositores a notarías que no son otra cosa que estudiantes profesionales de élite?

Errores y mejoras en la preparación

Es un error que no se cuide más el aspecto psicológico de la oposición. A mi el aspecto psicológico me acabó llevando al tratamiento médico como tengo contado en uno de los posts (y luego capítulo del libro) que más trabajo me costó escribir. Lo titulé “Doping, química y oposiciones”. También me costó hablar de los preparadores impertinentes o del compañerismo, pero nada me fue tan difícil como reconocer que tuve que recurrir a la química para superar el bache y conseguir caminar recto hacia el aprobado final.

He analizado muchas veces los errores estratégicos que mi preparador y yo pudimos cometer en la preparación. Un brillante compañero mío de la Facultad de Derecho, de esos de todo sobresaliente, no como yo que solo presumo de trece notables y doce aprobados en las veinticinco asignaturas de los cinco cursos de entonces y de aprobar un solo curso, el quinto, en la convocatoria de junio, comenzó a preparar notarías al mismo tiempo que yo. Siempre he pensado que a mi amigo le quemaron las decisiones de sus preparadores, aunque las tomaran con la mejor intención. El preparador ha de ser consciente de las fuerzas, de los recursos y de las capacidades de su discípulo. Quizá confiaron demasiado en sus iniciales aptitudes sin valorar que la oposición, según reza una de las grandes frases hechas de este mundillo, «es una carrera de fondo». Cuando uno lleva años de estudio y varias convocatorias a la espalda, no puede dejar demasiadas cosas a la improvisación, pero tampoco es conveniente improvisar al principio pues es posible que se acabe pagando muy caro. Yo oposité desde 1991 a 2002. Entre medias me dio tiempo hasta de casarme. Lo hice en 1999 con la que era mi novia desde 1991 y sigue siendo mi mujer en 2020. Fue una forma de conseguir cambios estimulantes en nuestras vidas que me dieran fuerzas para continuar estudiando una vez que mi novia ya había conseguido su aprobado en sus oposiciones a Técnico de Administración General.

Los tres ejercicios: dos orales y uno escrito (el famoso dictamen)

En realidad hay otro ejercicio más con dos partes (preparación de una escritura y matemática financiera y contabilidad), pero hace años que el tercero lo pasan los aprobados justos por lo que nadie lo suspende. Tampoco se recuerda, ni por los más antiguos, que en las oposiciones notarías no se cubran todas las plazas que últimamente están en torno a las 90 cada dos años y algunas más (sobre el 10%) para el turno de discapacitados que no se acumulan si no se cubren. Un año se celebra registros y al año siguiente notarías. Los años pares registros y los impares notarías con ejercicios que van de marzo a diciembre. El programa es común para la materia fundamental en ambas oposiciones: el derecho civil. En notarías se acompaña el civil con el fiscal (hasta los 160 temas, aproximadamente) y en registros con el mercantil. En el segundo ejercicio tenemos mercantil, hipotecario, notarial, procesal o administrativo en notarías (otros 160 temas, aproximadamente) e hipotecario, fiscal y notarial en registros. Ambos ejercicios son orales y se dispone de una hora para el primer ejercicio y de otra hora para el segundo con unos exiguos cinco minutos previos para pensar un poco en lo que tienes por delante (más bien, en mi caso, para apaciguar los nervios).

El artículo 16 del Reglamento Notarial establece en cuanto al tercer ejercicio:

“El tercer ejercicio consistirá en redactar, en el tiempo máximo de seis horas, un dictamen sobre un tema de Derecho Civil Español, Común y Foral, Derecho Mercantil, Derecho Hipotecario o Notarial, de entre los formulados por el tribunal reservadamente. Las cuestiones que se propongan en este ejercicio versarán sobre casos de derecho positivo”.

Los dos ejercicios orales, a mi juicio, se han de preparar con idénticos criteriosUn opositor veterano tiene que ser capaz de llevar todas las materias al mismo tiempo, salvo cuando el primero se encuentre ya muy cerca y convenga dejarse el segundo. Habría que procurar poner fin a la enorme descompensación que creo que existe entre el nivel de preparación del primero y del segundo ejercicio (o entre sus distintas materias) que sufren muchos opositores veteranos.

