Lo primero que voy a decir es que aunque llevo años pensando (y diciendo) que en mi famoso primer dictamen suspenso, del que he hablado tantas veces en el blog, sobrábamos 3 opositores de entre los llegados al tercer ejercicio, he podido comprobar hace pocos días (y fue en la Gestoría Calvo donde me pusieron tras la pista correcta) que no éramos 3, sino 6 los sobrantes.
¿En qué momento pasé a pensar que éramos 3? No me acuerdo. No tiene importancia, pero después de haberlo mirado y remirado varias veces en mis viejos papeles pensando “no puede ser”, pensando “Calvo se han equivocado” (sabiendo que Calvo no se equivoca en estas cosas), he confirmado el error en el que estaba y he desmontado mi equivocada creencia.
Para los que no lo sepan, las Gestorías Calvo y Paniagua informaban diariamente, vía contestador automático, y por correo postal de los resultados de las sucesivas jornadas de examen. Conservo aquellas cuartillas debidamente ordenadas de todas las convocatorias a las que me presenté o firmé y a ellas he recurrido para efectuar la comprobación de la que os hablo.
Quedábamos 51 opositores
Había 45 plazas en mi Tribunal y llegamos al último obstáculo 51 opositores. Adivinad quién estaba el último por orden de puntuación …
Habéis acertado … sí, yo, yo iba el 51, empatado con el 50, aunque en el listado por orden de puntuación de la Gestoría Paniagua, que también conservo, me situaron el último por razón del número de sorteo que me había correspondido que era más alto que el de mi compañero de nota. Ambos habíamos obtenido sendos 5,01 en cada uno de los dos primeros ejercicios. Con esas mismas notas que yo, este compañero aprobó el tercero y se hizo Notario en aquella convocatoria.
Curioseando mis viejos papeles no solo he recordado que fui farolillo rojo, sino que también había nombres de grandes compañeros y hoy amigos entre los que aprobaron aquel día. Me he sorprendido viendo esos nombres, las notas bajas y las altas, posiciones, suspensos y aprobados. ¡Oye y que notazas algunos¡ Y cuanta gente conocida ahora y que no conocí entonces y cuantos que podrían haber sido mis compañeros de promoción y no lo fueron y cuantos que sí que lo acabaron siendo y cuantos suspendidos (bueno, en aquella convocatoria de tres tribunales no fuimos tantos, la verdad) y que finalmente lo acabamos consiguiendo en la siguiente o en la otra o en la de más allá.
Con una oposición en curso y aunque aún falte para el dictamen, quisiera estimular al personal con un dato crucial sobre aquellos 5 desafortunados compañeros.
¿Qué fue de aquellos 5?
En Calvo, han puesto a sus detectives a investigar y me pudieron decir que:
“La convocatoria a que te refieres es la del año 1997 en Madrid que tuvo tres tribunales. Tú estabas en el Tribunal nº 2 y en el tercer ejercicio suspendieron a 6 incluido tú y fueron estos xxxxxx. De ellos 4 sois Notarios”.
Como curiosidad añadiré que uno de aquellos 6 me quitó unos años más tarde una notaría a la que ambos aspirábamos y que se decidió por escasos puestos de diferencia en el escalafón. Ese compañero aún sigue en esa misma notaría. Yo me cambié de notaría en el siguiente concurso y me volví a cambiar a mi actual destino tres años más tarde.
Es decir que 4 de los 6, perseveramos y aprobamos. No he confirmado cuando lo hicieron los otros 3 compañeros que suspendieron conmigo y que acabaron aprobando, pero debió ser en la siguiente convocatoria de Barcelona, porque lo que sí que es seguro es que ninguno de ellos es compañero mío de promoción. Así que de 6 suspensos, 3 aprobados en la siguiente convocatoria y otro, yo, en la siguiente de la siguiente. Los otros dos, no lo consiguieron. Tampoco tengo noticia de si volvieron a intentarlo, aunque creo haberlos localizado vía Google y que ambos han ejercido o ejercen la abogacía y uno podría ser actualmente Juez sustituto.
Creo que esto demuestra bastante lo de que “el que la sigue la consigue” o “el que no sigue, seguro que no la consigue” o que “el que resiste gana” y también que hay luz (o suele haber luz) al final del túnel de la oposición, sobre todo cuando uno ha sido capaz de demostrar su capacidad de llegar previamente (en anteriores convocatorias) al ejercicio definitivo. No obstante, también conozco compañeros que nunca aprobaron un ejercicio oral hasta la oposición que resultó ser la suya en la que, obviamente, ya aprobaron todos los exámenes.
Otra conclusión del repaso a mis viejos papeles de la Gestoría Paniagua (porque yo entonces era de Paniagua) es que somos muchos (y no es que lo dudara pero no ponía tantas caras a los nombres como ahora que hace ya 17 años que soy Notario y conozco personalmente a muchos de ellos)los que lo hemos pasado fatal para conseguir aprobar. Mi vivencia no es tan especial, solamente hablo más del tema que los demás. Solo eso.
Animo a todos, especialmente a los que lo conseguiréis en la siguiente (o en “la siguiente de la siguiente” o en “la siguiente de la siguiente de la siguiente”), a continuar en el empeño.
¡Ah¡, ya no volveré más a hablar de que sobrábamos 3 y de que confiaba en no ser uno de los 3 más burros, porque evidentemente sobrando 6 me siento muuuuuucho menos mal (mucho menos burro) de lo que me he sentido todos estos años en que he estado en ese error.
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Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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