Fueron varios los restaurantes que mi compañero de promoción y Notario de Dénia, Salvador Alborch, me recomendó hace unas semanas cuando le dije que pasaría una noche en Dénia camino de Formentera y entre ellos yo seleccioné El Raset, Peix&Brases y El Faralló del que Salva me dijo, textualmente, al saber que me decantaba por cenar unos buenos “bichos con bigotes”, que “para marisco te recomendaría, sin duda, El Faralló”. Mi amigo Olegario, ya a la vuelta, también me dijo que tenía que haber ido a El Faralló, aunque también le gusta mucho cualquiera de los otros dos.
Mi habitual hiperactividad de los últimos tiempos y el hecho de que Salva me dijera que un jueves por la noche del mes de Mayo no tendríamos problema para cenar sin una reserva poco anticipada, hicieron que no investigara a cuál de los tres me apetecía ir hasta que no estuve en el coche camino de Dénia.
Después de un día rulando por mis dos provincias favoritas y tras hacer un Cartagena-Pinoso-Pinoso-Cartagena-Cartagena-Dénia no me apetecía ir en coche a cenar y por eso descarté El Faralló que tras examinar los tres restaurantes finalistas fue el que me resultó más apetecible, pero estando algo retirado del centro y de nuestro hotel, lo descarté, quedándome con dos únicos candidatos.
A través de Tripadvisor vi que la comida de El Raset podía ser más elaborada que la del Peix&Brases y que este estaba algo más cerca que el otro del hotel, así que con esas premisas ..
Acabé decidiéndome por el Peix&Brases
Llegamos desde el hotel dando un paseo a pie. Exteriormente el local es llamativo. Tiene dos plantas que albergan dos restaurantes distintos y una barra. El de abajo se llama Mediterrasian y es más de tapas, de raciones y platos para compartir, de cocina menos elaborada. El de arriba es el Peix&Brases. Subes en el enorme ascensor acompañado por la camarera de abajo y te reciben los de arriba que te acomodan en tu mesa. Buena sala y buenas vistas a la altura de donde al día siguiente embarcaríamos hacia Formentera (a ver si me animo un día a escribir sobre los abusos de los Grimaldi, los Balearia y compañía…)
Empezamos con una cerveza y unas rosquillas con especias mientras manejábamos una carta en la que, sin excepción, todo te apetece. Difícil la elección y gran opción la de las raciones cortas que no son habituales en el Sur, ni en el Levante. Nos decantamos por el tomate con salazones y encurtidos que entra directamente al top ten de las mejores ensaladas de mi vida. Continuamos con el pulpo seco a las llamas que es un pulpo que se deja secar, se lleva a las brasas, se corta fino y se aliña con un AOVE. Espectacular.
Después vinieron las sensacionales gambas de Dénia, también a las brasas (aunque las había cocidas). Media docena de gambas servidas sobre un lecho de sal gruesa. ¡Ah!, se me olvidaba que, antes de los entrantes, hubo tres aperitivos: unas almendras con mini tacos de mojama, una gambita en crudo servida con un alga y una empanadillita de espinaca y con trocitos de gamba.
El vino que elegimos en la extensa carta, que casi no miramos, fue uno de la zona que se llamaba Ámfora. En su primera añada ha contado con una producción que lo hace un vino exclusivo: 407 botellas. Suelo poner cara a los moscateles, pero este me gustó mucho y para las características del vino, me parecieron bien los 26 euros que costaba. Terminamos con la ventresca de atún rojo y un dentón a la brasa. Nos intercambiamos los platos hacia la mitad y creo que me resulta imposible decir cuál de los dos estaba más rico.
De postre compartimos, de la mano de una copa de orujo de café y un Pedro Ximénez, una espectacular torrija. No me gusta demasiado el apio por su fuerte sabor, pero me había sorprendido tanto todo que pensé “la torrija debe estar también impresionante”. Acerté, lo estaba hasta con su apio y su ramita de hinojo. Además nos trajeron una galleta con coco o chocolate blanco, no recuerdo, unas gominolas que podías comerte con el plástico incluido y una bolitas de cocholate y unas galletitas también con pizcas de chocolates. No lo pensamos pero hubiera tenido difícil decantarme por una ginebra, si hubiéramos querido hacernos unos gintonics.
Así que todo espectacular. Fantástico momento que hace aconsejable recomendar y repetir este sitio. Uno de los mejores sitios en una (larga) temporada, con el permiso de Magoga del que pronto hablaremos. Sin vino y gambas el precio sería bien distinto … así que a los abstemios y que no le guste la gamba de Dénia la cartera les dolerá bastante menos, aunque el precio me pareció, quede claro, perfectamente ajustado a la categoría y servicio del local.
Gracias Salva.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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