Para los ejercicios teóricos, hay diferentes sistemas de estudio. El sistema de mi preparador, se parece al llamado “sistema de bloques”. Empezabas con el tema 1 de civil y cuando terminabas la parte general (la mitad de la primera parte), continuabas avanzando por la siguiente parte y, al tiempo, empezabas a repasar por el tema 1, de manera que cuando terminabas la primera vuelta, llevabas ya una buena parte de los temas en segunda vuelta. En cuanto terminabas con el civil, te pasabas al fiscal, luego al mercantil, y luego al hipotecario y al notarial. Con este sistema aprobé el primer ejercicio en dos años y diez meses y me planté en el segundo siete meses después sufriendo, y lo dijo mi preparador (no yo), un suspenso riguroso que fue el comienzo de todos mis problemas.

En cuanto al dictamen, llevo mucho tiempo pensando que tendríamos que ser capaces de idear algún sistema para que semanalmente cada opositor dedique al temible tercer ejercicio, un poco de tiempo, para que se ponga a pensar, para que descubra lo que hay detrás de tantos artículos memorizados, para que se llegue a esos tan necesarios «¡ah¡ coxx, ahora lo entiendo» y así no perder una buena parte del poco tiempo de que se dispone para preparar el tercero. Un rato de charla jurídica semanal con el preparador tras cantar los temas podría ser suficiente. Que sale un artículo relevante, pues se comenta, se proporciona algo de material adicional para su lectura o hasta se pone un caso puramente práctico del día a día del despacho del preparador para ver si el opositor ha entendido lo que ha estudiado, para calibrar su redacción y para evitar errores garrafales. Así, semana tras semana, mes tras mes, el opositor estará preparando el dictamen y cogiendo ventaja a los demás opositores. Si hay varios opositores, sentarse a hablar de derecho con el grupo de alumnos sería importantísimo para razonar y aprender a pensar. Unos aprenderían de los otros y así irían mejorando todos juntos. Se trata de que los opositores despierten al razonamiento jurídico práctico. La o las clases semanales con el preparador habrían de adquirir una nueva dimensión a fin de tratar todo lo que sea destacable y discutible de los temas que llevamos o, al menos, del que hemos cantado esa semana a fin de irte soltando en el aspecto formal y elevando, poco a poco, el grado de complejidad de los asuntos que nos planteemos hasta terminar haciendo dictámenes de seis horas cuando llegue el momento oportuno. Sin duda que hay opositores que tienen cierta facilidad para afrontar el tercer ejercicio, pero otros que hemos sido bastante buenos con los temas, no lo somos dictaminando, por lo que es fundamental ponerse a prueba y no tener aparcado el dictamen hasta que aprobemos el segundo ejercicio. Hay que procurar afrontar el dictamen desde que uno ha terminado de estudiar el civil evitando descubrir, cuando por fin llegamos a visualizar el final de la oposición y te falta poco más o menos de un mes para examinarte del tercer y definitivo ejercicio, que dictaminar no se te da nada bien.

¿Merece la pena?

Es inevitable que a los opositores o candidatos a serlo les dé pánico y vértigo pensar en que después de tanto sacrificio puedan no tener una vida económicamente muy segura y que por ello se pregunten y nos pregunten aquello de si preparar merece la pena o si son tan malas o tan duras las oposiciones. Yo, desde luego, conforme van pasando los años cada vez tengo más claro que hice muy bien encerrándome casi once años a estudiar. Ahora me sonrío cuando oigo eso de «qué bien vives» y me río abiertamente por dentro de aquellos que me llamaban amargado. Sí, vivo bien, pero no lo hice tanto mientras estuve estudiando. Eran años en que otros, que podían haber hecho lo mismo que yo, tomaron otros caminos. Actualmente pienso y digo que «vivo como un marqués, pero trabajo como un burro» ¿o qué pensáis? ¿qué no hay seguir luego estudiando?, ¿qué no hay que lidiar con muchos impertinentes?, ¿qué no te salen toros a puerta gayola todos los días?, ¿que no tienes problemas, ni prisas, ni líos, ni gente que te quiere engañar todos y cada uno de los días que vas a trabajar? Yo hice estas oposiciones para trabajar y para trabajar duro, y, por supuesto, sabiendo que iba a ser compensado por ello.

