Mis habituales sabrán que se arriesgan a una contestación en forma de post cuando me hacen algún comentario o consulta que despierta mi interés, aunque he de decir que este no es un blog de consultas. El comentario que dio pie a este Bocadillo Segunda Parte (aquí está el enlace a la primera parte, “¿Es abusivo firmar una hipoteca mientras el deudor se come un bocadillo?”, que resulta de imprescindible lectura para seguir el hilo de mi entrada de hoy), lo hizo un compañero en estos términos:
“Debieras haberle echado de la notaría. A él, a su padre y al apoderado. Aunque no te traiga más hipotecas. Seguro que podrás vivir sin ellas. Pero sin dignidad en tu función, no. Yo lo he hecho. Más de una vez. Y alguna con el auxilio de las fuerzas de seguridad. Abrazo, compañero”.
Lo cierto es que cosas similares a las que este compañero me dice me las han dicho en estos días y tengo la necesidad de responderlas.
Para empezar diré que estos comentarios y opiniones tienen toda la razón en que esa conducta no debió salir impune, en que no debí permitirla, pero tuve mis motivos para hacerlo.
Mis motivos
1.- Mala relación con el apoderado
Con ese apoderado he tenido constantes choques a lo largo de casi 10 años en la plaza. Sus visitas son normalmente a cara de perro o con una tensión latente que puede convertirse en tempestad a una palabra suya o mía. No nos pasamos una el uno al otro. En cualquier momento podemos desenterrar el hacha de guerra. Ya he contado en mi blog otras batallitas con este mismo apoderado.
No hubo temor a perder esa escritura, ni a las que pudieran (o no pudieran más bien) venir más adelante. Hace años que no firmo más de 900 escrituras y, crisis aparte, se lo debo (entre otras cosas) a no encajar aquellas cosas que no me encajan y a no renunciar a mi forma de trabajar.
2.- Retraso acumulado
Además la firma iba retrasada, la del día en general y esta en particular. Esta porque se encargó con poca antelación, porque aunque el del Banco llegó más o menos a su hora, los demás (el padre y el hijo) lo hicieron mucho antes y estaban desesperados, y porque la preparación de la manuscrita (que de nuevo yo tuve que recordar que era procedente) supuso la guinda final al retraso de la firma de esta hipoteca.
Cuando hay retraso uno siempre se siente algo culpable, aunque en un alto porcentaje de casos ese retraso tenga una explicación totalmente justificada. En cualquier caso retrasarse media hora para firmar una operación de financiación hipotecaria que tendrá una duración de 20 años, resulta totalmente irrisorio, ridículo más bien.
3.- Yo no estoy para dar clases de educación
Ni siquiera estoy para dar clases de Derecho, estoy para leer y explicar mis escrituras, para dar el mejor producto en forma de escritura a mis clientes.
En una notaría no hay unas normas de educación o de comportamiento específicas ni creo que exista un derecho de admisión. El que se comportó indignamente es el sujeto en cuestión, pero su conducta no atentó a mi dignidad, atentó contra la suya. Aunque francamente, dudo que tenga mucha. El que no sepa comportarse él, no me hace indigno a mí.
Así que aguanté el tipo, tragué saliva y pasé el trago como pude, cumpliendo con mi obligación y, pasado el mal trago, poner de manifiesto con aquel post que nuestra función es a veces muy complicada, que hay mucho que matizar en el tema de la abusividad y que muchos tienen lo que se merecen, porque no tienen solución por mucho y muchos que pretendamos protegerles.
La situación tuvo algo de forzado experimento y de confirmación. En todo momento pensé si el sujeto se sentiría avergonzado o si el padre o el apoderado le dirían algo. No lo hicieron, ni yo tampoco y él no dio la sensación de avergonzarse de nada. Me hubiera gustado verle en un cuartel de la Guardia Civil o delante de un Juez o en la oficina del Banco o en la de su jefe. En cierta medida “me gustó” que sucediera. Fue un espaldarazo a la cruda realidad de cómo son algunos y que otros estamos empeñados en demostrar.
4.- Y ya no puedo más…
Cuando el maromo entró en mi despacho bocata en ristre, después de esos preliminares a cara de perro, con una lucha a brazo partido por cada objeción, detalle o comentario, francamente, ya no me quedaban fuerzas para decir nada más, no me atreví “a decir ni mú”, tiré la toalla, me quedé atónito, pensé “lo que faltaba”, “no me lo puedo creer”, “¿será capaz?” y solo pensé en el post que le iba a dedicar…
“En defensa de los Bancos”
Lo cierto es que este post del Bocadillo se ha convertido en poco tiempo en uno de los más visitados de mi blog y en parte la culpa la tiene la mención y el enlace en la web euribor.com que se hicieron en la entrada titulada “Abogado, de oficio, del mismísimo diablo. En defensa de los bancos”. En ella su autor, Carlos López, reproduce algunos párrafos de mi post. Ahora le citaré yo a él y a algunos de sus lectores.
