Voy a reunir en este post las últimas consultas que he recibido porque se me acumula el trabajo y así me pongo de golpe casi al día …
Sanctus, el opositor que trabaja
Sanctus: “Me he embarcado con una edad similar a la suya en una oposición de 90 temas. Aún no hay fecha para los exámenes aunque la intención es que sean antes del verano. El primero es escrito y el segundo es oral. Nunca he opositado así que no sé si me he planificado bien. No sé si echar toda la carne en el asador para el primer examen y luego meterme con el segundo o ir preparando también el segundo junto con el primero. También me cuesta encontrar un ritmo de estudio regular puesto que trabajo. No tengo claro cuántos temas estudiar cada semana. En fin, mi oposición no es del nivel de notarías pero me preocupa y quiero sacarla”.
Justito: Yo creo que hay que estudiarse todo el primero ejercicio y cuando llegues al final, continuar con el segundo y volver a estudiar el primero desde el principio. Cuando el examen esté cerca y valorar lo que significa “esté cerca” es lo más difícil, se abandona el segundo ejercicio y se centra uno en el primero. Haciendo esto, cuando yo abandoné el segundo por proximidad del primero, ya me había estudiado casi todo el segundo e incluso estaba en segunda vuelta de alguna materia. No se me ocurre nada mejor que aconsejarte. Estudiar y trabajar debe ser muy duro y supongo que la edad también cuenta. Ya no somos unos chavales.
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Sanctus: “Ya tengo tribunal, lo cual es un avance que interpreto en el sentido de que se aproxima la fijación de fecha para el primer examen. Entre unas cosas y otras (sobre todo, por trabajo), el caso es que no he continuado con el ritmo de estudio que me había planificado. La cuestión es que me veo un poco apurado y me surgen las dudas. Una de ellas se refiere al nivel que me exigirán para “cantar” los temas. No sé a qué me enfrento. No creo que sea igual que en notarías. Otra duda se refiere a la composición del tribunal que no tiene, en principio, nada que ver con el temario de la oposición, ya que está compuesto por técnicos de la Universidad y profesores de Derecho Fiscal y Tributario, cuando el grueso del temario es Derecho Procesal. Por último, ¿tendremos acceso al programa?; me refiero al BOE de la convocatoria para ver los enunciados de los epígrafes. En fin, que se acerca el momento y me entran todas las dudas del mundo. Yo apretaré estas semanas y lo voy a intentar con todas mis fuerzas”.
Justito: Pues, comenzando por lo último, en tu oposición no tengo ni idea. En las nuestras tienes un ejemplar del programa, papel, bolígrafo, agua, mesa y silla. Eso es todo lo que hay (en los dos orales). Entiendo que el programa estará disponible. En cuanto al nivel, mi opinión es que en notarías estamos en un nivel de exigencia digamos que sensiblemente superior. Cuando mi padre me tomaba los temas hace ya unos cuantos años se sorprendía de lo rápido que hablaba. ¡Claro¡, él se examinó cuando solo había un oral y el examen era en conjunto más corto; además las leyes, sentencias y resoluciones se han incrementado brutalmente. Ambas circunstancias unidas a más tiempo para hablar y a más cosas que decir hacen que nuestra exposición sea realmente vertiginosa. Hay que estar muy concentrado para seguirnos y tenemos que sabernos muy bien lo que estamos diciendo. En cuanto a tribunales …. tal vez podríamos desmitificarlo un poco… LA FORMA ES ESENCIAL y la sensación que uno transmite de que se lo sabe, también lo es. No “cagarla”, no decir ninguna burrada, es fundamental. Si luego completamos el tiempo y lo repartimos bien y nuestro tema gusta posiblemente hayamos conseguido el aprobado.