Pero, ¿cuánto compensa? Pues compensa mucho, pero no se estila en España preguntarle a alguien lo que gana, ¿no? Yo no sé lo que ganan mis familiares, ni mis amigos, ni mi vecino del 6ºA, ni la gente que me rodea. No sé lo que gana un abogado, ni el agente inmobiliario más habitual de mi notaría o no sé lo que gana un bancario. Lo que ganan los demás es casi siempre un misterio y más aún si hablamos de un cuerpo de funcionarios compuesto por menos de 3.000 individuos que son retribuidos por arancel (pagados por sus clientes, no por el Estado) y que pueden estar destinados en Mosqueruela (provincia Teruel) que tiene 559 habitantes censados, en Pinoso (Alicante) que tiene 7.627 habitantes, o en la Milla de Oro de Madrid.

Sin embargo, os diré algo que pueda serviros para lanzaros sin preocupaciones al oficio de opositar: Yo creo que objetivamente si nos comparamos con el resto de la población española estaríamos, haciendo una media, en la parte alta de la pirámide de renta. Si nos comparamos con otros profesionales jurídicos creo que probablemente estemos también por encima de la media, pero no creo que estemos muy por encima de la media entre las llamadas profesiones liberales en generalSubjetivamente soy conformista y eso que nunca he firmado más de 1.400 escrituras en un año y el número 1.000 de protocolo no lo veo desde el año 2010. Gano suficiente, no necesito ganar más dinero (aunque evidentemente no negaré que me gustaría).

¿Notarías o registros?

Actualmente sale una plaza y media en notarías por cada una que sale en registros (90 por convocatoria, frente a los 60 de registros). La ratio en registros es peor que en notarías, pero es difícil decantar la balanza hacía uno de los dos lados, aunque tengo datos suficientes al respecto para sacar algunas conclusiones en mi libro “Nada antes que opositar (Nihil prius oppositio)” y poderos anticipar que es un buen momento, o más bien que a medio plazo va a serlo y lo seguirá siendo durante unos años, para preparar oposiciones a notarías. Hubo convocatorias de muchas plazas en los años 80 y aquellos Notarios aprobados en esa década se jubilarán en los próximos años con lo que se avecina una buena época, que creo que podría durar unos quince años, para intentar ser Notarios con más probabilidades de éxitoSería conveniente que no se corra mucho la voz…pero tened en cuenta que actualmente puede haber unos ¿1.000-1.500? opositores a notarías y registros en toda España. Comparad con la ratio de otras oposiciones. Tened en cuenta también que la media de preparación está entres seis y siete años y que la de edad de los aprobados está en torno a los 29-30 años. Actualmente y desde hace tres convocatorias aprueban las oposiciones más mujeres que hombres. Lo mismo pasa en registros y desde hace más tiempo.

El libro

Lo dijo alguien que está hoy en la sala. “Tu libro no es un libro de auto ayuda pero sin duda creo que ayudará”. Siempre me ha parecido que los libros de auto ayuda en materia de oposiciones suelen olvidar la perspectiva del fracaso, centrándose solo en el éxito, en el “todo va a salir bien” o en “el solo depende de ti conseguirlo”. Sin embargo, es mentira que todo el mundo va a aprobar (no todo va a salir bien): la mayoría de los opositores van a abandonar o a suspender sus oposiciones. El fracaso siempre ronda al opositor y a mi me rondó muy de cerca aunque espero que mi experiencia, contada en el libro, ayude (como esta charla) a sembrar la vocación notarial y a que los que opositéis no incurran en los mismos errores que cometí yo. También puede ayudaros para gestionar el abandono y saber sacar partido de lo mucho que se aprende preparando unas oposiciones como las nuestras.

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Si os parece, para terminar, podemos abrir un turno de preguntas…

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario




 

