Aprovechando que el otro día comí solo en casa y puesto que ni a mi mujer ni a mi hijo les gusta, me preparé un buen plato de hígado encebollado.
No es esta una receta al uso, pero a petición de mi amiga @_alice666 os cuento el proceso y el acompañamiento.
He descongelado en el microondas un par de filetes de hígado de ternera (el de cerdo me resulta fuerte de sabor) que compré el lunes anterior en la carnicería de El Corte Inglés y me he puesto manos a la obra.
He cortado lo más fino que se hacerlo (que no es mucho) una cebolla mediana y tres cebollas francesas sobrantes de las perdices estofadas “al estilo de mi abuela” que preparamos para el día de Navidad y las he puesto con un chorro de aceite y sal en la “sartén exprés” (esas con tapadera de cristal y salida de humos). Este tipo de sartenes fríen más lentamente y pochan mucho mejor. Cuando la cebolla ya no parecía cruda he añadido medio vaso de vino blanco. He utilizado un ribeiro ecológico comprado a mis amigos. ¿No dicen que hay que cocinar con buen vino?
Mientras que la cebolla interactuaba con el vino, he troceado el hígado y ya troceado lo he puesto debajo del grifo y luego a escurrir. Así queda limpio de sangre. Con la sangre el hígado olerá más al cocinarlo y sabrá más fuerte. Si se lava, el sabor será mucho más suave y el olor menos intenso.
A continuación he añadido el hígado crudo, con algo de sal, a la sartén. Me he planteado marcarlo en sartén aparte, pero he optado por añadirlo a la sartén con la cebolla en la que el vino ya había quedado bastante rebajado, por lo que he echado un poquito más y otro chorrín de aceite.
Cuando he visto que estaba casi listo, para espesar un poco la salsa he añadido una cucharada y media pequeña de harina. Unas vueltas y de nuevo al escurridor para separar el aceite sobrante que he reservado para añadir luego al gusto ya en la mesa.
Como no me apetecía freír patatas, me he cogido una bolsa de patatas guarnición de Papas Vidal, les he dado algo de vida en el microondas y a comer.
El acompañamiento ha sido cosa de Moraima Caíño de Adegas Moraima.
Y de postre, como decía mi amigo Eladio de los Fortunatos de Mondoñedo, “un pouco de queixo e marmelo para rematar o viño”.
Luego sofá, manta y siesta de sábado.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Una receta de tradición que no pasa de moda 😀
Acompañada de vino la tomaba siempre mi abuelo y además tenía que ser de la zona de Utiel Requena jajaja
Nosotros seguimos con la tradición, siempre la maridamos con un tinto de utiel requena que he de decir que actualmente son unos vinos de gran calidad. Espectacular combinación
Buenas tardes:
A mi me encanta. La pena es que mi mujer y mi hijo le hagan ascos al hígado¡
Me estoy viendo en Lugo en el Cinco Vigas donde lo hacían tan bien¡ Qué hambre¡
Gracias, saludos, Justito El Notario.
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