Me dediqué hace unos meses a controlar los folletos del Consejo General del Notariado que se llevaba la gente de mi notarÃa y quiero ofrecer, desde la crÃtica constructiva, mi perspectiva como Notario de un pueblo de 8.000 almas (un perfil, por otra parte, muy habitual en la estructura del Notariado español) sobre esta forma de publicitarnos y asà divulgar nuestra especial e importante función pública.
En el mueble de la entrada donde tengo los folleticos (a razón de unos cincuenta por cada uno de los que nos llegan) tengo (tenÃa cuando comencé a escribir sobre esta idea hace unos cuantos meses) todo esto:
- Los Notarios y los derechos de los ciudadanos.
- Usted tiene derecho a elegir Notario.Â
- ¿Qué es y para qué sirve un poder notarial?
- ¿Qué tengo que hacer para crear una empresa?Â
- Los Notarios y las parejas.Â
- La innovación tecnológica de los Notarios.Â
- El papel de los Notarios en la LJV.
- Cuatro casos en los que el Notario puede ayudarle.
Junto a los folletos que nos llegan del CGN, solemos recibir los Notarios también otros de Unicef, de las Hermanitas de los Pobres, o del Legado Solidario. Lamento decirles a todos, incluido al CGN, que la gente se lleva muy pocos y que casi nadie los lee. La estrategia publicitaria por esta vÃa es, al menos en mi oficina, un absoluto desastre. Nadie pregunta luego nada ni a mis empleados ni a mà sobre su contenido, excepto en una ocasión que luego les cuento. Por otra parte, los folletos que yo recibo en mi buzón de casa o en el del despacho (que son cada vez menos) van casi inmediatamente a la basura, salvo que sean de comida a domicilio.
En fin, señores publicitarios, que yo creo que deberÃamos emplear esos buenos dineros en otras cosas que seguro que las hay y que resultan muchÃsimo más productivas.
La misma falta de interés observo por la información del tablón de anuncios de mi notarÃa: no repara en él ni el gato. Bueno, esperen, sÃ, lo leyó uno para escribir sobre la foto de un perro en una noticia sobre la capacidad sucesoria de los animales: “Es mejor que ustec”. ¡Hala!, encima cachondeo y me comparan con un perro…. aunque al menos, esta clase de información tiene para mà un nulo coste económico y me ocupa muy poco tiempo.
Mi conclusión, pasadas varias semanas controlando el movimiento folletero fue que de 200 folletos solo se habÃan llevado unos 20. El 90% de los folletos acaban en la basura cuando te aburres de verlos polvorientos hasta el punto de que llegas a tirar el de arriba para dejar encima otro más nuevo y limpio. Y esto porque no tengo wifi que, si la tuviera, el público estarÃa más embobado con sus móviles y completamente entretenido mientras le terminamos su escritura. Detecto además que los folletos que van quedando (ese 90% nada menos) no están manoseados lo que demuestra que, al menos, son buenos pero también que no se tocan, se leen y luego se dejan de nuevo en su sitio. Asà que yo creo que somos capaces de invertir mucho mejor nuestros dineros corporativos, ¿no?
Por otra parte, cuanto más especializados son, pues menos se consultan y menos aún se los llevan. ¿HabrÃa que elegir mejor los temas? ¿PodrÃa haber un grupo de Notarios que informen sobre los folletos que se cogen en nuestras notarÃas? Yo sin duda creo que sÃ. Lo malo es que luego los informantes voluntarios no informarÃan y no se podrÃan sacar conclusiones válidas. Además los informantes deberÃa estar estratégicamente elegidos (pueblos pequeñitos, medianos y grandes; ciudades pequeñitas, medianas y grandes). Tal vez se podrÃa preguntar también a cada Notario cuántos folletos quiere y enviar los que se pidan o muchos menos de los que se envÃan actualmente si no se pidiera ninguno. Una sola encuesta serÃa suficiente. En mi caso, informarÃa de que con enviarme la tercera parte serÃa más que suficiente y asà nos ahorrarÃamos dos terceras partes del dinero invertido que se podrÃa utilizar, insisto, en otros fines igualmente publicitarios o tal vez culturales (o incluso benéficos). Quizá podrÃa ser alguna publicidad institucional en blogs notariales o posts promocionados en los mismos … por poner un par de ejemplos, pero claro nos habremos topado en tal caso con el carácter privado de esas páginas y con que alguien podrÃa quejarse o poner el grito en el cielo.
También se podrÃan enviar los mismos contenidos en otros formatos para los tablones de anuncios que algunos tenemos en pasillos y salas de espera o firma o se podrÃan hacer grabaciones en vÃdeo para suministrar a los que tengan televisión en sus salas de espera con unos códigos QR – ahora que ya sabemos que sirven para las cartas de los restaurantes, seguro que puede que sirvan para algo más – para que la gente pudiera visionarios en sus móviles durante la espera o después en su casa, utilizando mensajes sugerentes y que animen a la gente, que les intriguen, que les despierten curiosidad o preocupación para que asà se animen a verlos y hasta a enviarlos a familiares y amigos de los que sepan que podrÃan estar interesados en el asunto del que traten. Por supuesto, los subtÃtulos o la grabación en diversos idiomas me parecen fundamentales especialmente en zonas como la provincia de Alicante, que es en la que se encuentra mi notarÃa, con un alto número de residentes o no residentes de paÃses extranjeros que no hablan ni entienden el español u otras lenguas oficiales.
A cambio de los folletos también podrÃan ser suficientes un par de posters para notarÃas del estilo de la mÃa. Pegados a un par de puertas o paredes y listo. La gente igualmente sacarÃa el móvil harÃa una foto o tomarÃa el QR y ojearÃa  la información en su teléfono mientras espera en la oficina o ya luego en su casa. Paralelamente su contenido se subirÃa a la web pública y a las redes sociales para mayor difusión de su contenido.
Da la sensación de que los publicistas parece que no saben lo que hace la gente en una notarÃa mientras espera y puedo asegurarles que hoy con los móviles no hay nadie leyendo nada que no sea de su propio terminal telefónico. ¿O qué hacen ellos cuando van firmar a una notarÃa? ¿leen las revistas médicas del dentista (que no se lee ni él) o un ¡Hola! revenido? ¿O se leen los folleticos de turno?
Para más inri,  la única vez en la que me han preguntado algo de un folleto (ya lo decÃa antes), fue para decirme que “en el folletico dice que el poder vale menos de lo que usted me ha cobrado”. También es mala suerte, la verdad. ¡Uno que se lo lee y se me queja!
En fin, que yo creo que el folletear se tiene que acabar y ahora con el COVID-19 con mucha más razón, ¿verdad?
Hasta otra, un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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