12 comentarios

  1. Amigo Justito,Pues en mi época de Facultad de Derecho(Complutense de Madrid,aunque rematé la cosa por la de Sevilla)nos juntamos varios,y a cuerpo limpio,y nos fuimos “enfrascando”el CASTAN(Derecho civil españól,comun y foral),de J.Castan Tobeñas.Pues,y en la metodología de la época,iba año tras año siguiendo los Libros del Código civil,y los programas de oposiciones de entonces respondian casi al milímetro con aquellos Temas.Y,desde luego que,desde la Cuarta Trebelianica y la Falcidia;la Tenuta y el any de plor y demás menudencias las llevabamos bordadas(y hasta el Censo enfiteutico enn Cataluña)…Y heredamientos y demás de Derecho Foral.Que los conyuges pudieran testar en mancomún,aun fuera de Aragón,era una cosa que ya sabíamos desde la Facultad.Aunque,por ejemplo,el ínclito Antonio Hernandez Gil nos dedicara en 3º un monográfico sobre la Posesión(todo un curso);con lo que,desde algunas Cátedras sería imposible hacer eso…Y,como casi todas las oposiciones se celebraban entonces en el Tribunal Supremo,ibamos por allí muchas tardes a ver ejercicios de toda índole…Recuerdo soltando temas,como auténticas metralletas a gente de cursos superiores que,con escasos dos años de acabar lla carrera ya tenían bastante opción…Y,en esos dos años posteriores,con suerte de no encontrarte contratiempos,no firmar unas oposiciones era una solemne tonteria por desperdiciar una oportunidad…Y aún casi llevando en la memoria la eterna disquisición doctrinal entre Roca Sastre y Sanz Fernandez en asuntos hipotecarios…Pero,y siguiendo aquel consejo de Henri Beyle(Stendhal)de que cada dia se leía varios artículos del Código Napoleónico(Código civil francés)y,más que por otra cosa,por la armoniosidad de su escritura,una buen contenido de Derecho positivo,lo podría hacer perfectamente asequible(sacarte las oposiciones en torno a los 25/28 años).Por lo que,solamente las circunstancias que rodeen a cada cual son las que te pueden poner los impedimentos y dificultades.Cordiales saludos.

    • Hola de nuevo:
      Creo que las tornas cambiaron un cuarto de siglo más tarde.
      Mi padre también me deslumbraba con aquellos catedráticos que le dieron clase.

      Gracias por tus aportaciones, un abrazo, Justito El Notario.

      • Hola Justito:
        Hasta me atrevo a decirte que,si te decides y animas a preparar opositores,aquí me tienes a tu entera disposición como tu ayudante y preparador.
        Aunque no te lo creas,todavía me zumban en la memoria infinidad de temas(mercantil/civil/hipotecario y notarial,de aquél libro temario de notarial de Pedro Avila…).Total,sería una simple adaptación a lo actual(especialmente a legislación/posibles conflictos interterritoriales);pues vivimos una época que ni en la estatutaria italiana desde inicios del siglo XI(o desde la Glosa de Acursio)se pudiera haber dado.
        Saludos

        • Buenas tardes:
          Los temas me dan mucha pereza y mucho miedo.
          Me animo más con el dictamen pero a mi manera, para desbrozar a los que empiezan e irlos orientando.
          Tengo un grupillo y hacemos cosas interesantes.
          Un abrazo y gracias, Justito El Notario.

  2. Exacto;pues,aunque no se deduzca “entre lineas”,yo parto de la base de un tiempo prudencial de preparación(unos 2 años).Como “opositor”,claro está.
    A lo que,si se le suman los conocimientos de la Carrera de Derecho en sí(5 años lectivos,en mi época,para la Licenciatura en Derecho),nos iríamos al menos a 3/4 años + 2= 5 ó 6 años,en los que,o se han adquirido ya los suficientes conocimientos sólidos o lo mejor sería empezar a pensar en dedicarse a cualquier otra cosa.
    Incluso,tambien hay que tener un buen principio con el Derecho Romano(en 1º de Derecho),en lo atinente a Civil…
    Por lo que,estaríamos hablando del equivalente a un auténtico Doctorado…¡¡¡(5 años).
    Mi padre(Registrador de la Propiedad)me comentó muchas veces que Federico de Castro y Bravo(Catedrático),que formó parte de su Tribunal de Oposiciones(años 40/mil novecientos cuarenta y pocos),le puso un 0…;y a mí fué un tipo que me caía muy bien,y del que aprendí casi toda la obra del profesor Emilio Betti,toda una autoridad interpretativa en Derecho Romano/civil sobre todo.
    Pero,como dice un refrán:ca uno es ca uno y sus caunás…¡¡¡
    Saludos cordiales

    • Buenas tardes:
      Si te soy sincero en la facultad aprendí poca cosa. Rudimentos básicos que solo fueron la semilla del mejor o peor jurista que soy ahora.
      Todo lo demás me lo dio la oposición. De hecho poco sé de las ramas del Derecho que abandoné al terminar la universidad.
      Entre ellas debería incluir el Derecho Romano, con aquel famoso libro de Álvaro D`ors y con Jesús Burillo de Catedrático, del conseguí aprender muy poca cosa.
      Gracias, un abrazo, Justito El Notario.

