Más anécdotas del dÃa a dÃa de la notarÃa (de la mÃa y de las de los compañeros).
Correctores
Esta corrección me surge escribiendo un post sobre el STI. El ordenador se empeña en cambiar descotejar por desorejar.
Siempre decimos que Hacienda nos quiere cobrar por todo y eso sucederÃa si el Impuesto de Transmisiones quedará convertido por un lapsus mental o por culpa de los correctores, en el Impuesto de Tradiciones como le sucedió a alguien que me escribÃa un mail el otro dÃa.
Rolleros
Para un dÃa que me domino y salgo pitando del despacho a las 18:06 para ir a ver a mi madre que vive en la ciudad de al lado, y tengo que ir a toparme con un cliente que, ininterrumpidamente, durante unos larguÃsimos 15 minutos, a pie de calle, con una reja de una obra de por medio, casi como si me estuviera cantando un tema, pero sin epÃgrafes, ni programa, ni compasión, me suelta un rollo sobre construcción de caminos y canales que me deja noqueado. Algunos hablan tanto, que solo necesitan oÃrse a sà mismo, no necesitan de interlocutores.
Dinero negro
Unos herederos firman su escritura, se llevan su documentación, liquidan los impuestos, se llevan la pasta del Banco y con el dinero en la mano me llaman y me dicen:
“¿Le podemos pagar la factura en dinero negro?”
¡Qué poco me deben¡
Los Notarios multiusos también nos ocupamos de controlar a los que se retrasan en pagar o no pagan. El otro dÃa saqué hoy uno de mis habituales listados quincenales para ver que tenemos pendiente de cobro y al verlo tan corto pienso:
“¡Qué poco me deben¡”
Tras mi inicial alegrÃa, inmediatamente me recorre un sentimiento de angustia. Si no me deben, es que no firmo, si no firmo, no cobro, si no cobro…Reviso el listado, porque no puede ser tan corto, tiene que haber algún error y finalmente, aliviado, lo descubro: he imprimido un mes de menos. Respiro aliviado.
¡Me deben más de lo que pensaba¡ Menos mal.
Justito nunca se enfada
Una firma tensa termina con alivio por la salida del despacho (tras el otorgamiento) de los que habÃan provocado la tensión.
Un intermediario habitual de mi notarÃa y amigo me dice:
“Casi te enfadas conmigo”.
La apoderada de la entidad que firmaba la hipoteca que seguÃa a la compraventa dice entonces:
“Justito nunca se enfada”.
“Pues me da alegrÃa que pienses eso de mÔ, le dije yo a ella.
Asà es, me da mucha alegrÃa que en estos tiempos (más aún viniendo de una bancaria) en que hacemos notarÃa, muchas veces, a cara de perro, alguien me diga eso, aunque no es verdad que no me enfade. Sà que me enfado, y creo que me enfado por culpa de que los demás se enfadan. Yo soy paciente, si detecto algún problema y paro una firma o se retrasa el otorgamiento, solo estoy pretendiendo hacer bien mi trabajo en beneficio de todos (y de mà mismo, por supuesto), pero si el de enfrente se enfada, me reconcomo por dentro y me resulta difÃcil disimular que me he enfadado.
Notarios con barraquitas
“Al salir de las oficinas públicas en Nicaragua, los Notarios tienen su barraquita, para captar a la gente que necesita de algún papeleo”, según me cuenta un cliente. Me dijo que eran como los carritos de los helados, más o menos. Enseguida me vino a la cabeza la foto que viene a continuación. Tengo aquà unas cuantas fotos más de notarÃas.
Anécdotas de los que esperan
“Hombre, Fulano, otra vez por aquÔ.
“SÃ, en el banquillo de los acusados”, responde. Y entonces se pone a hablar de la Gürthel, del Bigotes y del curso de cocina que está realizando en la cárcel y hasta del Antiguo Régimen y de la MonarquÃa Absoluta.
“Si no necesita más de mà querrÃa irme, es que estoy haciendo un curso de cocina y estábamos pochando”, dijo el Bigotes.
Y es que siempre hay excusas para todo. En la notarÃa también pasa.
Nos vemos en el Episodio XXV. Gracias por las aportaciones.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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