” … Recurro al blog de un Notario, que cuenta sus experiencias (ESE SOY YO), que evidentemente estarán sesgadas por su punto de vista pero me parecen sumamente interesantes y le concederé el beneficio de la duda. Rescato algunos párrafos a modo de resumen. Básicamente trata de la firma de una hipoteca, lo que para la mayoría de los españoles es la decisión financiera más importante de su vida. Claro, que los notarios también tienen lo suyo o al menos esa es una opinión generalizada que creo expresa muy bien el comentario de un lector en esta noticia (Los notarios proponen extender su función de información al momento anterior a la firma de la hipoteca) … :
“Romperé una lanza por algunos notarios. Yo he conocido notarios como los que decís, de los de la lectura rápida y ‘vamos, vamos, vayan firmando que tengo mucho que hacer y no vamos a estar aquí toda la mañana’, de los que te cuelan unas escrituras en 80 papeles escritos con un tipo de letra ‘arial negrita 30.000’ y con márgenes de media hoja (HASTA LAS SÍLABAS….), para poderte cobrar más folios… Pero también los hay de otro tipo, de los que realmente te explican qué consecuencias tiene firmar según qué documento, te cuentan el por qué de las cosas de unas escrituras, en definitiva, te dan confianza, y de eso se trata. Por desgracia, al menos en mi caso, han sido mayoría los de la primera categoría, pero no dudéis de que también los hay de la segunda: cuando he necesitado ir yo a un notario ‘eligiéndolo’, es al que he acudido. Son estos últimos los que sí podrían hacer una labor como la que se indica en esta noticia. Incluso si me apuráis, uno de los del primer tipo, de los ‘de con prisas’, a pesar de todo, se dio cuenta de un ‘pufo’ que intentaban colarnos en una compra de un inmueble y paró la compraventa: había un error en la nota registral que cambiaba mucho las condiciones”.
Y yo, como abogado defensor de los bancos recurro la sentencia de la cláusula suelo para que al menos se analicen cuantos contratos hipotecarios hay con “migas de pan”. Porque la torta se la han llevado los bancos pero hay que reconocer que algunos clientes también se merecían una bien dada. Como conclusión se podría decir que es mejor pasar un poco de hambre el día de la hipoteca que no pasar hambre el resto de la hipoteca“.
El sesgo y el beneficio de la duda
Acepto lo del sesgo pero tendría usted que haber visto al individuo del bocadillo. Gracias por el beneficio de la duda, aunque, estimado Sr. López, sus conclusiones a mí me parece que (casi) son las mismas que las mías. En este momento que escribo hay 55 comentarios a la entrada y en ellos habría mucho que discutir, aclarar, compartir, rebatir, aceptar, etc, pero me quedo con una frase “¿a qué viene?” que se incluye en el siguiente comentario:
“Bueno es que yo no entiendo este país y a donde queremos llegar, hay una sentencia que declara nula esta cláusula y a mi parecer es que no hay nada más que hablar. ¿A qué esperan a devolver el dinero? El ejemplo anecdótico del bocadillo no lo entiendo “a que viene”, sinceramente no creo que mucha gente se coma un bocadillo mientras firma una hipoteca. Si una sentencia judicial obligara a los clientes a pagar mas por su hipoteca ya os digo yo que al mes siguiente lo tendríais reflejado en la cuota pero como tiene que devolver lo que hemos pagado pues hacen eso tan español del “Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita”. Yo creo que la mayoría de gente que firmo una hipoteca intento informarse pero bueno en todo caso el banco tendría que haber dado esa información lo mas detalladamente posible y no solo no informaron sino que ocultaban la información deliberadamente hasta el ultimo momento”
¿A qué viene todo este lío por el bocadillo?
Pues viene a que el individuo del bocadillo es la máxima expresión que he tenido hasta ahora de lo ignorante y patán que puede ser alguien que está hipotecando la casa de su padre para 20 años. Desde este memo integral hasta aquellos que no prestan la mínima atención, están enfadados porque tienen prisa o al niño en el colegio o el coche mal aparcado o cita en el médico o en la peluquería y les importa muy poco lo que están oyendo, hay un enorme abanico de gente que no dio, ni da, ni dará nunca importancia suficiente a un acontecimiento de vital importancia como es la compra e hipoteca de la casa de su vida. Muchos, muchísimos, aceptan lo que les dijo el Banco y solo ven la notaría (y al Notario) como el último obstáculo, el último impedimento, para comprar su casa y que les den su dinero. Algunos, como luego se ha visto, han cometido muchos errores (han cometido los errores de sus vidas) que quieren imputar a los que no somos culpables de ellos.
A eso viene y si no se es capaz de apreciar con un ejemplo anécdotico como el del bocadillo que hay muchos, muchísimos casos, que no son tan anecdóticos o exagerados, no se entenderá la verdadera dimensión de este problema.
A pesar de todo, esto mi padre no lo hubiera consentido y no me queda más remedio que decir aquello de “cómo está el patio” o mejor aún “¡joder, que tropa¡”.
Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario
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Esto de comerse un bocadillo en la oficina del notario, parece más bien una provocación que otra cosa. No se, lo procedente -creo- habría sido mandarle a freír gárgaras. No se me ocurre un supuesto mayor de pésima educación, no sólo contra Vd, sino contra toda su oficina.
Estimado Carlos:
El individuo no llegaba ni a eso. Era un pobre ser y mi agotamiento ante situaciones frecuentes de tensión con los mismos de siempre, fue el motivo de mi desfondamiento ante la situación que viví pensando en el post que le iba a dedicar al merluzo (finalmente fueron dos). Tiene toda la razón. Saludos y gracias, Justito El Notario.
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