  3. Hola Justito,
    Ya te dije en anterior comentario sobre oposiciones(Notarias/Registros/Abog.Estado y demás)que yo veía mejor un Dictamen de entrada(o de apertura)del evento(que recuerdo como mi Catedrático de Derecho Penal de la Complutense de Madrid,Antonio Quintano Ripollés y su profesor titular,Diego Mosquete,calificó como 2ª Fiesta Nacional,tras las Corridas de toros…
    Dictamen de entrada lo más amplio posible,y con mezcla de todas las materias que componen el programa y de mayor a menor según la importancia de cada materia…Civil-Hipotecario-Mercantil-Fiscal-Admtvo,etc,etc.
    Yo considero,y me gusta mucho y bastante,que el Dictamen es o fundamental en la preparación.
    Y que puede clarificar la “AGILIDAD MENTAL”del opositor…
    La Revista Crítica de Derecho Inmobiliario era,en mis tiempos,una excelente manera de leer muchísimos supuestos(y tambien en forma de Recursos Gubernativos contra calificaciones registrales).
    Dictamen de entrada,de selección,de cara a los siguientes ejercicios orales;que,por cierto,considero que podrían ser más “de dialogo” entre opositor y tribunal=en forma de exposición de temas y preguntas sobre el mismo del tribunal…
    Para,y como bien pudiera haberse hecho la primera selección,tras esos ejecicios orales,pasar a la criba definitiva del Dictamen final;es decir,en el que se “hilara fino”.
    Por ejemplo:1000 opositores para 70 plazas.Tras el Dictamen inicial,selección del 50%=500
    Y,según el desarrollo de esos examenes orales,quedarse con otro 35 ó 50 %,que harían el Dictamen final.
    Por cierto,te agradecería que me dijeras,si es que lo sabes,el sistema de acceso en los paises de la U.E.
    Y en otros paises.Excepto en los que para eso con prestar una fianza es suficiente para el ejercicio de esta Función Pública.Ni en U.S.A.,en donde al parecer en algunos Estados(y según el principio del “spoil system”)tras las correspondientes elecciones legislativas y/o presidenciales,el partido ganador designa a los de su cuerda(y en el que casi cualquiera puede ser notario).
    Y a cuidarse con el Covid-19,pues ese no entiende de selección ni de dictamenes previos…,al parecer.

    Saludos

    • Buenos días¡

      No, no he estudiado los sistemas de acceso.
      El dictamen previo para opositores sin un cierto grado de preparación creo que no serviría de gran cosa, para gente con más poso de los temas es posible que sí.

      Aquí andamos al pie del cañón atendiendo lo que nos han dicho que atendamos.
      Cuídate, un abrazo, Justito El Notario.

    • Paz Crespo del Campo

      Querido Justito,fijate q t h leido este post,no no este!! q es d esa conferencia,m refiero al mismo indirectamente porque he leido dos veces tu libro y algunos capitulos hasta cuatro o cinco..Me sigue encantando..sabes porqué?porque m haces entender cosas q en su momento n m había planteado y m haces reflexionar sobre lo q fué mi oposición q si bien no logré el exito,yo creo q sé porqué y tú m has ayudado a saberlo,no me arrepiento nada..aprendí mucho muchísimo Derecho y tb d la Vida y q los valores del esfuerzo,sacrificio,tesón,renuncia,voluntad,ilusión enorme al final conducen a buen puerto aunque éste no hubiera sido el punto d atraque inicial.
      Muchas Gracias,Cuidate Mucho

      • Querida Paz:
        En las últimas semanas he aceptado varias colaboraciones.
        En de la de Ciudad Real hice una búsqueda en mi libro utilizando la palabra “preparar”. En base a ello rescaté una serie de párrafos que luego fui hilando hasta tener algo que contar que me pareciera interesante.
        En unas semanas se publicará un artículo sobre la vocación en una publicación modesta que también publicaré en el blog. En ese caso la búsqueda en mi texto la hice con la palabra “vocación”. De nuevo hilé un texto en el que hay partes exactas a como las cuento en el libro y otras completamente nuevas.

        Gracias por tus palabras que siempre me animan. Un abrazo y ánimo, Justito El Notario.

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