Bueno, estos son los últimos ajos de Rosa en activo. Después de algo más de cuarenta años, Rosa se jubilará a finales de 2020. El año que viene la tendremos con nosotros también pero ya con un nuevo estatus, porque …. “Rosa, tendrás que seguir viniendo”, porque yo te voy a seguir invitando, salvo que me haya ido de Pinoso, aunque últimamente he pensado que cuando me vaya de Pinoso (algún día … será) tenemos que seguir reuniéndonos todos aquí, el jueves de Febrero que toque, en El Timón y en las Jornadas Gastronómicas de Pinoso (Mostra de la Cuina), para comer los ajos y pasar un rato que se ha hecho imprescindible para todos en los últimos diez u once años. Como le decía a ADP el otro día, “cada año me apetecen más los ajos que el año anterior”.
Cuando pienso en un posible epitafio para mi (porque yo soy así y pienso en este tipo de cosas de vez en cuando) siempre me vienen a la cabeza dos frases. Una es un poco bestia y no la puedo decir aquí y ni tan siquiera escribir (porque esto que os estoy leyendo acaba de salir publicando en mi blog hace un momento) aunque mis hermanos que están aquí hoy la conocen perfectamente (pues era una frase de nuestro padre) y otros de los presentes también me la habéis oído pronunciar en algunas (puede que en bastantes) ocasiones. La otra frase me la dijo Rosa hace ya bastante tiempo: “Jefe, nadie sabe lo que usted hace”. Rosa sabe, porque se lo he dicho docenas de veces, lo que me consuela cuando me dice eso. Filosofamos muchas veces (casi que todos los días en realidad) sobre nuestra forma de “hacer notaría”, sobre nuestro esfuerzo por hacer las cosas bien y sobre lo poco correspondidos que nos vemos en tantísimas ocasiones a pesar de nuestro intenso trabajo en cada asunto. Esa frase es muestra de lo que ambos sentimos.
Hoy se la voy a decir yo a ella:
“Rosa, nadie sabe lo que tú has hecho”
Llevas más 40 años dedicada en cuerpo y alma a la notaría y por tanto al Notariado. Eres uno de esos oficiales de notaría a la antigua usanza, pero a la buena antigua usanza; de los que casi han hecho suyos los problemas y preocupaciones de los demás, llevándotelos contigo a la cama y hasta desvelando tus noches de insomnio. Rosa tú eres una de las personas más importantes de este pueblo en las últimas décadas aunque solo unos pocos sean capaces de verlo, de apreciarlo y de reconocértelo. Desde luego yo soy una de esas personas. Eres muy importante para Pinoso, para tu pueblo, y también lo eres para mi. Tú eres (y no exagero nada) una de las personas más importantes de mi vida. Estos doce años que llevo aquí me han cambiado profundamente. Tú has visto como me forjaba día a día. Hemos vivido tantas cosas juntos que aunque tú ya terminas tu camino profesional y yo solo estoy a la mitad del mío, formas parte, pase lo que pase, venga lo que venga, venga quién venga, de la parte buena, de todo lo que me ha sucedido estos años y, en cierto modo, de todo lo que me vaya a suceder de ahora en adelante en el resto de mi carrera profesional y eso que ha habido unas cuantas cosas malas, muchos sinsabores y unas cuantas decepciones en estos años tan difíciles en los que hemos trabajado juntos codo con codo.
Gracias. Que todo el mundo lo sepa: Rosa se jubilará a final de año y su pueblo tiene que estarle profundamente agradecido. Yo desde luego que lo estoy. Sin ti, nada hubiera sido igual.
Nota final: Algueña (Alguenya)
En la lectura de este discurso en el Restaurante El Timón, el día de su publicación, fui advertido (con todo cariño) de que había omitido algo fundamental. Tenían razón…
En mi discurso no hay ni una sola mención al otro municipio que tradicionalmente ha atendido la notaría de Pinoso, que es la notaría hacia la que sienten natural inclinación la mayoría de los habitantes de ese municipio. No hice referencia alguna a Algueña. ¡Imperdonable¡
Vaya pues la extensión de todo lo dicho para Pinoso para su pueblo hermano: Algueña.
¡Viva Pinoso y Viva Algueña¡
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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