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Sanctus: “Querido Justito: Ayer tuve el examen escrito. Salí contento pero, a medida que transcurren las horas me asaltan las dudas. Eran dos temas a desarrollar de entre tres. Elegí los dos más largos. El primero de ellos me salió algo incompleto; el segundo, bastante mejor pero me pilló el toro del tiempo: cuando anunciaron que faltaban diez minutos tenía pendientes de desarrollar dos puntos, que escribí en plan telegrama, pidiendo disculpas al final por la letra. No sé qué penalización tendrá eso. En fin, ya te contaré”
Justito: En notarías no terminar un ejercicio no es buen síntoma. Ni en los orales, ni en el escrito, pero tampoco hay que desesperarse. La mala letra no me preocupa si lees tú, pero si no lees tú, entonces sí que puede ser un problema. Precisamente estos días me he encontrado (estoy poniendo orden en mis papeles) con el que fue mi último ejercicio práctico antes de aprobar la oposición. Tras seis horas escribiendo mi letra no era mala pero utilizaba un montón de abreviaturas (que sigo entendiendo y utilizando) pero nosotros sí que nos leemos los ejercicios con lo esto que no representa (en principio) un gran problema.
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Sanctus: “Hasta aquí he llegado. Han publicado las notas del primer examen y he suspendido. Sinceramente, me lo esperaba: el nivel de mi examen no era digno de esta oposición. Lo he intentado, sin éxito, pero he aprendido varias cosas: he fallado a la hora de confeccionar los apuntes y en la estrategia de estudio y, sobre todo, mi motivación no era la adecuada: buscaba, por un lado, “huir” del ejercicio profesional y autónomo de mi profesión, con lo que ello conlleva y, por otro, encontrar un puesto de trabajo que me ayudara a generar más pensión, finalizando mi carrera profesional en la administración. Ciertamente, creo que no “deseaba” el puesto que se ofertaba en la oposición, sino lo que tal puesto implicaba. Ahora, de momento, tengo ganas de descansar, de seguir con mi despacho y, si surge de nuevo una oposición parecida, de volver a intentarlo, por qué no. También me gustaría aprovechar esta inercia de estudio para mantenerla como hábito (te podrás preguntar, con razón, si acaso no estudio con regularidad y la respuesta es que no todo lo necesario: la profesión es un río que te arrastra, y quiero reconducirla para que deje de arrastrarme y así tomar yo las riendas). Agradezco tus respuestas y consejos, y la atención prestada”.
Justito: Lo siento. Bueno, poco más puedo añadirte pero sí que te diré que no te mortifiques, ni te desesperes. Que aprendas de esos errores (pero no te busques demasiados, ni te encasquilles en ellos). Pienso que tu motivación no era mala. Me parece que era muy correcta aunque el puesto no te fuera como anillo al dedo. Efectivamente, recupera tu ritmo de vida y trabajo y si se sale otra ocasión mira a ver si eres capaz de volver a ser estudiante una vez más. Estamos en contacto y ya sabes que te dedicaré parte de un post porque tu esfuerzo merece la pena que se cuente.
Sanctus: “La verdad es que esta experiencia me ha servido para respetar (más), a las personas que habéis hecho una oposición “de las de verdad” y para ser más humilde y no apelar a “la experiencia”: el Derecho hay que conocerlo, además de trabajarlo. Bueno, tienes razón, no debo machacarme mucho. Tengo ganas de retomar los asuntos que me esperan en el despacho, y de descansar en el verano”.
Nervus, la opositora que se pone nerviosa cuando lee
Nervus: “Llevo tres años y medio opositando y ayer tuve que ir a leer ante el tribunal el primer examen. Aunque es un examen que ya había aprobado en otra ocasión, el solo hecho de ir a la lectura, me puso completamente atacada de los nervios (y eso que iba dopada). Lo pasé fatal esperando mi turno para entrar, sentía que me mareaba, que me faltaba la respiración … Pensando en el segundo ejercicio que es oral me desmoralizo y preocupo, pues pienso que tal vez no sea capaz de enfrentarme a la situación”.
