“Pues resulta qué fui a una farmacia donde preparan fórmulas magistrales. Como conozco al farmacéutico le pregunté que cómo se preparaba una para la acidez de estómago (las consecuencias del Manducare navideño). El farmacéutico me lo dijo y como me pareció haberlo entendido perfectamente y que era fácil de preparar, al salir de la farmacia me escribà una nota en el iPhone con la fórmula. Luego conseguà los ingredientes necesarios para prepararla recurriendo, en plan Breaking Bad, a un amigo quÃmico que tiene un pequeño laboratorio en casa y que me dejó alguno de sus utensilios. Con los ingredientes y los cachivaches de mi amigo, me preparé yo mismo la fórmula. Me ahorré lo que el farmacéutico me iba a cobrar.
En cuanto la tuve preparada, comencé a tomarla, pero el farmacéutico y mi amigo el quÃmico se habÃan equivocado al explicarme lo que tenÃa que hacer, con la consecuencia de que me produje una diarrea descomunal que me ha obligado a guardar cama dos dÃas en los que no he podido ir a trabajar. PodrÃa haberme hecho un agujero en el estómago, asà que por supuesto, me fui a la farmacia y puse al mancebo (el farmacéutico no estaba cuando fui) de vuelta y media y a mi amigo el quÃmico le he dejado de hablar, tras cantarle las cuarenta por haberme hecho perder dos dÃas de trabajo”.
IncreÃble, ¿no?
Claro, tan increÃble que es completamente falso. Me lo he inventado de cabo a rabo para extraer una moraleja de la historia que ahora les traslado a la realidad.
La verdadera historia de la fórmula magistral
Unos hermanos que heredaban a su fallecido padre, vinieron a preguntarme qué tenÃan que hacer para repartirse su herencia. HabÃa un enfrentamiento antiguo entre ellos y nunca venÃan todos a la vez. Unos venÃan un dÃa y otros lo hacÃan al siguiente.
Les explicamos que podÃan firmar o no firmar escritura, pero que habÃa que liquidar impuestos dentro de plazo y que si los liquidaban debÃa prepararse una instancia complementaria con los valores de los bienes de la herencia y un inventario de los mismos. En uno y otro caso, se les explicó que tenÃan que estar todos de acuerdo y firmar los correspondientes documentos.
Semanas después uno de los bandos regresó a la notarÃa con una carta que habÃa recibido de Hacienda. Se le informaba de que no habÃa liquidado la herencia y de que debÃan hacerlo, y de que, además, ya no tendrÃan derecho a reducciones al no haberse liquidado de una vez la totalidad de la herencia.
Resulta que con la información obtenida de la notarÃa (mi notarÃa), el otro bando habÃa preparado una instancia y cumplimentado los impresos correspondientes, pero solamente en cuanto a la parte de la herencia que pensaban les correspondÃa, omitiendo aquello que entendÃan pertenecÃa al otro bando y su correspondiente valor. No creo que actuaran por mala fe, sino más bien por pura ignorancia.
Como en mi inventada historia, venÃan a ponerme de vuelta y media y a cantarme las cuarenta por mi error, pero yo no estaba y la tomaron con uno de mis empleados al que advertÃan de que el papel (se referÃan al testamento del padre) se hizo aquà y que alguien tendrÃa que pagar por ello, que a alguien tendrÃan que llevarse por delante. Ya he avisado a su amigo el quÃmico, que me llamó para interesarse por el caso, de que si se repiten las amenazas, el asunto acabará denunciado ante la Guardia Civil.
Moraleja:Â “zapatero, a tus zapatos”
Lo de creer entender una cosa, automedicarte y que luego te salga el tiro por la culata y encima te quejes, es una cosa bastante frecuente.
Se hacen la instancia y los impresos, lo hacen mal, ¿y ahora tenemos nosotros la culpa? Ganas me dan de decir aquello de Fernán-Goméz.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
|
Buenas Justito.
siguiendo con la ‘socarroneria’,
¿Alguna vez has hecho el chiste de preguntarle a alguien:
” ¿La notarÃa?”
y que te responda:¿ “El que”?
y tu digas: ” Que va a ser, la diferencia entre un buen notario y uno cualquiera.
o también que te pregunte alguien en una conversación de estas de ascensor
“¿ oye, la notarÃa?
y tu respondas: “creeme que si, la notarÃas” ?
saludos.
Hola Curiosito.:
El segundo lo conocÃa con otra variante: “pues depende de donde me la ponga”, se contestaba a la pregunta.
El otro es de hilar más que fino, pero la respuesta desgraciadamente sà que me la conozco.
Todos estos que hicieron comentarios a este post, hubieran contestado “pero, ¿no son todos iguales?”. Ahora saben que la próxima vez no les dará igual ir a uno que a otro:
https://www.justitonotario.es/quien-paga-la-subsanacion-de-una-escritura/
Saludos y gracias, Justito El Notario.