¿Es el Parador Nacional de Córdoba una piscina y poco más?
Los Paradores que no están en un edificio histórico suele ofrecerte unas buenas vistas y/o un buen emplazamiento, pero el Parador de Córdoba no tiene unas buenas vistas como puede tenerlas el de Segovia, el de Toledo o el de Salamanca y está ciertamente retirado del centro de la ciudad. Imposible ir a pie al centro y más aún en pleno mes de Agosto. Así que la piscina cobra en épocas de calores gran valor en este establecimiento que también goza de otras ventajas como sus buenas instalaciones, su reciente reforma y su alejada ubicación de toda clase de bullicios y aglomeraciones.
Pero, claro, uno que se propone visitar toda la red (van 35 de 97) no puede hacer exclusiones, y cuando a mi vuelta del Alentejo/Algarve, con esos calores, me planteaba dormir en Huelva (una de las doce capitales españolas que aún no he visitado) y no encontraba un hotel con piscina en la ciudad, me decidí a desviarme un poco hacia Córdoba aunque ya la había visitado dos veces en los últimos tiempos sin alojarme (por distintas razones) en el Parador.
Llegamos un domingo casi a las cinco de la tarde. Desde la autovía al Parador fue un santiamén puesto que no había ni Blas en ningún sitio (salvo en la piscina del Parador, claro). Aparqué en la misma puerta y bajamos el enorme lío de maletas deshechas que llevábamos después de dos semanas de aquí para allá (Badajoz, Montemor-o-Novo, Portimao, Beja y Córdoba).
Las zonas comunes están estupendas y parece recientemente renovadas. En poco rato estábamos en la habitación superior que había reservado a través de la App de Paradores que siempre utilizo y que funciona de maravilla. Tenía un estupendo balcón y las comentadas vistas a la ciudad. En otro rato más ya estábamos sumergidos en la fantástica piscina disfrutando de la mejor temperatura de agua de todo el verano y de las zonas ajardinadas. Dos horas por delante de paz, relajo y remojo.
Después salimos por la city. Había bajado el calor y Rafa, un compañero que es de Lugo pero que anda por allí destinado, nos aconsejó un sito para cenar. Yo llevaba mis propias previsiones (El Churrasco, Bodegas Campos o Noor) pero un domingo de Agosto estaba casi todo cerrado, así que aceptamos la sugerencia y la gestión para la reserva de Rafa. “Es algo pijo”, nos dijo el taxista que reconocía que él nos habría llevado a otros sitios. Creo que, sin entrar el pijismo (que es siempre tan relativo) Rafa nos aconsejó muy bien. Yo le dije que queríamos un repoker cordobés para cenar: Ajo blanco, salmorejo, jamón, flamenquines y rabo de toro. Me dijo que “rabo de toro, no sé, pero de lo demás tienes seguro en el Horno de San Luis“. “Si quieres te hago la reserva”. Dicho y hecho. En pocos segundos dejamos el Parador en un taxi y nos fuimos hacia el centro. “Desde la terraza que tiene arriba verás un lateral de la Mezquita” (le faltó añadir como si fueran los linderos de una finca. “ventilador de por medio”).
Horno de San Luis
Al llegar nos tenían guardadas un par de mesas para elegir. Optamos por la de las mejores vistas, ventilador de por medio, y allí con unos platos Duralex (que no tienen nada de pijos, ¿o sí?) y de unos cubiertos de los que había en casa de mi abuela Flora cenamos ese jamón, ese espectacular salmorejo (repetimos ración), esos flamenquines de presa con queso cheddar y esos tallarines con rabo de toro con su punto picantito. Añadimos a nuestra intención inicial una botella de cava y una riquísima ensalada de melva y langostinos. Me quedé con ganas de probar el caviar de Riofrío y para el postre compartimos una creme bruleé y nos endiñamos (invitados por la casa) dos chupitos. Muy bien de precio y muy bien aconsejados en cuanto a cantidades por el camarero que nos atendió, así que pasamos un momento sensacional en este bonito restaurante en el que además se pueden tomar cocktails y copazos en un emplazamiento casi inmejorable. Gracias Rafa, muy bueno lo de la reserva a nombre de Justito El Notario.
Cogimos al salir un coche de caballos ilegal. Ilegal por la hora y por el trayecto que hasta incluyó tramos en dirección prohibida, pero como el que no sabe, no sabe, nosotros no nos enteramos de nuestra ilegalidad hasta que el taxista que nos llevó al Parador nos lo dijo. Menuda jeta que le había echado José, el cochero.
Llegamos pasada la una al Parador donde la confortable habitación nos hizo dormir hasta tarde. El desayuno es magnífico y el viaje de Córdoba a casa se hizo bastante llevadero.
Espero verme con Rafa la próxima vez que pase por Córdoba o, aún mejor, en Lugo que es su tierra, la de mi madre y la tierra en la que a mi me hubiera gustado nacer. No sé él, pero yo tengo pendiente el Arde Lucus que cualquier año de estos cae …
Me dejé por el camino otras visitas que espero poder hacer en ocasión en la que disponga de más tiempo y haga mucho menos calor. A la espera quedan Ángel González, mis amigos de Basconfer y Pedro Antonio Parejo a quien me encantaría ver en su pueblo pues tiene pinta de ser un fantástico anfitrión.
Ya en casa hubo que enfrentarse a la báscula que me ofreció malas noticias que ahora intento compensar con ciertas privaciones. Bueno, mañana es viernes y me voy a la playa …
Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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