Justito: Mi problema no eran los exámenes y la lectura no me ocasionaba ningún problema salvo por el hecho de ser consciente de que lo había hecho mal o regular y de que el suspenso me acechaba. Si te soy sincero, ponerse nervioso para leer me parece una tontería. Lo hecho hecho está y solo comprendo que uno tenga nervios por hacer el ridículo si es que le salió mal, pero en caso contrario, ¿nervioso por leer? No obstante … ahora que lo pienso yo me he puesto muy pero que muy nervioso por leer en bodas y en alguna otra ocasión (como en el funeral de mi mejor amigo). ¡Que absurdo¡, tan nervioso en asuntos como esos y tan tranquilo (“entre comillas”) en asuntos graves como jugarte la vida en un examen. Quizá sea la cantidad de gente que te contempla o que mientras en esos actos públicos tienes que actuar, quedar bien y dar buena presencia, mientras que todo eso es menos importante leyendo el examen, aunque siempre hay que mostrar seguridad (así me lo decía Mac, mi preparador) y leer tu ejercicio como si estuvieras completamente convencido y no hubiera más verdad que la que has escrito (.. por eso se me pusieron los ojos como Drácula en aquella primera lectura … sabía que debía estar diciendo unas cuantas tonterías y burradas y que me suspenderían sin remisión). Así que, salvo por que sepas que lo has hecho fatal y eso influya en tu estado de ánimo y en los nervios, tienes que tomarte algo, leer mirando cada cierto tiempo al tribunal y procurando mostrarte seguro mientras lo haces, para luego despedirte y marcharte, fijándote bien en si te dicen adiós o hasta luego. Lo que es más grave es que te veas en situación similar para los orales. Para los orales aparte de doparte, la única solución que tienes es practicar. Practica sola, practica con el preparador, practica con tu perro, practica con tu abuela, con tu prima, con tu amiga, en el baño, en la piscina y en la ducha. Di a la gente que te interrumpa, que te pegue sustos. Ponte la alarma del móvil para que te salte y te fastidie. Canta cuando más nerviosa estés, canta recién tomada la pastilla o al rato. Canta delante del espejo. Disfraza a tu familia de tribunal o que se pongan en bañador y les cantas. Haz lo que sea necesario pero quítate esa preocupación de encima porque ponerte nerviosa y obsesionarte con que lo harás cuando llegue el momento no te servirá de nada (de nada más que para qué te acabe pasando). No hay trucos o no hay muchos más trucos. Cada uno es como es y por eso algunos no aprueban nunca y otros sí que conseguimos hacerlo. Domínate y olvídate YA de todo esto.
Sponsa, la novia del opositor que no sabe si seguir
Sponsa: “Mi novio suspendió el primer ejercicio de la oposición y se tomó unas semanas de descanso. Al retomar el estudio no ha conseguido motivarse de nuevo y se mortifica por haber suspendido. Lleva bastante tiempo opositando y dice que se quiere dar otra oportunidad pero que no quiere ser una carga para su familia. Tiene claro que quiere seguir opositando, pero no sabe cómo reilusionarse de nuevo. ¿Qué puedo hacer para ayudarle?”
Justito: Difícil cuestión. Cuando uno anda cerca de la media para aprobar (que está en unos siete años) aún no lleva demasiado tiempo, pero sí que lleva lo suficiente para estar ya desesperado y desanimado. Volver a estudiar es muy duro. Tras un suspenso es fácil dejárselo porque no eres capaz de volver a engancharte, pero también creo que si aguantas el tirón, te metes en la nueva convocatoria antes o después. Si tiene claro que se da otra oportunidad, que se la de. Yo que tu no interferiría, dale cancha, que haga lo que le apetezca, sin presiones de ningún tipo. Que no siga, ni se lo deje por ti, ni por nadie de su entorno. Debe ser cosa suya. El criterio de los preparadores es muy importante (deben verte capaz de hacerlo) y el expediente como opositor también. Con la alternancia registros-notarías tiene una nueva oportunidad relativamente pronto, pero yo valoraría la opción de no ir a registros y plantearse la última oportunidad en notarías, preparando todo a muerte (dictamen incluido). Mis tiempos eran otros y presentarse a las dos “no era tan sencillo”.
Tristitia, la ex opositora que cree que no ha superado su fracaso
Tristitia: “Veo que ayudas a muchos opositores a que el camino tan duro de la oposición les sea más llevadero y siempre consigues sacarles un hilo de esperanza …. enhorabuena. Mi caso es el contrario … hace unos años que dejé las oposiciones, tras una década con ellas, porque ya no podía más. Cuando lo dejé estaba sumida en una depresión. El problema es que no lo he superado todavía. Estoy enfadada conmigo misma, frustrada por no haber aprobado después de tanto tiempo, con una gran sensación de tiempo perdido, porque no he conseguido nada después del suspenso y no termino de ser feliz. Estoy con otras oposiciones, pero yo creo que no he superado mi abandono.”
