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Turín, de Piazza en Piazza, finales de septiembre de 2024

 

El segundo día completo de nuestra estancia en Turín pensé que podíamos coger un taxi hasta el Monte dei Capuccini para disfrutar de buenas vistas de la ciudad desde el otro lado del río Po. La basílica de Superga está algo lejos y nos haría perder toda la mañana ir hasta allí, así que optamos por Capuccini y por volver a pie hacia el centro desde allí. Hacía un día fabuloso muy bueno para ir a Superga según nos dijo el taxista que nos llevó desde el NH hasta nuestro destino.

Ya me había dado cuenta en nuestro largo paseo de 12 km del día anterior que había numerosas plazas en la ciudad y sugerí a la doctoressa que fuéramos caminando de una a otra con los altos en el camino que fueran pertinentes aprovechando el fantástico día que se nos había puesto por delante (tan bueno como el anterior y el siguiente).

La primera que salió a nuestro paso fue la Piazza Grande Madre di Dio donde se encuentra la iglesia del mismo nombre en la que se celebraba una boda en aquellos momentos. Tras chafardear un rato y observar las costumbres locales en las celebraciones nupciales, cruzamos el Po por el puente Vittorio Emmanuele y desembocamos en la Piazza Vittorio Veneto. Desde allí, desde su fondo, puede pasaeare la vía Po que te lleva hasta la zona del Palacio Real de Turín con sus soportales repletos de tiendas y negocios diversos de hostelería. A mi Vittorio Veneto me recordó al Terreiro do Paço de Lisboa aunque la plaza turinesa es alagarda y la lisboeta bastante cuadrada. Quizá, en el fondo, solo se parecen en que tienen un lado abierto a un río importante: el Po la de Turín y el Tajo la de Lisboa.

Pero no optamos por la vía Po. De nuestra segunda plaza nos fuimos a la tercera: la Piazza María Teresa  y luego, a escasa distancia, a la Plaza Cavour, una plaza en desnivel y de caprichosa forma que sin solución de continuidad te llevaba a otra muy despejada que se llama Aiuola Balbo. Tras esta subimos un poco para encontrarnos con la Piazzale Valdo Fusi donde se encuentra una conocida cervecería (Baladin) que, una verdadera lástima, solo habría por la tarde noche así como el modesto edificio de la Bolsa de Turín.

Hubo que andar un poco más para llegar a la siguiente que fue la mega plaza de Carlo Felice a la que tiene su frente la Estación de tren de Porta Nuova y que en el centro tiene un jardín rodeado por una verja en el que se celebraba ese sábado un mercado agrícola con productos artesanos diversos. Esta plaza comunica por el norte con la vía Roma, la principal arteria comercial en cuanto a marcas internacionales y nacionales de la ciudad y  que está flanqueada a derecha y a izquierda por otras dos plazas que se llaman la Plaza Luigi Lagrange (la de la derecha) y la Plaza Caleocapa (la de la izquierda) con sus monumento a los personajes que les dieron nombre (Luigi Lagrange y Pietro Paleocapa). En esta última hicimos un alto en el camino para tomarnos una cerveza.

Después continuamos hasta la monumental Plaza San Carlo dejando el resto del recorrido programado para el día siguiente. Sin embargo, en nuestro camino hacia el Quadrilátero buscando una pizzería para comer aun nos quedaba encontrarnos con una plaza más: la Plaza Sorrentino que ya nos dejó al borde de las calles más estrechas del barrio más histórico de la ciudad.

 

 

 

El día siguiente completamos el circuito que comenzamos en la plaza Carlo Emmanuele II que me pareció entender que la llamaban Piazza Carlina. Allí cogimos un tranvía “histórico” que hace una ruta estupenda por buena parte de la ciudad y que nos dejó en el mismo sitio. Tras la vuelta nos dirigimos a la Piazza Carlo Alberto donde se encuentra el Museo del Resurgimiento y que conduce, a través del patio de este, a la plaza Carignano donde está la Gelatería Pepino y hace lateral el Museo Egizio que habíamos visitado en nuestro primera tarde en Torino.

Para terminar nos dirigimos a la vía Po, y tras un incidente que cuento en otra entrada sobre el viaje, atravesé solo por última vez la Piazza Castelo, la Piazza Reale y la Piazza del Duomo que confluye con la Porta Palatina que a su vez permite llegar a pocos pasos a la enorme Plaza de la República.

Seguro que habrá unas cuantas plazas pero en dos días y medios creo que nos fuimos bien servidos de ellas.

 

 

Hasta otra. Un abrazo. Justito El Notario. @justitonotario




 

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