Justito: “Me planteas un tema muy complicado. Tras una década estudiando, no sé cuantas convocatorias, ni cuantos ejercicios aprobados (el expediente es el expediente aunque cualquiera puede dar un petardazo al final y aprobar la oposición sin haber conseguido aprobar nunca nada) y, además, estando enferma, yo creo que tomaste la decisión correcta. Yo a partir de los 34 años (que fue cuando aprobé) no me atrevo a aconsejarle a nadie que siga, excepto:
- Que su expediente haya ido mejorando (o igualándose) con los años.
- O que haya habido circunstancias excepcionales que hayan dado lugar a suspensos digamos “inesperados” o inexplicables.
Fuera de esos casos, probablemente hay que asumirlo y dejarlo … yo animo a muchos veteranos a seguir pero llega un momento en que me cuesta verdadero trabajo hacerlo. Si te soy sincero yo tenía muchas papeletas para acabar siendo un amargado (nunca un rebotado de los que se dedican luego a criticarnos porque ellos no han podido conseguirlo), así que no sé muy bien como aconsejarte o ayudarte. Para empezar creo que mi familia y mi mujer hubieran sido fundamentales, creo que me hubiera colocado en la notaría de mi padre y creo que hubiera sido un gran oficial de notarías pues de hecho es como si actualmente lo fuera porque hago todo lo que es propio de los oficiales además de lo mío aunque, ¡claro¡, también hubiera dependido de en qué momento me hubiera dejado la oposición pues de haberlo hecho antes mi bagaje hubiera sido menos importante. Una vez trabajando en la notaría antes o después hubiera ganado un buen sueldo (porque los buenos oficiales también los ganan) y pienso que el dolor y la amargura se me hubieran ido curando… PERO NO ESTOY SEGURO … Probablemente me hubiera quedado tocado para siempre (no te puedo mentir …). Después de tanto esfuerzo no sé como hubiera asimilado tener que dejarlo. Creo que hasta me hubiera gustado irme a vivir a otro sitio y desvincularme de todo lo que había hecho hasta entonces en mi vida. A fin de cuentas hubiera querido desaparecer del mapa (geográficamente hablando). Si aprobaras las oposiciones que preparas seguro que verías la cosa de otra forma, tal vez si trabajaras en una notaría …. aunque a veces puede ser peor … pero …. estoy pensado en que TENGO QUE SER OPTIMISTA, que recurres a mi para que te anime y para que te de un consejo que te ayude a pasar página definitivamente … así que voy a procurar hacerlo.
Solo una parte (una pequeña parte) de los que aprueban unas oposiciones las hubieran aprobado de manera incuestionable e incontestablemente en cualquier momento y circunstancia. Al resto nos influyen muchas cosas. Estoy seguro de que con esos años de estudio tenías capacidad suficiente para aprobar la oposición, no con la holgura de esos pocos pero sí con tanta o más de la que puedan demostrar muchos de los que sí que aprueban. Esas circunstancias han influido en la situación en que te encuentras, en tu yo actual, pero no debes dejar que ese lastre te siga influyendo en adelante. Ponte la meta en el aprobado. Consigue un trabajo para “toda la vida”, empleáte a tope en él; no seas una más, destácate y luego disfruta del resto de las cosas porque desde la posición que todos tenemos en la vida, en la sociedad, podemos hacer muchísimas cosas para ser felices y disfrutar. Yo he optado después de aprobar por una forma de ejercicio escrupulosa de la profesión que me hace tener cada vez menos clientes. La honradez se paga muy cara, pero todo lo que hago y sobre todo el como lo hago han dado a mi vida un sentido muy diferente. Busca el tuyo … aprueba, trabaja y signifícate allí donde te toque estar ….
No sé si me he puesto demasiado filosófico…. así que recordaré para terminar la anécdota de cuándo mis compañeros José Luis y yo pensábamos que podríamos acabar haciéndonos caracolillos en el pelo o Apocalipsis Mercantil en el Metro .. ¡que cerca estuvimos en realidad en algunos momentos¡ …
“Nos reíamos a menudo José Luis, Sergio y yo con las profesiones alternativas que tendríamos de no aprobar la oposición. José Luis, parece ser (porque nunca quedó claro si eran bromas o veras) que hasta tuvo presentado su curriculum para ser operario en una fábrica de porcelanato en la provincia de Castellón, aunque nuestra profesión alternativa preferida era la de secuestrador de protocolos notariales. Curiosamente nunca pensamos en los libros del Registro, tal vez porque pesan mucho y ocupan más. No ahondaré más en la idea, no vaya a ser … Temíamos vernos haciéndonos caracolillos en el pelo o de cantantes en el Metro o recitando el Apocalipsis mercantil, pero no fue así, aprobamos los tres y dejamos atrás esta etapa de la vida que como las demás etapas pasadas ya no volverán más”.
¡Ánimo a los cuatro¡
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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Jamás se supera. Resulta sorprendente, pero es así. Tras la liberación inicial crees que la decisión de abandonar la oposición fue la correcta. Y seguro que lo fue.
Sin embargo, cuando has formado parte de ese conjunto histórico-artístico de “opositores esperanzados”, con posibilidades reales de aprobar, con una vocación -en mi caso hipotecaria- infinita, cuando has conseguido congeniar, y casi intimar, con (Don) Ramón Roca Sastre, con Chico Ortiz (claramente minusvalorado) y con tantos otros que aun veo -con sus colores y subrayados- en los folios que permanecen grabados en mis sinopsis; y, en fin, cuando te pasas la vida mirando de reojo los concursos notariales y registrales de los que un día fueron tus compañeros de sueños, sufrimientos y cervezas, de forma periódica vuelven a atormentarte las mismas dudas, idénticas pesadillas y, para qué mentir, las autoflagelaciones propias de los que fracasamos,
Cuando suspendes y lo abandonas te fallas a ti mismo, y también a toda la gente que te ha apoyado, financiado y templado los nervios en las interminables tardes de “pasillo”. Díganse novias, padres o amigos. Lo sabemos de sobra. Nunca te reprocharán tu decisión. Ahora bien, que tengas claro que nunca volverás a ser el ejemplo de nada ni para nadie. El orgullo de un marido o de un hijo Registrador de la Propiedad, Mercantil y de Bienes Muebles transmuta en cariño, boda e hijos en común, que no está mal. Pero es que la vida no iba de eso.
No se trata de elegir entre seguir siendo el “Gran Oficial” o un Registrador (sí, si, otra vez en mayúsculas, lo siento por la RAE y su paulatina degradación castrense,que ha alcanzado hasta a su “su santidad”), perezoso e indolente, depresivo o malgastador, que supongo los habrá, Se trata, en verdad, de poder firmar una simple cancelación de hipoteca, con mi mano, con la estilográfica que me había regalado mi padre para ese día. Por cierto, no sé dónde para. Mi padre no, la estilográfica. Se habrá secado, supongo. Como yo hace una eternidad.
Buenas tardes:
Tu comentario me ha tocado la fibra sensible porque yo bien podría haber estado del otro lado. Yo creo que tampoco lo hubiera superado. Tal vez hasta ni hubiera tenido esa inicial liberación, aunque la decisión también en mi caso habría sido la correcta.
La lástima es que el sistema deje fuera a gente con posibilidades y lo malo es que la deje fuera de forma completamente subjetiva pues todo depende de la decisión de esos siete hombres sin piedad que te examinan y que cometen (¡quien no lo haría¡) una veintena o treintena de errores en cada convocatoria que deja fuera a buenísimos candidatos y elige a otros que después de todo no resultan ser los mejores profesionales.
No creo que tu hayas fallado a nadie, ni que yo lo hubiera hecho. A ti mismo sí, no lo niego, pero a los demás no. Los demás quieren verte feliz y es no viéndote feliz cuando les preocupas y les fallas.
Creo que yo perfectamente podría haberte escrito a ti las líneas que tu me has escrito hoy a mi.
Gracias, saludos, Justito El Notario.
Nunca he hablado de ello. Nunca lo haré. Envalentonado por la soledad y el anonimato de un teclado, ha sido la primera y última vez.
Lo dejé a los 34 años. A la edad en que tu aprobaste. Me gustaría y reconforta pensar que en este trasvase de almas la mía fue a parar a alguien como tu.
Gracias. Un amigo, ahora sí.
Hola Jorge:
Sospecho que podríamos llevarnos bien. Tus palabras me traen ecos de un pasado del que me libré.
Ya sabes donde estoy. Gracias por tus palabras y por tu participación. Un abrazo, Justito El Notario.